Llegada de la onda tropical 15 ocasionará lluvias en el estado

Oaxaca de Juárez, Oax. 21 de julio de 2023.- La Coordinación Estatal de Protección Civil y Gestión de Riesgos (CEPCyGR) informa que debido al pronóstico emitido por la Comisión Nacional del Agua (Conagua) se prevén lluvias moderadas a fuertes acompañadas de posible actividad eléctrica y rachas de viento en zonas de tormenta debido a la llegada de la onda tropical número 15 a la entidad oaxaqueña.

En tanto, para la Sierra Sur, Cuenca del Papaloapan y Sierra de Juárez se esperan lluvias puntuales fuertes acompañadas de actividad eléctrica.

En los Valles Centrales, Sierra de Flores Magón, Mixteca, Istmo y Costa  se podrían presentar intervalos de chubascos y lloviznas escasas sin descartar la posibilidad de tormenta eléctrica. En el Golfo de Tehuantepec prevalecerán las rachas de viento de 20 a 35 kilómetros por hora.

Mientras que en zonas montañosas aumentarán las áreas de niebla que pueden reducir la visibilidad, por ello se recomienda a las y los conductores moderar su velocidad y tener listas sus luces de emergencia.

Durante el día se esperan condiciones de cielo despejado a medio nublado con ambiente fresco a muy caluroso, mientras que en horas de la tarde o noche se espera el desarrollo de algunos nublados.

Las temperaturas para este día son las siguientes:

● Valles Centrales, mínima de 14 y máxima de 31 grados.

● Istmo de Tehuantepec, mínima de 20 y máxima de 39 grados.

● Cuenca del Papaloapan, mínima de 19 y máxima de 36 grados.

● Costa, mínima de 22 y máxima de 35 grados.

● Mixteca, mínima de 14 y máxima de 32 grados.

● Sierra de Flores Magón, mínima de 18 y máxima de 32 grados.

● Sierra de Juárez, mínima de 8 grados y máxima de 26 grados.

● Sierra Sur, mínima de 12 y máxima de 28 grados.

 

La CEPCyGR exhorta a la población a tomar precauciones y seguir las recomendaciones de Protección Civil y Capitanías de Puerto; así como mantenerse informado a través de los medios y redes sociales oficiales: Facebook @CEPCYGRGobOax y Twitter @CEPCyGR_GobOax.

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Llegada de la onda tropical 15 ocasionará lluvias en el estado

Oaxaca de Juárez, Oax. 21 de julio de 2023.- La Coordinación Estatal de Protección Civil y Gestión de Riesgos (CEPCyGR) informa que debido al pronóstico emitido por la Comisión Nacional del Agua (Conagua) se prevén lluvias moderadas a fuertes acompañadas de posible actividad eléctrica y rachas de viento en zonas de tormenta debido a la llegada de la onda tropical número 15 a la entidad oaxaqueña.

En tanto, para la Sierra Sur, Cuenca del Papaloapan y Sierra de Juárez se esperan lluvias puntuales fuertes acompañadas de actividad eléctrica.

En los Valles Centrales, Sierra de Flores Magón, Mixteca, Istmo y Costa  se podrían presentar intervalos de chubascos y lloviznas escasas sin descartar la posibilidad de tormenta eléctrica. En el Golfo de Tehuantepec prevalecerán las rachas de viento de 20 a 35 kilómetros por hora.

Mientras que en zonas montañosas aumentarán las áreas de niebla que pueden reducir la visibilidad, por ello se recomienda a las y los conductores moderar su velocidad y tener listas sus luces de emergencia.

Durante el día se esperan condiciones de cielo despejado a medio nublado con ambiente fresco a muy caluroso, mientras que en horas de la tarde o noche se espera el desarrollo de algunos nublados.

Las temperaturas para este día son las siguientes:

● Valles Centrales, mínima de 14 y máxima de 31 grados.

● Istmo de Tehuantepec, mínima de 20 y máxima de 39 grados.

● Cuenca del Papaloapan, mínima de 19 y máxima de 36 grados.

● Costa, mínima de 22 y máxima de 35 grados.

● Mixteca, mínima de 14 y máxima de 32 grados.

● Sierra de Flores Magón, mínima de 18 y máxima de 32 grados.

● Sierra de Juárez, mínima de 8 grados y máxima de 26 grados.

● Sierra Sur, mínima de 12 y máxima de 28 grados.

 

La CEPCyGR exhorta a la población a tomar precauciones y seguir las recomendaciones de Protección Civil y Capitanías de Puerto; así como mantenerse informado a través de los medios y redes sociales oficiales: Facebook @CEPCYGRGobOax y Twitter @CEPCyGR_GobOax.

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Oaxaca de Juárez, Oax. 21 de julio de 2023.- La Coordinación Estatal de Protección Civil y Gestión de Riesgos (CEPCyGR) informa que debido al pronóstico emitido por la Comisión Nacional del Agua (Conagua) se prevén lluvias moderadas a fuertes acompañadas de posible actividad eléctrica y rachas de viento en zonas de tormenta debido a la llegada de la onda tropical número 15 a la entidad oaxaqueña.

En tanto, para la Sierra Sur, Cuenca del Papaloapan y Sierra de Juárez se esperan lluvias puntuales fuertes acompañadas de actividad eléctrica.

En los Valles Centrales, Sierra de Flores Magón, Mixteca, Istmo y Costa  se podrían presentar intervalos de chubascos y lloviznas escasas sin descartar la posibilidad de tormenta eléctrica. En el Golfo de Tehuantepec prevalecerán las rachas de viento de 20 a 35 kilómetros por hora.

Mientras que en zonas montañosas aumentarán las áreas de niebla que pueden reducir la visibilidad, por ello se recomienda a las y los conductores moderar su velocidad y tener listas sus luces de emergencia.

Durante el día se esperan condiciones de cielo despejado a medio nublado con ambiente fresco a muy caluroso, mientras que en horas de la tarde o noche se espera el desarrollo de algunos nublados.

Las temperaturas para este día son las siguientes:

● Valles Centrales, mínima de 14 y máxima de 31 grados.

● Istmo de Tehuantepec, mínima de 20 y máxima de 39 grados.

● Cuenca del Papaloapan, mínima de 19 y máxima de 36 grados.

● Costa, mínima de 22 y máxima de 35 grados.

● Mixteca, mínima de 14 y máxima de 32 grados.

● Sierra de Flores Magón, mínima de 18 y máxima de 32 grados.

● Sierra de Juárez, mínima de 8 grados y máxima de 26 grados.

● Sierra Sur, mínima de 12 y máxima de 28 grados.

 

La CEPCyGR exhorta a la población a tomar precauciones y seguir las recomendaciones de Protección Civil y Capitanías de Puerto; así como mantenerse informado a través de los medios y redes sociales oficiales: Facebook @CEPCYGRGobOax y Twitter @CEPCyGR_GobOax.

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Edith Bernabé, la joven científica de Oaxaca que lucha para curar la tuberculosis

EL UNIVERSAL

Oaxaca de Juárez.— Los duraznos, los cerezos, los ciruelos y las plantas ornamentales que sembraban sus abuelos rememoran la infancia de Edith Bernabé Pérez, joven científica oaxaqueña cuyas investigaciones en genética y clonación arrojan resultados positivos encaminados a la creación de un nuevo antibiótico capaz de curar la tuberculosis.

Sus estudios, además, muestran que la proteína que ha desarrollado también tiene efectos antimicrobianas en el streptococcus, bacteria que causa enfermedades como faringitis, neumonía, infecciones de la piel y de las heridas, entre otras, y en el staphilococcus, bacteria que ocasiona infecciones en la sangre, en la piel, los huesos y los pulmones.

La relevancia de sus estudios por encontrar un antibiótico para curar la tuberculosis se fundamenta en que la bacteria que la provoca cada vez adquiere mayor resistencia hacia los medicamentos que existen, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en 2017 publicó una lista de las principales bacterias que se encuentran en un nivel crítico porque representa un problema de salud pública que si no se atiende podría convertirse en una pandemia.

Oaxaca de Juárez.— Los duraznos, los cerezos, los ciruelos y las plantas ornamentales que sembraban sus abuelos rememoran la infancia de Edith Bernabé Pérez, joven científica oaxaqueña cuyas investigaciones en genética y clonación arrojan resultados positivos encaminados a la creación de un nuevo antibiótico capaz de curar la tuberculosis.

Sus estudios, además, muestran que la proteína que ha desarrollado también tiene efectos antimicrobianas en el streptococcus, bacteria que causa enfermedades como faringitis, neumonía, infecciones de la piel y de las heridas, entre otras, y en el staphilococcus, bacteria que ocasiona infecciones en la sangre, en la piel, los huesos y los pulmones.

La relevancia de sus estudios por encontrar un antibiótico para curar la tuberculosis se fundamenta en que la bacteria que la provoca cada vez adquiere mayor resistencia hacia los medicamentos que existen, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en 2017 publicó una lista de las principales bacterias que se encuentran en un nivel crítico porque representa un problema de salud pública que si no se atiende podría convertirse en una pandemia.

En el caso de la tuberculosis, las cifras son alarmantes, a lo que se suma que se trata de una enfermedad que se extiende en diferentes continentes, principalmente en Asia y en África, pero también en América. En el mundo aproximadamente 4 mil personas mueren al día a causa de esta enfermedad y 700 más se enferman diariamente.

En Oaxaca, por ejemplo, se han reportado 760 casos sólo en lo que va de 2023.

“La tuberculosis es una de las bacterias más antiguas que no ha podido ser erradicada. Actualmente, sí existen antibióticos para tuberculosis; sin embargo, esta bacteria se está volviendo cada vez más resistente porque los medicamentos ya no pueden matarla”, explica la científica oaxaqueña.

Su historia

Edith Bernabé Pérez nació en San Martín Huamelulpan, una población de Tlaxiaco en la región Mixteca de Oaxaca. Su infancia, relata, la vivió con sus abuelos, porque su madre debía trabajar.

“Fue una infancia bonita para mí, siempre estuve alrededor del campo. Siempre me han gustado mucho los árboles, las plantas. Mi familia se dedicaba a la agronomía y yo estuve presente en todos esos procesos”, comentó la científica.

La química, la biología y la ciencia le atrajeron desde sus estudios básicos, y le gustaba participar en los proyectos de ciencia, elaborar maquetas de la célula y las observaciones en el microscopio.

Pero fue hasta el bachillerato que Edith decidió dedicarse a la ciencia. Su intención, recuerda, era estudiar biotecnología o ingeniería genética, pero ante sus posibilidades económicas decidió estudiar Ingeniería Química en el Instituto Tecnológico de Oaxaca (ITO), donde la materia de microbiología fue clave para decidir y persistir en estudiar genética y biotecnología.

“Venir de una comunidad donde no se cuenta con todos los recursos desde un inicio me ha llevado a tener que emigrar, primero hacia la ciudad de Oaxaca, donde estudié en el Instituto, y posteriormente realizar otros contactos con otros investigadores”, dijo.

Con ese camino trazado, la joven comenzó a realizar estancias académicas en instituciones de prestigio, como el Laboratorio de Genética del Desarrollo del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional en Irapuato, el Laboratorio de Diagnóstico Molecular de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, el Laboratorio de Síntesis y Secuenciación de ADN de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Laboratorio de Ecología Molecular de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, el Laboratorio de Microbiología del ITO y en el Laboratorio Open-Lab. Hoy, todas ellas son colaboradoras de su investigación para curar la tuberculosis.

“El primer contacto que he tenido fue con un laboratorio que se llama Open-Lab de la Ciudad de México. Ellos fueron los primeros con los que interactúe para poder tomar cursos, conocer que había programas como clubes de ciencia donde podía integrarme e ir adquiriendo nuevos conocimientos de estas nuevas tecnologías que aquí en Oaxaca no las tenemos. Ese fue el primer encuentro para poder salir hacia otros lugares para poder expandir un poco más los conocimientos y afrontar estas limitantes”, comentó Edith.

Actualmente tiene la maestría en Desarrollo Regional y Tecnológico por el ITO y el doctorado en Biomedicina Experimental por la UABJO.

Al preguntarle cómo fue que una mujer indígena pudo abrirse paso en el mundo de la ciencia, Edith comentó que todo el proceso ha sido difícil, dado que, por el hecho de ser mujer e indígena, todo ha sido muy limitante.

“Ha sido difícil. Si enfocamos hacia otras comunidades, las mujeres no tienen esa posibilidad de poder salir, es más, muchas mujeres ni siquiera saben que pueden estudiar una maestría o un doctorado, no saben que pueden ser financiadas por parte del Conhacyt para abrirse hacia el mundo de la investigación.

“Ha sido muy limitante en el sentido de ser mujer y ser indígena. A mí sí me gustaría que todo este conocimiento que se genera en el área de investigación, y más que conocimiento, todas estas oportunidades que a mí se han dado en el trayecto sí poder compartirlas, llevarlas hasta esas comunidades más indígenas que la mía, donde sí se hablan las lenguas y se mantiene su cultura, que por lo menos conozcan, sepan, que hay algo más fuera de esa comunidad para que se puedan desarrollar en el ámbito de la ciencia y la tecnología, en idiomas, en diversas cuestiones”, dijo Edith.

El nacimiento de una cura

La bacteriocina, proteína antibiótica que Edith Bernabé Pérez ha encontrado en sus investigaciones, nace de una bacteria que vive en el suelo y fue aislada de la rizosfera del maíz. En ella se encontró que generaba un halo de inhibición, es decir, que mataba a todos los microorganismos a su alrededor y por ello dedujo que podía funcionar como un antibiótico.

Fue así como la joven científica oaxaqueña inició el proceso para clonarla: “La manipulamos, le extraemos el ADN con diferentes técnicas de laboratorio, con reactivos que nos permiten poder separar ese material, y ya que la tenemos pura la podemos usar para diferentes fines; uno de ellos es clonarla”.

Cuando Edith habla sobre sus hallazgos se tiene la certeza de que se está escuchando a una experta. Así lo indica la seguridad de su voz y la elección precisa de cada una de sus palabras.

“Este material genético se corta con unas tijeras y es el que se codifica para la bacteriocina, para el antibiótico; entonces, lo saco y lo meto un receptor que me sirve para que lo integre en su genoma. Ya que lo tengo dentro me permite estudiarlo”, narra entusiasmada.

En estos meses, Edith ha realizado también la evaluación de la proteína sobre cepas de streptococcus y staphilococcus, algunos provenientes de alimentos y de otra bacteria resistente a antibióticos, donde han tenido resultados efectivos.

Con la tuberculosis actualmente está realizando la evaluación sobre 20 aislados clínicos, lo cual tarda por lo menos tres meses en crecer. Desde el día uno de la inoculación hasta saber si funciona, el proceso tarda aproximadamente tres meses. “Ahorita nos encontramos en la fase de evaluación. Sin embargo, con otros aislados sí hemos podido ver la actividad inhibitoria”, dijo

Edith sabe que los resultados de su trabajo son esperanzadores, un diagnóstico que es compartido por una decena de expertos que participan junto con la oaxaqueña en las investigaciones, como la doctora Simpson Williamson June Kilpatrick del Laboratorio de Genética del Desarrollo del Cinvestav, la doctora Lucía Martínez de la UABJO, el doctor Paul Gaytán Colín del Instituto de Biotecnología de la UNAM, Verónica Quintero Hernández del Laboratorio de Ecología Molecular Microbiana y Luis Javier Toledo Flores del Laboratorio de Microbiología del ITO, entre otros.

Todos ellos esperan que una nueva cura contra la tuberculosis esté por asomarse y corone todos los años de trabajo que iniciaron con la curiosidad de aquella niña que creció entre duraznos y cerezos en la Mixteca oaxaqueña.

Edith Bernabé, la joven científica de Oaxaca que lucha para curar la tuberculosis

EL UNIVERSAL

Oaxaca de Juárez.— Los duraznos, los cerezos, los ciruelos y las plantas ornamentales que sembraban sus abuelos rememoran la infancia de Edith Bernabé Pérez, joven científica oaxaqueña cuyas investigaciones en genética y clonación arrojan resultados positivos encaminados a la creación de un nuevo antibiótico capaz de curar la tuberculosis.

Sus estudios, además, muestran que la proteína que ha desarrollado también tiene efectos antimicrobianas en el streptococcus, bacteria que causa enfermedades como faringitis, neumonía, infecciones de la piel y de las heridas, entre otras, y en el staphilococcus, bacteria que ocasiona infecciones en la sangre, en la piel, los huesos y los pulmones.

La relevancia de sus estudios por encontrar un antibiótico para curar la tuberculosis se fundamenta en que la bacteria que la provoca cada vez adquiere mayor resistencia hacia los medicamentos que existen, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en 2017 publicó una lista de las principales bacterias que se encuentran en un nivel crítico porque representa un problema de salud pública que si no se atiende podría convertirse en una pandemia.

Oaxaca de Juárez.— Los duraznos, los cerezos, los ciruelos y las plantas ornamentales que sembraban sus abuelos rememoran la infancia de Edith Bernabé Pérez, joven científica oaxaqueña cuyas investigaciones en genética y clonación arrojan resultados positivos encaminados a la creación de un nuevo antibiótico capaz de curar la tuberculosis.

Sus estudios, además, muestran que la proteína que ha desarrollado también tiene efectos antimicrobianas en el streptococcus, bacteria que causa enfermedades como faringitis, neumonía, infecciones de la piel y de las heridas, entre otras, y en el staphilococcus, bacteria que ocasiona infecciones en la sangre, en la piel, los huesos y los pulmones.

La relevancia de sus estudios por encontrar un antibiótico para curar la tuberculosis se fundamenta en que la bacteria que la provoca cada vez adquiere mayor resistencia hacia los medicamentos que existen, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en 2017 publicó una lista de las principales bacterias que se encuentran en un nivel crítico porque representa un problema de salud pública que si no se atiende podría convertirse en una pandemia.

En el caso de la tuberculosis, las cifras son alarmantes, a lo que se suma que se trata de una enfermedad que se extiende en diferentes continentes, principalmente en Asia y en África, pero también en América. En el mundo aproximadamente 4 mil personas mueren al día a causa de esta enfermedad y 700 más se enferman diariamente.

En Oaxaca, por ejemplo, se han reportado 760 casos sólo en lo que va de 2023.

“La tuberculosis es una de las bacterias más antiguas que no ha podido ser erradicada. Actualmente, sí existen antibióticos para tuberculosis; sin embargo, esta bacteria se está volviendo cada vez más resistente porque los medicamentos ya no pueden matarla”, explica la científica oaxaqueña.

Su historia

Edith Bernabé Pérez nació en San Martín Huamelulpan, una población de Tlaxiaco en la región Mixteca de Oaxaca. Su infancia, relata, la vivió con sus abuelos, porque su madre debía trabajar.

“Fue una infancia bonita para mí, siempre estuve alrededor del campo. Siempre me han gustado mucho los árboles, las plantas. Mi familia se dedicaba a la agronomía y yo estuve presente en todos esos procesos”, comentó la científica.

La química, la biología y la ciencia le atrajeron desde sus estudios básicos, y le gustaba participar en los proyectos de ciencia, elaborar maquetas de la célula y las observaciones en el microscopio.

Pero fue hasta el bachillerato que Edith decidió dedicarse a la ciencia. Su intención, recuerda, era estudiar biotecnología o ingeniería genética, pero ante sus posibilidades económicas decidió estudiar Ingeniería Química en el Instituto Tecnológico de Oaxaca (ITO), donde la materia de microbiología fue clave para decidir y persistir en estudiar genética y biotecnología.

“Venir de una comunidad donde no se cuenta con todos los recursos desde un inicio me ha llevado a tener que emigrar, primero hacia la ciudad de Oaxaca, donde estudié en el Instituto, y posteriormente realizar otros contactos con otros investigadores”, dijo.

Con ese camino trazado, la joven comenzó a realizar estancias académicas en instituciones de prestigio, como el Laboratorio de Genética del Desarrollo del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional en Irapuato, el Laboratorio de Diagnóstico Molecular de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, el Laboratorio de Síntesis y Secuenciación de ADN de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Laboratorio de Ecología Molecular de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, el Laboratorio de Microbiología del ITO y en el Laboratorio Open-Lab. Hoy, todas ellas son colaboradoras de su investigación para curar la tuberculosis.

“El primer contacto que he tenido fue con un laboratorio que se llama Open-Lab de la Ciudad de México. Ellos fueron los primeros con los que interactúe para poder tomar cursos, conocer que había programas como clubes de ciencia donde podía integrarme e ir adquiriendo nuevos conocimientos de estas nuevas tecnologías que aquí en Oaxaca no las tenemos. Ese fue el primer encuentro para poder salir hacia otros lugares para poder expandir un poco más los conocimientos y afrontar estas limitantes”, comentó Edith.

Actualmente tiene la maestría en Desarrollo Regional y Tecnológico por el ITO y el doctorado en Biomedicina Experimental por la UABJO.

Al preguntarle cómo fue que una mujer indígena pudo abrirse paso en el mundo de la ciencia, Edith comentó que todo el proceso ha sido difícil, dado que, por el hecho de ser mujer e indígena, todo ha sido muy limitante.

“Ha sido difícil. Si enfocamos hacia otras comunidades, las mujeres no tienen esa posibilidad de poder salir, es más, muchas mujeres ni siquiera saben que pueden estudiar una maestría o un doctorado, no saben que pueden ser financiadas por parte del Conhacyt para abrirse hacia el mundo de la investigación.

“Ha sido muy limitante en el sentido de ser mujer y ser indígena. A mí sí me gustaría que todo este conocimiento que se genera en el área de investigación, y más que conocimiento, todas estas oportunidades que a mí se han dado en el trayecto sí poder compartirlas, llevarlas hasta esas comunidades más indígenas que la mía, donde sí se hablan las lenguas y se mantiene su cultura, que por lo menos conozcan, sepan, que hay algo más fuera de esa comunidad para que se puedan desarrollar en el ámbito de la ciencia y la tecnología, en idiomas, en diversas cuestiones”, dijo Edith.

El nacimiento de una cura

La bacteriocina, proteína antibiótica que Edith Bernabé Pérez ha encontrado en sus investigaciones, nace de una bacteria que vive en el suelo y fue aislada de la rizosfera del maíz. En ella se encontró que generaba un halo de inhibición, es decir, que mataba a todos los microorganismos a su alrededor y por ello dedujo que podía funcionar como un antibiótico.

Fue así como la joven científica oaxaqueña inició el proceso para clonarla: “La manipulamos, le extraemos el ADN con diferentes técnicas de laboratorio, con reactivos que nos permiten poder separar ese material, y ya que la tenemos pura la podemos usar para diferentes fines; uno de ellos es clonarla”.

Cuando Edith habla sobre sus hallazgos se tiene la certeza de que se está escuchando a una experta. Así lo indica la seguridad de su voz y la elección precisa de cada una de sus palabras.

“Este material genético se corta con unas tijeras y es el que se codifica para la bacteriocina, para el antibiótico; entonces, lo saco y lo meto un receptor que me sirve para que lo integre en su genoma. Ya que lo tengo dentro me permite estudiarlo”, narra entusiasmada.

En estos meses, Edith ha realizado también la evaluación de la proteína sobre cepas de streptococcus y staphilococcus, algunos provenientes de alimentos y de otra bacteria resistente a antibióticos, donde han tenido resultados efectivos.

Con la tuberculosis actualmente está realizando la evaluación sobre 20 aislados clínicos, lo cual tarda por lo menos tres meses en crecer. Desde el día uno de la inoculación hasta saber si funciona, el proceso tarda aproximadamente tres meses. “Ahorita nos encontramos en la fase de evaluación. Sin embargo, con otros aislados sí hemos podido ver la actividad inhibitoria”, dijo

Edith sabe que los resultados de su trabajo son esperanzadores, un diagnóstico que es compartido por una decena de expertos que participan junto con la oaxaqueña en las investigaciones, como la doctora Simpson Williamson June Kilpatrick del Laboratorio de Genética del Desarrollo del Cinvestav, la doctora Lucía Martínez de la UABJO, el doctor Paul Gaytán Colín del Instituto de Biotecnología de la UNAM, Verónica Quintero Hernández del Laboratorio de Ecología Molecular Microbiana y Luis Javier Toledo Flores del Laboratorio de Microbiología del ITO, entre otros.

Todos ellos esperan que una nueva cura contra la tuberculosis esté por asomarse y corone todos los años de trabajo que iniciaron con la curiosidad de aquella niña que creció entre duraznos y cerezos en la Mixteca oaxaqueña.

Edith Bernabé, la joven científica de Oaxaca que lucha para curar la tuberculosis

EL UNIVERSAL

Oaxaca de Juárez.— Los duraznos, los cerezos, los ciruelos y las plantas ornamentales que sembraban sus abuelos rememoran la infancia de Edith Bernabé Pérez, joven científica oaxaqueña cuyas investigaciones en genética y clonación arrojan resultados positivos encaminados a la creación de un nuevo antibiótico capaz de curar la tuberculosis.

Sus estudios, además, muestran que la proteína que ha desarrollado también tiene efectos antimicrobianas en el streptococcus, bacteria que causa enfermedades como faringitis, neumonía, infecciones de la piel y de las heridas, entre otras, y en el staphilococcus, bacteria que ocasiona infecciones en la sangre, en la piel, los huesos y los pulmones.

La relevancia de sus estudios por encontrar un antibiótico para curar la tuberculosis se fundamenta en que la bacteria que la provoca cada vez adquiere mayor resistencia hacia los medicamentos que existen, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en 2017 publicó una lista de las principales bacterias que se encuentran en un nivel crítico porque representa un problema de salud pública que si no se atiende podría convertirse en una pandemia.

Oaxaca de Juárez.— Los duraznos, los cerezos, los ciruelos y las plantas ornamentales que sembraban sus abuelos rememoran la infancia de Edith Bernabé Pérez, joven científica oaxaqueña cuyas investigaciones en genética y clonación arrojan resultados positivos encaminados a la creación de un nuevo antibiótico capaz de curar la tuberculosis.

Sus estudios, además, muestran que la proteína que ha desarrollado también tiene efectos antimicrobianas en el streptococcus, bacteria que causa enfermedades como faringitis, neumonía, infecciones de la piel y de las heridas, entre otras, y en el staphilococcus, bacteria que ocasiona infecciones en la sangre, en la piel, los huesos y los pulmones.

La relevancia de sus estudios por encontrar un antibiótico para curar la tuberculosis se fundamenta en que la bacteria que la provoca cada vez adquiere mayor resistencia hacia los medicamentos que existen, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en 2017 publicó una lista de las principales bacterias que se encuentran en un nivel crítico porque representa un problema de salud pública que si no se atiende podría convertirse en una pandemia.

En el caso de la tuberculosis, las cifras son alarmantes, a lo que se suma que se trata de una enfermedad que se extiende en diferentes continentes, principalmente en Asia y en África, pero también en América. En el mundo aproximadamente 4 mil personas mueren al día a causa de esta enfermedad y 700 más se enferman diariamente.

En Oaxaca, por ejemplo, se han reportado 760 casos sólo en lo que va de 2023.

“La tuberculosis es una de las bacterias más antiguas que no ha podido ser erradicada. Actualmente, sí existen antibióticos para tuberculosis; sin embargo, esta bacteria se está volviendo cada vez más resistente porque los medicamentos ya no pueden matarla”, explica la científica oaxaqueña.

Su historia

Edith Bernabé Pérez nació en San Martín Huamelulpan, una población de Tlaxiaco en la región Mixteca de Oaxaca. Su infancia, relata, la vivió con sus abuelos, porque su madre debía trabajar.

“Fue una infancia bonita para mí, siempre estuve alrededor del campo. Siempre me han gustado mucho los árboles, las plantas. Mi familia se dedicaba a la agronomía y yo estuve presente en todos esos procesos”, comentó la científica.

La química, la biología y la ciencia le atrajeron desde sus estudios básicos, y le gustaba participar en los proyectos de ciencia, elaborar maquetas de la célula y las observaciones en el microscopio.

Pero fue hasta el bachillerato que Edith decidió dedicarse a la ciencia. Su intención, recuerda, era estudiar biotecnología o ingeniería genética, pero ante sus posibilidades económicas decidió estudiar Ingeniería Química en el Instituto Tecnológico de Oaxaca (ITO), donde la materia de microbiología fue clave para decidir y persistir en estudiar genética y biotecnología.

“Venir de una comunidad donde no se cuenta con todos los recursos desde un inicio me ha llevado a tener que emigrar, primero hacia la ciudad de Oaxaca, donde estudié en el Instituto, y posteriormente realizar otros contactos con otros investigadores”, dijo.

Con ese camino trazado, la joven comenzó a realizar estancias académicas en instituciones de prestigio, como el Laboratorio de Genética del Desarrollo del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional en Irapuato, el Laboratorio de Diagnóstico Molecular de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, el Laboratorio de Síntesis y Secuenciación de ADN de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Laboratorio de Ecología Molecular de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, el Laboratorio de Microbiología del ITO y en el Laboratorio Open-Lab. Hoy, todas ellas son colaboradoras de su investigación para curar la tuberculosis.

“El primer contacto que he tenido fue con un laboratorio que se llama Open-Lab de la Ciudad de México. Ellos fueron los primeros con los que interactúe para poder tomar cursos, conocer que había programas como clubes de ciencia donde podía integrarme e ir adquiriendo nuevos conocimientos de estas nuevas tecnologías que aquí en Oaxaca no las tenemos. Ese fue el primer encuentro para poder salir hacia otros lugares para poder expandir un poco más los conocimientos y afrontar estas limitantes”, comentó Edith.

Actualmente tiene la maestría en Desarrollo Regional y Tecnológico por el ITO y el doctorado en Biomedicina Experimental por la UABJO.

Al preguntarle cómo fue que una mujer indígena pudo abrirse paso en el mundo de la ciencia, Edith comentó que todo el proceso ha sido difícil, dado que, por el hecho de ser mujer e indígena, todo ha sido muy limitante.

“Ha sido difícil. Si enfocamos hacia otras comunidades, las mujeres no tienen esa posibilidad de poder salir, es más, muchas mujeres ni siquiera saben que pueden estudiar una maestría o un doctorado, no saben que pueden ser financiadas por parte del Conhacyt para abrirse hacia el mundo de la investigación.

“Ha sido muy limitante en el sentido de ser mujer y ser indígena. A mí sí me gustaría que todo este conocimiento que se genera en el área de investigación, y más que conocimiento, todas estas oportunidades que a mí se han dado en el trayecto sí poder compartirlas, llevarlas hasta esas comunidades más indígenas que la mía, donde sí se hablan las lenguas y se mantiene su cultura, que por lo menos conozcan, sepan, que hay algo más fuera de esa comunidad para que se puedan desarrollar en el ámbito de la ciencia y la tecnología, en idiomas, en diversas cuestiones”, dijo Edith.

El nacimiento de una cura

La bacteriocina, proteína antibiótica que Edith Bernabé Pérez ha encontrado en sus investigaciones, nace de una bacteria que vive en el suelo y fue aislada de la rizosfera del maíz. En ella se encontró que generaba un halo de inhibición, es decir, que mataba a todos los microorganismos a su alrededor y por ello dedujo que podía funcionar como un antibiótico.

Fue así como la joven científica oaxaqueña inició el proceso para clonarla: “La manipulamos, le extraemos el ADN con diferentes técnicas de laboratorio, con reactivos que nos permiten poder separar ese material, y ya que la tenemos pura la podemos usar para diferentes fines; uno de ellos es clonarla”.

Cuando Edith habla sobre sus hallazgos se tiene la certeza de que se está escuchando a una experta. Así lo indica la seguridad de su voz y la elección precisa de cada una de sus palabras.

“Este material genético se corta con unas tijeras y es el que se codifica para la bacteriocina, para el antibiótico; entonces, lo saco y lo meto un receptor que me sirve para que lo integre en su genoma. Ya que lo tengo dentro me permite estudiarlo”, narra entusiasmada.

En estos meses, Edith ha realizado también la evaluación de la proteína sobre cepas de streptococcus y staphilococcus, algunos provenientes de alimentos y de otra bacteria resistente a antibióticos, donde han tenido resultados efectivos.

Con la tuberculosis actualmente está realizando la evaluación sobre 20 aislados clínicos, lo cual tarda por lo menos tres meses en crecer. Desde el día uno de la inoculación hasta saber si funciona, el proceso tarda aproximadamente tres meses. “Ahorita nos encontramos en la fase de evaluación. Sin embargo, con otros aislados sí hemos podido ver la actividad inhibitoria”, dijo

Edith sabe que los resultados de su trabajo son esperanzadores, un diagnóstico que es compartido por una decena de expertos que participan junto con la oaxaqueña en las investigaciones, como la doctora Simpson Williamson June Kilpatrick del Laboratorio de Genética del Desarrollo del Cinvestav, la doctora Lucía Martínez de la UABJO, el doctor Paul Gaytán Colín del Instituto de Biotecnología de la UNAM, Verónica Quintero Hernández del Laboratorio de Ecología Molecular Microbiana y Luis Javier Toledo Flores del Laboratorio de Microbiología del ITO, entre otros.

Todos ellos esperan que una nueva cura contra la tuberculosis esté por asomarse y corone todos los años de trabajo que iniciaron con la curiosidad de aquella niña que creció entre duraznos y cerezos en la Mixteca oaxaqueña.

Edith Bernabé, la joven científica de Oaxaca que lucha para curar la tuberculosis

EL UNIVERSAL

Oaxaca de Juárez.— Los duraznos, los cerezos, los ciruelos y las plantas ornamentales que sembraban sus abuelos rememoran la infancia de Edith Bernabé Pérez, joven científica oaxaqueña cuyas investigaciones en genética y clonación arrojan resultados positivos encaminados a la creación de un nuevo antibiótico capaz de curar la tuberculosis.

Sus estudios, además, muestran que la proteína que ha desarrollado también tiene efectos antimicrobianas en el streptococcus, bacteria que causa enfermedades como faringitis, neumonía, infecciones de la piel y de las heridas, entre otras, y en el staphilococcus, bacteria que ocasiona infecciones en la sangre, en la piel, los huesos y los pulmones.

La relevancia de sus estudios por encontrar un antibiótico para curar la tuberculosis se fundamenta en que la bacteria que la provoca cada vez adquiere mayor resistencia hacia los medicamentos que existen, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en 2017 publicó una lista de las principales bacterias que se encuentran en un nivel crítico porque representa un problema de salud pública que si no se atiende podría convertirse en una pandemia.

Oaxaca de Juárez.— Los duraznos, los cerezos, los ciruelos y las plantas ornamentales que sembraban sus abuelos rememoran la infancia de Edith Bernabé Pérez, joven científica oaxaqueña cuyas investigaciones en genética y clonación arrojan resultados positivos encaminados a la creación de un nuevo antibiótico capaz de curar la tuberculosis.

Sus estudios, además, muestran que la proteína que ha desarrollado también tiene efectos antimicrobianas en el streptococcus, bacteria que causa enfermedades como faringitis, neumonía, infecciones de la piel y de las heridas, entre otras, y en el staphilococcus, bacteria que ocasiona infecciones en la sangre, en la piel, los huesos y los pulmones.

La relevancia de sus estudios por encontrar un antibiótico para curar la tuberculosis se fundamenta en que la bacteria que la provoca cada vez adquiere mayor resistencia hacia los medicamentos que existen, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en 2017 publicó una lista de las principales bacterias que se encuentran en un nivel crítico porque representa un problema de salud pública que si no se atiende podría convertirse en una pandemia.

En el caso de la tuberculosis, las cifras son alarmantes, a lo que se suma que se trata de una enfermedad que se extiende en diferentes continentes, principalmente en Asia y en África, pero también en América. En el mundo aproximadamente 4 mil personas mueren al día a causa de esta enfermedad y 700 más se enferman diariamente.

En Oaxaca, por ejemplo, se han reportado 760 casos sólo en lo que va de 2023.

“La tuberculosis es una de las bacterias más antiguas que no ha podido ser erradicada. Actualmente, sí existen antibióticos para tuberculosis; sin embargo, esta bacteria se está volviendo cada vez más resistente porque los medicamentos ya no pueden matarla”, explica la científica oaxaqueña.

Su historia

Edith Bernabé Pérez nació en San Martín Huamelulpan, una población de Tlaxiaco en la región Mixteca de Oaxaca. Su infancia, relata, la vivió con sus abuelos, porque su madre debía trabajar.

“Fue una infancia bonita para mí, siempre estuve alrededor del campo. Siempre me han gustado mucho los árboles, las plantas. Mi familia se dedicaba a la agronomía y yo estuve presente en todos esos procesos”, comentó la científica.

La química, la biología y la ciencia le atrajeron desde sus estudios básicos, y le gustaba participar en los proyectos de ciencia, elaborar maquetas de la célula y las observaciones en el microscopio.

Pero fue hasta el bachillerato que Edith decidió dedicarse a la ciencia. Su intención, recuerda, era estudiar biotecnología o ingeniería genética, pero ante sus posibilidades económicas decidió estudiar Ingeniería Química en el Instituto Tecnológico de Oaxaca (ITO), donde la materia de microbiología fue clave para decidir y persistir en estudiar genética y biotecnología.

“Venir de una comunidad donde no se cuenta con todos los recursos desde un inicio me ha llevado a tener que emigrar, primero hacia la ciudad de Oaxaca, donde estudié en el Instituto, y posteriormente realizar otros contactos con otros investigadores”, dijo.

Con ese camino trazado, la joven comenzó a realizar estancias académicas en instituciones de prestigio, como el Laboratorio de Genética del Desarrollo del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional en Irapuato, el Laboratorio de Diagnóstico Molecular de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, el Laboratorio de Síntesis y Secuenciación de ADN de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Laboratorio de Ecología Molecular de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, el Laboratorio de Microbiología del ITO y en el Laboratorio Open-Lab. Hoy, todas ellas son colaboradoras de su investigación para curar la tuberculosis.

“El primer contacto que he tenido fue con un laboratorio que se llama Open-Lab de la Ciudad de México. Ellos fueron los primeros con los que interactúe para poder tomar cursos, conocer que había programas como clubes de ciencia donde podía integrarme e ir adquiriendo nuevos conocimientos de estas nuevas tecnologías que aquí en Oaxaca no las tenemos. Ese fue el primer encuentro para poder salir hacia otros lugares para poder expandir un poco más los conocimientos y afrontar estas limitantes”, comentó Edith.

Actualmente tiene la maestría en Desarrollo Regional y Tecnológico por el ITO y el doctorado en Biomedicina Experimental por la UABJO.

Al preguntarle cómo fue que una mujer indígena pudo abrirse paso en el mundo de la ciencia, Edith comentó que todo el proceso ha sido difícil, dado que, por el hecho de ser mujer e indígena, todo ha sido muy limitante.

“Ha sido difícil. Si enfocamos hacia otras comunidades, las mujeres no tienen esa posibilidad de poder salir, es más, muchas mujeres ni siquiera saben que pueden estudiar una maestría o un doctorado, no saben que pueden ser financiadas por parte del Conhacyt para abrirse hacia el mundo de la investigación.

“Ha sido muy limitante en el sentido de ser mujer y ser indígena. A mí sí me gustaría que todo este conocimiento que se genera en el área de investigación, y más que conocimiento, todas estas oportunidades que a mí se han dado en el trayecto sí poder compartirlas, llevarlas hasta esas comunidades más indígenas que la mía, donde sí se hablan las lenguas y se mantiene su cultura, que por lo menos conozcan, sepan, que hay algo más fuera de esa comunidad para que se puedan desarrollar en el ámbito de la ciencia y la tecnología, en idiomas, en diversas cuestiones”, dijo Edith.

El nacimiento de una cura

La bacteriocina, proteína antibiótica que Edith Bernabé Pérez ha encontrado en sus investigaciones, nace de una bacteria que vive en el suelo y fue aislada de la rizosfera del maíz. En ella se encontró que generaba un halo de inhibición, es decir, que mataba a todos los microorganismos a su alrededor y por ello dedujo que podía funcionar como un antibiótico.

Fue así como la joven científica oaxaqueña inició el proceso para clonarla: “La manipulamos, le extraemos el ADN con diferentes técnicas de laboratorio, con reactivos que nos permiten poder separar ese material, y ya que la tenemos pura la podemos usar para diferentes fines; uno de ellos es clonarla”.

Cuando Edith habla sobre sus hallazgos se tiene la certeza de que se está escuchando a una experta. Así lo indica la seguridad de su voz y la elección precisa de cada una de sus palabras.

“Este material genético se corta con unas tijeras y es el que se codifica para la bacteriocina, para el antibiótico; entonces, lo saco y lo meto un receptor que me sirve para que lo integre en su genoma. Ya que lo tengo dentro me permite estudiarlo”, narra entusiasmada.

En estos meses, Edith ha realizado también la evaluación de la proteína sobre cepas de streptococcus y staphilococcus, algunos provenientes de alimentos y de otra bacteria resistente a antibióticos, donde han tenido resultados efectivos.

Con la tuberculosis actualmente está realizando la evaluación sobre 20 aislados clínicos, lo cual tarda por lo menos tres meses en crecer. Desde el día uno de la inoculación hasta saber si funciona, el proceso tarda aproximadamente tres meses. “Ahorita nos encontramos en la fase de evaluación. Sin embargo, con otros aislados sí hemos podido ver la actividad inhibitoria”, dijo

Edith sabe que los resultados de su trabajo son esperanzadores, un diagnóstico que es compartido por una decena de expertos que participan junto con la oaxaqueña en las investigaciones, como la doctora Simpson Williamson June Kilpatrick del Laboratorio de Genética del Desarrollo del Cinvestav, la doctora Lucía Martínez de la UABJO, el doctor Paul Gaytán Colín del Instituto de Biotecnología de la UNAM, Verónica Quintero Hernández del Laboratorio de Ecología Molecular Microbiana y Luis Javier Toledo Flores del Laboratorio de Microbiología del ITO, entre otros.

Todos ellos esperan que una nueva cura contra la tuberculosis esté por asomarse y corone todos los años de trabajo que iniciaron con la curiosidad de aquella niña que creció entre duraznos y cerezos en la Mixteca oaxaqueña.

Edith Bernabé, la joven científica de Oaxaca que lucha para curar la tuberculosis

EL UNIVERSAL

Oaxaca de Juárez.— Los duraznos, los cerezos, los ciruelos y las plantas ornamentales que sembraban sus abuelos rememoran la infancia de Edith Bernabé Pérez, joven científica oaxaqueña cuyas investigaciones en genética y clonación arrojan resultados positivos encaminados a la creación de un nuevo antibiótico capaz de curar la tuberculosis.

Sus estudios, además, muestran que la proteína que ha desarrollado también tiene efectos antimicrobianas en el streptococcus, bacteria que causa enfermedades como faringitis, neumonía, infecciones de la piel y de las heridas, entre otras, y en el staphilococcus, bacteria que ocasiona infecciones en la sangre, en la piel, los huesos y los pulmones.

La relevancia de sus estudios por encontrar un antibiótico para curar la tuberculosis se fundamenta en que la bacteria que la provoca cada vez adquiere mayor resistencia hacia los medicamentos que existen, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en 2017 publicó una lista de las principales bacterias que se encuentran en un nivel crítico porque representa un problema de salud pública que si no se atiende podría convertirse en una pandemia.

Oaxaca de Juárez.— Los duraznos, los cerezos, los ciruelos y las plantas ornamentales que sembraban sus abuelos rememoran la infancia de Edith Bernabé Pérez, joven científica oaxaqueña cuyas investigaciones en genética y clonación arrojan resultados positivos encaminados a la creación de un nuevo antibiótico capaz de curar la tuberculosis.

Sus estudios, además, muestran que la proteína que ha desarrollado también tiene efectos antimicrobianas en el streptococcus, bacteria que causa enfermedades como faringitis, neumonía, infecciones de la piel y de las heridas, entre otras, y en el staphilococcus, bacteria que ocasiona infecciones en la sangre, en la piel, los huesos y los pulmones.

La relevancia de sus estudios por encontrar un antibiótico para curar la tuberculosis se fundamenta en que la bacteria que la provoca cada vez adquiere mayor resistencia hacia los medicamentos que existen, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en 2017 publicó una lista de las principales bacterias que se encuentran en un nivel crítico porque representa un problema de salud pública que si no se atiende podría convertirse en una pandemia.

En el caso de la tuberculosis, las cifras son alarmantes, a lo que se suma que se trata de una enfermedad que se extiende en diferentes continentes, principalmente en Asia y en África, pero también en América. En el mundo aproximadamente 4 mil personas mueren al día a causa de esta enfermedad y 700 más se enferman diariamente.

En Oaxaca, por ejemplo, se han reportado 760 casos sólo en lo que va de 2023.

“La tuberculosis es una de las bacterias más antiguas que no ha podido ser erradicada. Actualmente, sí existen antibióticos para tuberculosis; sin embargo, esta bacteria se está volviendo cada vez más resistente porque los medicamentos ya no pueden matarla”, explica la científica oaxaqueña.

Su historia

Edith Bernabé Pérez nació en San Martín Huamelulpan, una población de Tlaxiaco en la región Mixteca de Oaxaca. Su infancia, relata, la vivió con sus abuelos, porque su madre debía trabajar.

“Fue una infancia bonita para mí, siempre estuve alrededor del campo. Siempre me han gustado mucho los árboles, las plantas. Mi familia se dedicaba a la agronomía y yo estuve presente en todos esos procesos”, comentó la científica.

La química, la biología y la ciencia le atrajeron desde sus estudios básicos, y le gustaba participar en los proyectos de ciencia, elaborar maquetas de la célula y las observaciones en el microscopio.

Pero fue hasta el bachillerato que Edith decidió dedicarse a la ciencia. Su intención, recuerda, era estudiar biotecnología o ingeniería genética, pero ante sus posibilidades económicas decidió estudiar Ingeniería Química en el Instituto Tecnológico de Oaxaca (ITO), donde la materia de microbiología fue clave para decidir y persistir en estudiar genética y biotecnología.

“Venir de una comunidad donde no se cuenta con todos los recursos desde un inicio me ha llevado a tener que emigrar, primero hacia la ciudad de Oaxaca, donde estudié en el Instituto, y posteriormente realizar otros contactos con otros investigadores”, dijo.

Con ese camino trazado, la joven comenzó a realizar estancias académicas en instituciones de prestigio, como el Laboratorio de Genética del Desarrollo del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional en Irapuato, el Laboratorio de Diagnóstico Molecular de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, el Laboratorio de Síntesis y Secuenciación de ADN de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Laboratorio de Ecología Molecular de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, el Laboratorio de Microbiología del ITO y en el Laboratorio Open-Lab. Hoy, todas ellas son colaboradoras de su investigación para curar la tuberculosis.

“El primer contacto que he tenido fue con un laboratorio que se llama Open-Lab de la Ciudad de México. Ellos fueron los primeros con los que interactúe para poder tomar cursos, conocer que había programas como clubes de ciencia donde podía integrarme e ir adquiriendo nuevos conocimientos de estas nuevas tecnologías que aquí en Oaxaca no las tenemos. Ese fue el primer encuentro para poder salir hacia otros lugares para poder expandir un poco más los conocimientos y afrontar estas limitantes”, comentó Edith.

Actualmente tiene la maestría en Desarrollo Regional y Tecnológico por el ITO y el doctorado en Biomedicina Experimental por la UABJO.

Al preguntarle cómo fue que una mujer indígena pudo abrirse paso en el mundo de la ciencia, Edith comentó que todo el proceso ha sido difícil, dado que, por el hecho de ser mujer e indígena, todo ha sido muy limitante.

“Ha sido difícil. Si enfocamos hacia otras comunidades, las mujeres no tienen esa posibilidad de poder salir, es más, muchas mujeres ni siquiera saben que pueden estudiar una maestría o un doctorado, no saben que pueden ser financiadas por parte del Conhacyt para abrirse hacia el mundo de la investigación.

“Ha sido muy limitante en el sentido de ser mujer y ser indígena. A mí sí me gustaría que todo este conocimiento que se genera en el área de investigación, y más que conocimiento, todas estas oportunidades que a mí se han dado en el trayecto sí poder compartirlas, llevarlas hasta esas comunidades más indígenas que la mía, donde sí se hablan las lenguas y se mantiene su cultura, que por lo menos conozcan, sepan, que hay algo más fuera de esa comunidad para que se puedan desarrollar en el ámbito de la ciencia y la tecnología, en idiomas, en diversas cuestiones”, dijo Edith.

El nacimiento de una cura

La bacteriocina, proteína antibiótica que Edith Bernabé Pérez ha encontrado en sus investigaciones, nace de una bacteria que vive en el suelo y fue aislada de la rizosfera del maíz. En ella se encontró que generaba un halo de inhibición, es decir, que mataba a todos los microorganismos a su alrededor y por ello dedujo que podía funcionar como un antibiótico.

Fue así como la joven científica oaxaqueña inició el proceso para clonarla: “La manipulamos, le extraemos el ADN con diferentes técnicas de laboratorio, con reactivos que nos permiten poder separar ese material, y ya que la tenemos pura la podemos usar para diferentes fines; uno de ellos es clonarla”.

Cuando Edith habla sobre sus hallazgos se tiene la certeza de que se está escuchando a una experta. Así lo indica la seguridad de su voz y la elección precisa de cada una de sus palabras.

“Este material genético se corta con unas tijeras y es el que se codifica para la bacteriocina, para el antibiótico; entonces, lo saco y lo meto un receptor que me sirve para que lo integre en su genoma. Ya que lo tengo dentro me permite estudiarlo”, narra entusiasmada.

En estos meses, Edith ha realizado también la evaluación de la proteína sobre cepas de streptococcus y staphilococcus, algunos provenientes de alimentos y de otra bacteria resistente a antibióticos, donde han tenido resultados efectivos.

Con la tuberculosis actualmente está realizando la evaluación sobre 20 aislados clínicos, lo cual tarda por lo menos tres meses en crecer. Desde el día uno de la inoculación hasta saber si funciona, el proceso tarda aproximadamente tres meses. “Ahorita nos encontramos en la fase de evaluación. Sin embargo, con otros aislados sí hemos podido ver la actividad inhibitoria”, dijo

Edith sabe que los resultados de su trabajo son esperanzadores, un diagnóstico que es compartido por una decena de expertos que participan junto con la oaxaqueña en las investigaciones, como la doctora Simpson Williamson June Kilpatrick del Laboratorio de Genética del Desarrollo del Cinvestav, la doctora Lucía Martínez de la UABJO, el doctor Paul Gaytán Colín del Instituto de Biotecnología de la UNAM, Verónica Quintero Hernández del Laboratorio de Ecología Molecular Microbiana y Luis Javier Toledo Flores del Laboratorio de Microbiología del ITO, entre otros.

Todos ellos esperan que una nueva cura contra la tuberculosis esté por asomarse y corone todos los años de trabajo que iniciaron con la curiosidad de aquella niña que creció entre duraznos y cerezos en la Mixteca oaxaqueña.

Edith Bernabé, la joven científica de Oaxaca que lucha para curar la tuberculosis

EL UNIVERSAL

Oaxaca de Juárez.— Los duraznos, los cerezos, los ciruelos y las plantas ornamentales que sembraban sus abuelos rememoran la infancia de Edith Bernabé Pérez, joven científica oaxaqueña cuyas investigaciones en genética y clonación arrojan resultados positivos encaminados a la creación de un nuevo antibiótico capaz de curar la tuberculosis.

Sus estudios, además, muestran que la proteína que ha desarrollado también tiene efectos antimicrobianas en el streptococcus, bacteria que causa enfermedades como faringitis, neumonía, infecciones de la piel y de las heridas, entre otras, y en el staphilococcus, bacteria que ocasiona infecciones en la sangre, en la piel, los huesos y los pulmones.

La relevancia de sus estudios por encontrar un antibiótico para curar la tuberculosis se fundamenta en que la bacteria que la provoca cada vez adquiere mayor resistencia hacia los medicamentos que existen, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en 2017 publicó una lista de las principales bacterias que se encuentran en un nivel crítico porque representa un problema de salud pública que si no se atiende podría convertirse en una pandemia.

Oaxaca de Juárez.— Los duraznos, los cerezos, los ciruelos y las plantas ornamentales que sembraban sus abuelos rememoran la infancia de Edith Bernabé Pérez, joven científica oaxaqueña cuyas investigaciones en genética y clonación arrojan resultados positivos encaminados a la creación de un nuevo antibiótico capaz de curar la tuberculosis.

Sus estudios, además, muestran que la proteína que ha desarrollado también tiene efectos antimicrobianas en el streptococcus, bacteria que causa enfermedades como faringitis, neumonía, infecciones de la piel y de las heridas, entre otras, y en el staphilococcus, bacteria que ocasiona infecciones en la sangre, en la piel, los huesos y los pulmones.

La relevancia de sus estudios por encontrar un antibiótico para curar la tuberculosis se fundamenta en que la bacteria que la provoca cada vez adquiere mayor resistencia hacia los medicamentos que existen, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en 2017 publicó una lista de las principales bacterias que se encuentran en un nivel crítico porque representa un problema de salud pública que si no se atiende podría convertirse en una pandemia.

En el caso de la tuberculosis, las cifras son alarmantes, a lo que se suma que se trata de una enfermedad que se extiende en diferentes continentes, principalmente en Asia y en África, pero también en América. En el mundo aproximadamente 4 mil personas mueren al día a causa de esta enfermedad y 700 más se enferman diariamente.

En Oaxaca, por ejemplo, se han reportado 760 casos sólo en lo que va de 2023.

“La tuberculosis es una de las bacterias más antiguas que no ha podido ser erradicada. Actualmente, sí existen antibióticos para tuberculosis; sin embargo, esta bacteria se está volviendo cada vez más resistente porque los medicamentos ya no pueden matarla”, explica la científica oaxaqueña.

Su historia

Edith Bernabé Pérez nació en San Martín Huamelulpan, una población de Tlaxiaco en la región Mixteca de Oaxaca. Su infancia, relata, la vivió con sus abuelos, porque su madre debía trabajar.

“Fue una infancia bonita para mí, siempre estuve alrededor del campo. Siempre me han gustado mucho los árboles, las plantas. Mi familia se dedicaba a la agronomía y yo estuve presente en todos esos procesos”, comentó la científica.

La química, la biología y la ciencia le atrajeron desde sus estudios básicos, y le gustaba participar en los proyectos de ciencia, elaborar maquetas de la célula y las observaciones en el microscopio.

Pero fue hasta el bachillerato que Edith decidió dedicarse a la ciencia. Su intención, recuerda, era estudiar biotecnología o ingeniería genética, pero ante sus posibilidades económicas decidió estudiar Ingeniería Química en el Instituto Tecnológico de Oaxaca (ITO), donde la materia de microbiología fue clave para decidir y persistir en estudiar genética y biotecnología.

“Venir de una comunidad donde no se cuenta con todos los recursos desde un inicio me ha llevado a tener que emigrar, primero hacia la ciudad de Oaxaca, donde estudié en el Instituto, y posteriormente realizar otros contactos con otros investigadores”, dijo.

Con ese camino trazado, la joven comenzó a realizar estancias académicas en instituciones de prestigio, como el Laboratorio de Genética del Desarrollo del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional en Irapuato, el Laboratorio de Diagnóstico Molecular de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, el Laboratorio de Síntesis y Secuenciación de ADN de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Laboratorio de Ecología Molecular de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, el Laboratorio de Microbiología del ITO y en el Laboratorio Open-Lab. Hoy, todas ellas son colaboradoras de su investigación para curar la tuberculosis.

“El primer contacto que he tenido fue con un laboratorio que se llama Open-Lab de la Ciudad de México. Ellos fueron los primeros con los que interactúe para poder tomar cursos, conocer que había programas como clubes de ciencia donde podía integrarme e ir adquiriendo nuevos conocimientos de estas nuevas tecnologías que aquí en Oaxaca no las tenemos. Ese fue el primer encuentro para poder salir hacia otros lugares para poder expandir un poco más los conocimientos y afrontar estas limitantes”, comentó Edith.

Actualmente tiene la maestría en Desarrollo Regional y Tecnológico por el ITO y el doctorado en Biomedicina Experimental por la UABJO.

Al preguntarle cómo fue que una mujer indígena pudo abrirse paso en el mundo de la ciencia, Edith comentó que todo el proceso ha sido difícil, dado que, por el hecho de ser mujer e indígena, todo ha sido muy limitante.

“Ha sido difícil. Si enfocamos hacia otras comunidades, las mujeres no tienen esa posibilidad de poder salir, es más, muchas mujeres ni siquiera saben que pueden estudiar una maestría o un doctorado, no saben que pueden ser financiadas por parte del Conhacyt para abrirse hacia el mundo de la investigación.

“Ha sido muy limitante en el sentido de ser mujer y ser indígena. A mí sí me gustaría que todo este conocimiento que se genera en el área de investigación, y más que conocimiento, todas estas oportunidades que a mí se han dado en el trayecto sí poder compartirlas, llevarlas hasta esas comunidades más indígenas que la mía, donde sí se hablan las lenguas y se mantiene su cultura, que por lo menos conozcan, sepan, que hay algo más fuera de esa comunidad para que se puedan desarrollar en el ámbito de la ciencia y la tecnología, en idiomas, en diversas cuestiones”, dijo Edith.

El nacimiento de una cura

La bacteriocina, proteína antibiótica que Edith Bernabé Pérez ha encontrado en sus investigaciones, nace de una bacteria que vive en el suelo y fue aislada de la rizosfera del maíz. En ella se encontró que generaba un halo de inhibición, es decir, que mataba a todos los microorganismos a su alrededor y por ello dedujo que podía funcionar como un antibiótico.

Fue así como la joven científica oaxaqueña inició el proceso para clonarla: “La manipulamos, le extraemos el ADN con diferentes técnicas de laboratorio, con reactivos que nos permiten poder separar ese material, y ya que la tenemos pura la podemos usar para diferentes fines; uno de ellos es clonarla”.

Cuando Edith habla sobre sus hallazgos se tiene la certeza de que se está escuchando a una experta. Así lo indica la seguridad de su voz y la elección precisa de cada una de sus palabras.

“Este material genético se corta con unas tijeras y es el que se codifica para la bacteriocina, para el antibiótico; entonces, lo saco y lo meto un receptor que me sirve para que lo integre en su genoma. Ya que lo tengo dentro me permite estudiarlo”, narra entusiasmada.

En estos meses, Edith ha realizado también la evaluación de la proteína sobre cepas de streptococcus y staphilococcus, algunos provenientes de alimentos y de otra bacteria resistente a antibióticos, donde han tenido resultados efectivos.

Con la tuberculosis actualmente está realizando la evaluación sobre 20 aislados clínicos, lo cual tarda por lo menos tres meses en crecer. Desde el día uno de la inoculación hasta saber si funciona, el proceso tarda aproximadamente tres meses. “Ahorita nos encontramos en la fase de evaluación. Sin embargo, con otros aislados sí hemos podido ver la actividad inhibitoria”, dijo

Edith sabe que los resultados de su trabajo son esperanzadores, un diagnóstico que es compartido por una decena de expertos que participan junto con la oaxaqueña en las investigaciones, como la doctora Simpson Williamson June Kilpatrick del Laboratorio de Genética del Desarrollo del Cinvestav, la doctora Lucía Martínez de la UABJO, el doctor Paul Gaytán Colín del Instituto de Biotecnología de la UNAM, Verónica Quintero Hernández del Laboratorio de Ecología Molecular Microbiana y Luis Javier Toledo Flores del Laboratorio de Microbiología del ITO, entre otros.

Todos ellos esperan que una nueva cura contra la tuberculosis esté por asomarse y corone todos los años de trabajo que iniciaron con la curiosidad de aquella niña que creció entre duraznos y cerezos en la Mixteca oaxaqueña.

Edith Bernabé, la joven científica de Oaxaca que lucha para curar la tuberculosis

EL UNIVERSAL

Oaxaca de Juárez.— Los duraznos, los cerezos, los ciruelos y las plantas ornamentales que sembraban sus abuelos rememoran la infancia de Edith Bernabé Pérez, joven científica oaxaqueña cuyas investigaciones en genética y clonación arrojan resultados positivos encaminados a la creación de un nuevo antibiótico capaz de curar la tuberculosis.

Sus estudios, además, muestran que la proteína que ha desarrollado también tiene efectos antimicrobianas en el streptococcus, bacteria que causa enfermedades como faringitis, neumonía, infecciones de la piel y de las heridas, entre otras, y en el staphilococcus, bacteria que ocasiona infecciones en la sangre, en la piel, los huesos y los pulmones.

La relevancia de sus estudios por encontrar un antibiótico para curar la tuberculosis se fundamenta en que la bacteria que la provoca cada vez adquiere mayor resistencia hacia los medicamentos que existen, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en 2017 publicó una lista de las principales bacterias que se encuentran en un nivel crítico porque representa un problema de salud pública que si no se atiende podría convertirse en una pandemia.

Oaxaca de Juárez.— Los duraznos, los cerezos, los ciruelos y las plantas ornamentales que sembraban sus abuelos rememoran la infancia de Edith Bernabé Pérez, joven científica oaxaqueña cuyas investigaciones en genética y clonación arrojan resultados positivos encaminados a la creación de un nuevo antibiótico capaz de curar la tuberculosis.

Sus estudios, además, muestran que la proteína que ha desarrollado también tiene efectos antimicrobianas en el streptococcus, bacteria que causa enfermedades como faringitis, neumonía, infecciones de la piel y de las heridas, entre otras, y en el staphilococcus, bacteria que ocasiona infecciones en la sangre, en la piel, los huesos y los pulmones.

La relevancia de sus estudios por encontrar un antibiótico para curar la tuberculosis se fundamenta en que la bacteria que la provoca cada vez adquiere mayor resistencia hacia los medicamentos que existen, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en 2017 publicó una lista de las principales bacterias que se encuentran en un nivel crítico porque representa un problema de salud pública que si no se atiende podría convertirse en una pandemia.

En el caso de la tuberculosis, las cifras son alarmantes, a lo que se suma que se trata de una enfermedad que se extiende en diferentes continentes, principalmente en Asia y en África, pero también en América. En el mundo aproximadamente 4 mil personas mueren al día a causa de esta enfermedad y 700 más se enferman diariamente.

En Oaxaca, por ejemplo, se han reportado 760 casos sólo en lo que va de 2023.

“La tuberculosis es una de las bacterias más antiguas que no ha podido ser erradicada. Actualmente, sí existen antibióticos para tuberculosis; sin embargo, esta bacteria se está volviendo cada vez más resistente porque los medicamentos ya no pueden matarla”, explica la científica oaxaqueña.

Su historia

Edith Bernabé Pérez nació en San Martín Huamelulpan, una población de Tlaxiaco en la región Mixteca de Oaxaca. Su infancia, relata, la vivió con sus abuelos, porque su madre debía trabajar.

“Fue una infancia bonita para mí, siempre estuve alrededor del campo. Siempre me han gustado mucho los árboles, las plantas. Mi familia se dedicaba a la agronomía y yo estuve presente en todos esos procesos”, comentó la científica.

La química, la biología y la ciencia le atrajeron desde sus estudios básicos, y le gustaba participar en los proyectos de ciencia, elaborar maquetas de la célula y las observaciones en el microscopio.

Pero fue hasta el bachillerato que Edith decidió dedicarse a la ciencia. Su intención, recuerda, era estudiar biotecnología o ingeniería genética, pero ante sus posibilidades económicas decidió estudiar Ingeniería Química en el Instituto Tecnológico de Oaxaca (ITO), donde la materia de microbiología fue clave para decidir y persistir en estudiar genética y biotecnología.

“Venir de una comunidad donde no se cuenta con todos los recursos desde un inicio me ha llevado a tener que emigrar, primero hacia la ciudad de Oaxaca, donde estudié en el Instituto, y posteriormente realizar otros contactos con otros investigadores”, dijo.

Con ese camino trazado, la joven comenzó a realizar estancias académicas en instituciones de prestigio, como el Laboratorio de Genética del Desarrollo del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional en Irapuato, el Laboratorio de Diagnóstico Molecular de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, el Laboratorio de Síntesis y Secuenciación de ADN de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Laboratorio de Ecología Molecular de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, el Laboratorio de Microbiología del ITO y en el Laboratorio Open-Lab. Hoy, todas ellas son colaboradoras de su investigación para curar la tuberculosis.

“El primer contacto que he tenido fue con un laboratorio que se llama Open-Lab de la Ciudad de México. Ellos fueron los primeros con los que interactúe para poder tomar cursos, conocer que había programas como clubes de ciencia donde podía integrarme e ir adquiriendo nuevos conocimientos de estas nuevas tecnologías que aquí en Oaxaca no las tenemos. Ese fue el primer encuentro para poder salir hacia otros lugares para poder expandir un poco más los conocimientos y afrontar estas limitantes”, comentó Edith.

Actualmente tiene la maestría en Desarrollo Regional y Tecnológico por el ITO y el doctorado en Biomedicina Experimental por la UABJO.

Al preguntarle cómo fue que una mujer indígena pudo abrirse paso en el mundo de la ciencia, Edith comentó que todo el proceso ha sido difícil, dado que, por el hecho de ser mujer e indígena, todo ha sido muy limitante.

“Ha sido difícil. Si enfocamos hacia otras comunidades, las mujeres no tienen esa posibilidad de poder salir, es más, muchas mujeres ni siquiera saben que pueden estudiar una maestría o un doctorado, no saben que pueden ser financiadas por parte del Conhacyt para abrirse hacia el mundo de la investigación.

“Ha sido muy limitante en el sentido de ser mujer y ser indígena. A mí sí me gustaría que todo este conocimiento que se genera en el área de investigación, y más que conocimiento, todas estas oportunidades que a mí se han dado en el trayecto sí poder compartirlas, llevarlas hasta esas comunidades más indígenas que la mía, donde sí se hablan las lenguas y se mantiene su cultura, que por lo menos conozcan, sepan, que hay algo más fuera de esa comunidad para que se puedan desarrollar en el ámbito de la ciencia y la tecnología, en idiomas, en diversas cuestiones”, dijo Edith.

El nacimiento de una cura

La bacteriocina, proteína antibiótica que Edith Bernabé Pérez ha encontrado en sus investigaciones, nace de una bacteria que vive en el suelo y fue aislada de la rizosfera del maíz. En ella se encontró que generaba un halo de inhibición, es decir, que mataba a todos los microorganismos a su alrededor y por ello dedujo que podía funcionar como un antibiótico.

Fue así como la joven científica oaxaqueña inició el proceso para clonarla: “La manipulamos, le extraemos el ADN con diferentes técnicas de laboratorio, con reactivos que nos permiten poder separar ese material, y ya que la tenemos pura la podemos usar para diferentes fines; uno de ellos es clonarla”.

Cuando Edith habla sobre sus hallazgos se tiene la certeza de que se está escuchando a una experta. Así lo indica la seguridad de su voz y la elección precisa de cada una de sus palabras.

“Este material genético se corta con unas tijeras y es el que se codifica para la bacteriocina, para el antibiótico; entonces, lo saco y lo meto un receptor que me sirve para que lo integre en su genoma. Ya que lo tengo dentro me permite estudiarlo”, narra entusiasmada.

En estos meses, Edith ha realizado también la evaluación de la proteína sobre cepas de streptococcus y staphilococcus, algunos provenientes de alimentos y de otra bacteria resistente a antibióticos, donde han tenido resultados efectivos.

Con la tuberculosis actualmente está realizando la evaluación sobre 20 aislados clínicos, lo cual tarda por lo menos tres meses en crecer. Desde el día uno de la inoculación hasta saber si funciona, el proceso tarda aproximadamente tres meses. “Ahorita nos encontramos en la fase de evaluación. Sin embargo, con otros aislados sí hemos podido ver la actividad inhibitoria”, dijo

Edith sabe que los resultados de su trabajo son esperanzadores, un diagnóstico que es compartido por una decena de expertos que participan junto con la oaxaqueña en las investigaciones, como la doctora Simpson Williamson June Kilpatrick del Laboratorio de Genética del Desarrollo del Cinvestav, la doctora Lucía Martínez de la UABJO, el doctor Paul Gaytán Colín del Instituto de Biotecnología de la UNAM, Verónica Quintero Hernández del Laboratorio de Ecología Molecular Microbiana y Luis Javier Toledo Flores del Laboratorio de Microbiología del ITO, entre otros.

Todos ellos esperan que una nueva cura contra la tuberculosis esté por asomarse y corone todos los años de trabajo que iniciaron con la curiosidad de aquella niña que creció entre duraznos y cerezos en la Mixteca oaxaqueña.

Edith Bernabé, la joven científica de Oaxaca que lucha para curar la tuberculosis

EL UNIVERSAL

Oaxaca de Juárez.— Los duraznos, los cerezos, los ciruelos y las plantas ornamentales que sembraban sus abuelos rememoran la infancia de Edith Bernabé Pérez, joven científica oaxaqueña cuyas investigaciones en genética y clonación arrojan resultados positivos encaminados a la creación de un nuevo antibiótico capaz de curar la tuberculosis.

Sus estudios, además, muestran que la proteína que ha desarrollado también tiene efectos antimicrobianas en el streptococcus, bacteria que causa enfermedades como faringitis, neumonía, infecciones de la piel y de las heridas, entre otras, y en el staphilococcus, bacteria que ocasiona infecciones en la sangre, en la piel, los huesos y los pulmones.

La relevancia de sus estudios por encontrar un antibiótico para curar la tuberculosis se fundamenta en que la bacteria que la provoca cada vez adquiere mayor resistencia hacia los medicamentos que existen, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en 2017 publicó una lista de las principales bacterias que se encuentran en un nivel crítico porque representa un problema de salud pública que si no se atiende podría convertirse en una pandemia.

Oaxaca de Juárez.— Los duraznos, los cerezos, los ciruelos y las plantas ornamentales que sembraban sus abuelos rememoran la infancia de Edith Bernabé Pérez, joven científica oaxaqueña cuyas investigaciones en genética y clonación arrojan resultados positivos encaminados a la creación de un nuevo antibiótico capaz de curar la tuberculosis.

Sus estudios, además, muestran que la proteína que ha desarrollado también tiene efectos antimicrobianas en el streptococcus, bacteria que causa enfermedades como faringitis, neumonía, infecciones de la piel y de las heridas, entre otras, y en el staphilococcus, bacteria que ocasiona infecciones en la sangre, en la piel, los huesos y los pulmones.

La relevancia de sus estudios por encontrar un antibiótico para curar la tuberculosis se fundamenta en que la bacteria que la provoca cada vez adquiere mayor resistencia hacia los medicamentos que existen, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en 2017 publicó una lista de las principales bacterias que se encuentran en un nivel crítico porque representa un problema de salud pública que si no se atiende podría convertirse en una pandemia.

En el caso de la tuberculosis, las cifras son alarmantes, a lo que se suma que se trata de una enfermedad que se extiende en diferentes continentes, principalmente en Asia y en África, pero también en América. En el mundo aproximadamente 4 mil personas mueren al día a causa de esta enfermedad y 700 más se enferman diariamente.

En Oaxaca, por ejemplo, se han reportado 760 casos sólo en lo que va de 2023.

“La tuberculosis es una de las bacterias más antiguas que no ha podido ser erradicada. Actualmente, sí existen antibióticos para tuberculosis; sin embargo, esta bacteria se está volviendo cada vez más resistente porque los medicamentos ya no pueden matarla”, explica la científica oaxaqueña.

Su historia

Edith Bernabé Pérez nació en San Martín Huamelulpan, una población de Tlaxiaco en la región Mixteca de Oaxaca. Su infancia, relata, la vivió con sus abuelos, porque su madre debía trabajar.

“Fue una infancia bonita para mí, siempre estuve alrededor del campo. Siempre me han gustado mucho los árboles, las plantas. Mi familia se dedicaba a la agronomía y yo estuve presente en todos esos procesos”, comentó la científica.

La química, la biología y la ciencia le atrajeron desde sus estudios básicos, y le gustaba participar en los proyectos de ciencia, elaborar maquetas de la célula y las observaciones en el microscopio.

Pero fue hasta el bachillerato que Edith decidió dedicarse a la ciencia. Su intención, recuerda, era estudiar biotecnología o ingeniería genética, pero ante sus posibilidades económicas decidió estudiar Ingeniería Química en el Instituto Tecnológico de Oaxaca (ITO), donde la materia de microbiología fue clave para decidir y persistir en estudiar genética y biotecnología.

“Venir de una comunidad donde no se cuenta con todos los recursos desde un inicio me ha llevado a tener que emigrar, primero hacia la ciudad de Oaxaca, donde estudié en el Instituto, y posteriormente realizar otros contactos con otros investigadores”, dijo.

Con ese camino trazado, la joven comenzó a realizar estancias académicas en instituciones de prestigio, como el Laboratorio de Genética del Desarrollo del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional en Irapuato, el Laboratorio de Diagnóstico Molecular de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, el Laboratorio de Síntesis y Secuenciación de ADN de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Laboratorio de Ecología Molecular de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, el Laboratorio de Microbiología del ITO y en el Laboratorio Open-Lab. Hoy, todas ellas son colaboradoras de su investigación para curar la tuberculosis.

“El primer contacto que he tenido fue con un laboratorio que se llama Open-Lab de la Ciudad de México. Ellos fueron los primeros con los que interactúe para poder tomar cursos, conocer que había programas como clubes de ciencia donde podía integrarme e ir adquiriendo nuevos conocimientos de estas nuevas tecnologías que aquí en Oaxaca no las tenemos. Ese fue el primer encuentro para poder salir hacia otros lugares para poder expandir un poco más los conocimientos y afrontar estas limitantes”, comentó Edith.

Actualmente tiene la maestría en Desarrollo Regional y Tecnológico por el ITO y el doctorado en Biomedicina Experimental por la UABJO.

Al preguntarle cómo fue que una mujer indígena pudo abrirse paso en el mundo de la ciencia, Edith comentó que todo el proceso ha sido difícil, dado que, por el hecho de ser mujer e indígena, todo ha sido muy limitante.

“Ha sido difícil. Si enfocamos hacia otras comunidades, las mujeres no tienen esa posibilidad de poder salir, es más, muchas mujeres ni siquiera saben que pueden estudiar una maestría o un doctorado, no saben que pueden ser financiadas por parte del Conhacyt para abrirse hacia el mundo de la investigación.

“Ha sido muy limitante en el sentido de ser mujer y ser indígena. A mí sí me gustaría que todo este conocimiento que se genera en el área de investigación, y más que conocimiento, todas estas oportunidades que a mí se han dado en el trayecto sí poder compartirlas, llevarlas hasta esas comunidades más indígenas que la mía, donde sí se hablan las lenguas y se mantiene su cultura, que por lo menos conozcan, sepan, que hay algo más fuera de esa comunidad para que se puedan desarrollar en el ámbito de la ciencia y la tecnología, en idiomas, en diversas cuestiones”, dijo Edith.

El nacimiento de una cura

La bacteriocina, proteína antibiótica que Edith Bernabé Pérez ha encontrado en sus investigaciones, nace de una bacteria que vive en el suelo y fue aislada de la rizosfera del maíz. En ella se encontró que generaba un halo de inhibición, es decir, que mataba a todos los microorganismos a su alrededor y por ello dedujo que podía funcionar como un antibiótico.

Fue así como la joven científica oaxaqueña inició el proceso para clonarla: “La manipulamos, le extraemos el ADN con diferentes técnicas de laboratorio, con reactivos que nos permiten poder separar ese material, y ya que la tenemos pura la podemos usar para diferentes fines; uno de ellos es clonarla”.

Cuando Edith habla sobre sus hallazgos se tiene la certeza de que se está escuchando a una experta. Así lo indica la seguridad de su voz y la elección precisa de cada una de sus palabras.

“Este material genético se corta con unas tijeras y es el que se codifica para la bacteriocina, para el antibiótico; entonces, lo saco y lo meto un receptor que me sirve para que lo integre en su genoma. Ya que lo tengo dentro me permite estudiarlo”, narra entusiasmada.

En estos meses, Edith ha realizado también la evaluación de la proteína sobre cepas de streptococcus y staphilococcus, algunos provenientes de alimentos y de otra bacteria resistente a antibióticos, donde han tenido resultados efectivos.

Con la tuberculosis actualmente está realizando la evaluación sobre 20 aislados clínicos, lo cual tarda por lo menos tres meses en crecer. Desde el día uno de la inoculación hasta saber si funciona, el proceso tarda aproximadamente tres meses. “Ahorita nos encontramos en la fase de evaluación. Sin embargo, con otros aislados sí hemos podido ver la actividad inhibitoria”, dijo

Edith sabe que los resultados de su trabajo son esperanzadores, un diagnóstico que es compartido por una decena de expertos que participan junto con la oaxaqueña en las investigaciones, como la doctora Simpson Williamson June Kilpatrick del Laboratorio de Genética del Desarrollo del Cinvestav, la doctora Lucía Martínez de la UABJO, el doctor Paul Gaytán Colín del Instituto de Biotecnología de la UNAM, Verónica Quintero Hernández del Laboratorio de Ecología Molecular Microbiana y Luis Javier Toledo Flores del Laboratorio de Microbiología del ITO, entre otros.

Todos ellos esperan que una nueva cura contra la tuberculosis esté por asomarse y corone todos los años de trabajo que iniciaron con la curiosidad de aquella niña que creció entre duraznos y cerezos en la Mixteca oaxaqueña.

Maravilla a locales y visitantes el Espectáculo Multidisciplinario Oaxaqueñísimas

Oaxaca de Juárez, Oax. 20 de julio 2023.- Ana Díaz, Silvia María, Natalia Cruz, María Reyna y Lorena Vera, cinco de las cantantes más representativas de la música oaxaqueña, hicieron vibrar la tarde de este miércoles, el escenario del emblemático Teatro Macedonio Alcalá, en lo que fue el Espectáculo Multidisciplinario “Oaxaqueñísimas”.

Las protagonistas de este evento interpretaron 20 temas con sus respectivos arreglos musicales, entre las que destacan: Llévame oaxaqueña, Contigo, Orgullosa soy raíz, El feo, Ojos negros, Alingo lingo, El andariego, Sigo caminando, Corre, corre mula, El barco camaronero, entre otras piezas representativas de la cultura musical de Oaxaca.

Bajo los acordes de estas melodías interpretadas por las talentosas integrantes de la Banda Regional Femenil Mujeres del Viento Florido, dirigida por la artista Leticia Gallardo, el titular de la Secretaría de las Culturas y Artes Víctor Cata precisó que el evento fue un gran éxito gracias al trabajo de 85 participantes entre cantantes, músicos, arreglistas, productores, staff técnico y staff logístico.

“Tras 91 años en los que se ha realizado la Guelaguetza, la celebración regresa al pueblo y las dependencias encargadas de las actividades, tomamos espacios públicos para que sean las y los oaxaqueños, nuestras y nuestros invitados de honor”, dijo el funcionario estatal.

El Espectáculo Multidisciplinario Oaxaqueñísimas formó parte de las 116 actividades que emprende la dependencia del estado como parte de la agenda Culturas Vivas: Guelaguetza 2023.

Víctor Cata precisó que el espectáculo fue planeado especialmente para presentarse en el marco de la máxima fiesta de las y los oaxaqueños, la Guelaguetza.

Bajo la premisa de que “la cultura es para todas y todos”, indicó que la dependencia a su cargo otorgó las entradas gratuitas al concierto en sus dos funciones en las taquillas del Teatro Macedonio Alcalá.

Puntualizó que, históricamente los espectáculos de la Guelaguetza eran ideados para las y los visitantes; sin embargo, con la agenda Culturas Vivas: Guelaguetza 2023, la Secretaría de las Culturas y Artes ofrece actividades gratuitas para el disfrute de quienes radican en Oaxaca o llegan de las diferentes regiones.

En su oportunidad, las intérpretes oaxaqueñas agradecieron la asistencia del público que ovacionó cada número musical.

Compañía Minera Cuzcatlán apuesta por energías limpias

San José del Progreso, Oax.- Compañía Minera Cuzcatlán (CMC) culminó la segunda etapa del proyecto de instalación de paneles solares que tiene como objetivo la generación de energía fotovoltaíca para autoconsumo de la Unidad Minera San José, además de implementar un sistema de calentadores solares para contribuir a la reducción de emisiones de dióxido de carbono (CO2). 

En 2021, CMC realizó con éxito la primera etapa de este proyecto al instalar 72 paneles solares, con una capacidad de sistema de 30kWh, suficiente para abastecer de electricidad a las áreas administrativas de la Unidad Minera para uso de equipos de oficina, iluminación y sistemas, principalmente. Esto dio como resultado un ahorro de 105 tCO2 (toneladas de gases de efecto invernadero) durante el año . 

En esta segunda etapa, se instalaron 144 paneles solares más, 96 fueron colocados en el laboratorio químico, 24 en almacén general y 24 más en el comedor. Los paneles solares tienen una producción de 15kWh en las dos últimas áreas, logrando la reducción del 80% de consumo eléctrico en ambas zonas, mientras que, en el laboratorio químico, debido a las necesidades de la operación, la instalación tiene una producción de 45kWh, optimizando el consumo eléctrico del área en un 30%. 

Además del proyecto para la generación de energía fotovoltaica, CMC también optó por instalar ocho calentadores solares para proveer de agua caliente a las regaderas de uso personal que están al servicio de los colaboradoras y colaboradores que salen del interior de la mina. Al hacer este cambio se aprovecha la energía calorífica que proporcionan los rayos solares, reduciendo hasta una tonelada de CO2 al año por calentador instalado.

Al respecto, el Director País de CMC, Luiz Camargo, mencionó que, con la implementación de estos proyectos de energía limpia, la Compañía refrenda su compromiso por aprovechar los recursos naturales de manera eficiente al impulsar el uso de fuentes renovables que cuidan y conservan el medio ambiente.

CMC continuará evaluando opciones para seguir incorporando fuentes renovables con menor impacto ambiental, así como colaborar en la sustitución paulatina de energía derivada de fuentes fósiles que emiten gases de efecto invernadero.

Contacto de prensa: 

Doris Vega

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Esther Arzate Huitrón

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Dos personas detenidas y una camioneta asegurada durante cateo, por homicidio de Notario: Fiscal General de Oaxaca

Oaxaca de Juárez, Oax., a 20 de julio de 2023.- La Fiscalía General del Estado de Oaxaca (FGEO) detuvo a dos personas durante un cateo realizado en Asunción Ixtaltepec, acciones que forman parte de las investigaciones en torno al homicidio de J. O. G., Notario Público del Estado de México, quien fue víctima de una agresión en la que perdió la vida en calles del Centro Histórico de la capital.

 

En la conferencia de prensa del Gabinete de Seguridad, el Fiscal General, Bernardo Rodríguez Alamilla informó que la madrugada de este jueves 20 de julio de 2023, elementos de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI) dieron cumplimiento a una orden de cateo por lo que realizaron un despliegue en un domicilio particular localizado en la Tercera Sección de Asunción Ixtaltepec en la región del Istmo de Tehuantepec.

 

En el lugar, dijo, se logró la detención de dos hombres identificados como J. J. J. R. y A. M. L. quienes quedaron a disposición del Ministerio Público para resolver su situación jurídica, así como el aseguramiento de una camioneta, presuntamente en la que huyeron los responsables del homicidio antes citado.

 

Apuntó que las investigaciones realizadas de manera expedita, con colaboración interinstitucional, permitieron rastrear y dar seguimiento a la ruta de la camioneta en que escaparon los autores materiales del homicidio.

 

“Tenemos sólidos avances en la investigación sobre este caso de alto impacto social, por lo que sabemos que, además de los dos autores materiales, hay al menos otras dos personas implicadas, una de ellas es el hombre que conduce el vehículo en el que huyeron y la otra, es una mujer que acompañó a los homicidas para seguir a la víctima por calles del centro de la ciudad de Oaxaca”, explicó Rodríguez Alamilla.

 

Los hechos sucedieron el pasado de 18 de julio, cuando el Notario Público caminaba sobre la calle de Jesús Carranza, en la colonia Centro de la ciudad de Oaxaca de Juárez, donde dos hombres lo interceptaron y lo agredieron por la espalda.

 

La víctima, identificada como J. O. G. perdió la vida a consecuencia de las lesiones infligidas, por lo que la Fiscalía de Oaxaca intervino a través de la Fiscalía Especializada para la Atención a Delitos de Alto Impacto para iniciar con las labores que permitieron realizar acciones concretas para la resolución de este caso.

 

Asimismo, el Fiscal General, Bernardo Rodríguez Alamilla, destacó que la incidencia de homicidios dolosos en Oaxaca ha tenido una significativa reducción del 40 por ciento en las dos primeras semanas del mes de julio, pasando de 43 en ese periodo de junio, a 26, en el mismo lapso pero de este mes.

 

Los resultados en la reducción de la incidencia delictiva se obtuvieron gracias a la efectividad del Plan Estatal de Seguridad Pública en el que, además de la FGEO participan instituciones federales como la Guardia Nacional, la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), Secretaría de Marina (SEMAR) y estatales como la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC).

 

ENLACE PARA DESCARGA DE VIDEOS CON DECLARACIONES DEL FISCAL GENERAL:

 

 https://we.tl/t-SJzfP4Na5I

Fortalecen tecnología policial vial de Oaxaca con 200 dispositivos móviles PM85

• Contribuirán en operativos y detenciones, alertas por autos robados y el registro de tiempos de respuesta

Oaxaca de Juárez, Oax. 20 de julio de 2023.- Con la finalidad de garantizar a la ciudadanía una actuación policial eficiente, el Gobernador del Estado de Oaxaca, Salomón Jara Cruz realizó la entrega de 200 dispositivos móviles PM85 a la Policía Vial Estatal.

La entrega de estos dispositivos comúnmente conocidos como “bodycam” permitirá mejorar los tiempos de reacción, obtener información clave al momento y la creación de inteligencia policial.

Asimismo, será un apoyo en operativos y detenciones, alerta por autos robados, el registro de tiempos de respuesta, el historial de videos que inician automáticamente para la protección de policías y ciudadanía, así como la visualización de un mapa delictivo, la ubicación de policías para atención de alertas y el histórico de patrullajes.  

Teniendo como escenario el Monumento a Juárez ubicado en el Cerro del Fortín, el Mandatario Estatal expresó que desde el primer día la actual administración se ha preocupado por garantizar el equipamiento y generar condiciones dignas para el desempeño de la labor del cuerpo policiaco en la entidad.

De esta manera, indicó que estos dispositivos permitirán una operatividad más eficiente en las diversas áreas y acciones mediante el uso de tecnología de punta, la cual facilitará a las corporaciones de seguridad y vialidad tener una mejor capacidad de monitoreo y respuesta en beneficio del pueblo.

“Con estos nuevos dispositivos dotamos de mejores herramientas a esta corporación para la gestión de alertas ciudadanas y brindar atención inmediata a solicitudes de apoyo a la población en todo momento”, afirmó.

En su oportunidad, la titular del Secretariado Ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública (SESESP) Karina Barón Ortiz y el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) Iván García Álvarez, coincidieron que esta es una acción de fortalecimiento de las instituciones estatales de seguridad, lo cual permite integrar nuevos elementos tecnológicos para garantizar a la ciudadanía una actuación policial eficiente y con estricto apego a los protocolos y respeto de derechos humanos.

Finalmente, el director general de la Policía Vial Toribio López Sánchez realizó una demostración del funcionamiento de dicha tecnología y exhortó a las y los policías actuar en el marco de apego a la ley con estricto respeto a los derechos humanos.

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Continuarán lluvias moderadas en gran parte de la entidad por onda tropical número 14

Oaxaca de Juárez, Oax. 20 de julio de 2023.- La Coordinación Estatal de Protección Civil y Gestión de Riesgos (CEPCyGR) informa sobre la actividad de la onda tropical número 14 asociada con dos canales de baja presión, las cuales dejarán lluvias moderadas y tormentas en la entidad.
Lo anterior debido al pronóstico emitido por la Comisión Nacional del Agua (Conagua) donde se prevé intervalos de chubascos en la región de la Cuenca del Papaloapan, lloviznas dispersas en el Istmo, Sierra de Juárez y Mixteca.
En los Valles Centrales se esperan lluvias escasas por la tarde con posible actividad eléctrica, debido a la humedad dejada por la onda tropical número 14.
En el Golfo de Tehuantepec prevalecerán las rachas de viento de 20 a 35 kilómetros por hora.
Mientras que en zonas montañosas continuarán las áreas de niebla con lloviznas que pueden reducir la visibilidad, por ello, se recomienda que a las y los conductores moderar su velocidad y tener listas sus luces de emergencia.
Por otro lado, durante el día se esperan condiciones de cielo despejado a medio nublado con ambiente cálido a caluroso, mientras que en horas de la tarde o noche se espera el desarrollo de algunos nublados.
Las temperaturas para este día son las siguientes:
Valles Centrales, mínima de 15 y máxima de 32 grados.
Istmo de Tehuantepec, mínima de 22 y máxima de 34 grados.
Cuenca del Papaloapan, mínima de 19 y máxima de 35 grados.
Costa, mínima de 22 y máxima de 34 grados.
Mixteca, mínima de 15 y máxima de 32 grados.
Sierra de Flores Magón, mínima de 16 y máxima de 32 grados.
Sierra de Juárez, mínima de 10 grados y máxima de 26 grados.
Sierra Sur, mínima de 11 y máxima de 28 grados.
La CEPCyGR exhorta a la población a tomar precauciones y seguir las recomendaciones de Protección Civil y Capitanías de Puerto; así como mantenerse informado a través de los medios y redes sociales oficiales: Facebook @CEPCYGRGobOax y Twitter @CEPCyGR_GobOax.

Érase Pancho Villa, heroico y despiadado

REFORMA

Francisco Morales V.

Cd. de México (19 julio 2023).- “¿Y usted qué opina de Pancho Villa?”, le preguntó la investigadora María Isabel Souza, el 23 de julio de 1973, al señor Everardo Chávez Lechuga, para entonces un hombre ya muy mayor.

“Pues un tiempo estuvo bien”, responde él, a tantos años de distancia, al recordar que fue obligado con amenazas a pelear para el caudillo y, en dos ocasiones, infructuosamente, intentó desertar.

“¿En cuál tiempo?”, inquiere la entrevistadora, a lo que Chávez Lechuga responde: “Que fue, por ejemplo, como en 1915, en 1914, pero ya después también hizo muchas cosas malas”, sentencia.

Podría decirse que si uno quiere intentar conocer a una persona que ya no puede hablar por sí misma, habría que preguntarle sobre su vida a quienes más lo quisieron y admiraron, pero, también, a quienes más lo aborrecieron y le temieron.

Esto es especialmente cierto cuando se piensa en una figura polémica -tan glorificada como denostada- como la del General Francisco Villa, de quien este jueves se cumplen 100 años de su asesinato.

No es lo mismo conocer a uno de los máximos combatientes de la Revolución Mexicana a partir de la narración de un soldado levantado contra su voluntad, que a la de un miembro cercano de su Estado Mayor que jugaba “rebote” con él entre combate y combate, en los tiempos de ocio.

Para aproximarse a la vida y obra del Comandante de la División del Norte, este recurso de gran valor se encuentra en el primer piso del Museo Nacional de Antropología, en un lugar que no está propiamente en exhibición pero que siempre está abierto para quien desee aproximarse.

Ahí, en el área de Fototeca, Mapoteca y Materiales Sonoros de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, ha quedado resguardada la voz de quienes conocieron a Villa (1878-1923) en su tiempo.

“Yo diría que lo que tienen las entrevistas es la voz del pueblo. Una cápsula del tiempo con la voz del pueblo”, define en entrevista la bibliotecóloga Yosajandi Huerta, encargada de esa área del acervo.

Se trata del Programa de Historia Oral, o Archivo de la Palabra, cuyo primer antecedente fue la idea, en 1958, de crear un archivo sonoro diverso para el INAH y que una década después fue encargado a las investigadoras Alicia Olivera y Eugenia Meyer.

“Ellas fueron las encargadas de este gran proyecto, para manejar las diferentes series de un conjunto de entrevistas. A este tipo de investigación la llaman ‘historia oral’, que iba a ser esta serie de entrevistas a personajes importantes, protagonistas de grandes sucesos”, explica Huerta.

Ese esfuerzo derivó en 808 entrevistas, contenidas en alrededor de 700 cintas de carrete abierto y que, desde inicios del milenio, han sido progresivamente digitalizadas y subidas a la nube del INAH.

Este archivo, que desde el año pasado fue reconocido como Memoria del Mundo por la UNESCO, consta de 11 series, que incluyen la memoria oral de protagonistas y testigos de diferentes momentos históricos entre los que, por su relevancia, destaca la Revolución.

“¿Por qué la Revolución Mexicana? Porque es un parteaguas de la historia contemporánea, porque gracias la Revolución también saldrían muchos personajes que no sólo eran generales o ex guerrilleros, sino también se formaría la historia de la educación en México, o la historia de la medicina; inclusive la de muchos actores y cineastas”, explica la bibliotecóloga sobre el criterio aplicado.

El acervo de este periodo (1910-1920) cuenta con 130 cintas con un total de 227 entrevistas, todas digitalizadas y con 163 de ellas ya completamente transcritas para su consulta.

El nombre y las historias sobre Villa, desde luego, figuran prominentemente en esta serie.

“Es muy interesante, porque son entrevistados que estuvieron directamente en la Revolución y tenemos opiniones de todo tipo; podemos conocer a Villa a través de las personas que lo conocieron o que hablaron una, dos, tres veces con él, o hasta lo que se decía alrededor en los estados, sobre todo del Estado de Chihuahua”, explica Huerta.

“Uno puede ver sus diferentes facetas y también cómo la población de ese momento lo percibía, cómo los medios lo percibían y cómo Estados Unidos también percibía a Villa”, abunda.

Como ejemplo de estos testimonios, la encargada del archivo muestra la entrevista que Souza realizó el 21 de julio de 1973 a Práxedes Giner Durán.

El hombre de entonces 80 años, que llegó a ser Gobernador de Chihuahua (1962-1968), recuerda sus días como soldado villista en eventos tan trascendentales como las tomas de Camargo y Ojinaga, el ataque a Columbus, los combates en Torreón y la Convención de Aguascalientes.

Como miembro del Estado Mayor de Villa, Giner Durán puede hablar desde adentro de la organización de la División del Norte, pero también de los aspectos de la vida entre batalla y batalla.

Así, por ejemplo, cuenta cómo una vez, mientras jugaban “rebote” con bolas hechas con hilos de media, Villa interrumpió la partida al escuchar un escándalo.

“Era que un soldado iba detrás de una vaquilla queriéndola lazar y no la alcanzaba en su caballo; sacó el general Villa la pistola y como a unos yo creo…. como a unos 90 metros, corriendo la vaquilla ¡Pum! Y se cayó la vaquilla”, cuenta el solado, de acuerdo a la transcripción de la entrevista.

Este recuento del pistolero legendario que pasaba tiempo de ocio junto a sus tropas, como un afable hombre del pueblo, contrasta con el testimonio de Chávez Lechuga, quien relata cómo fue obligado a unirse a las filas de Villa.

“A la fuerza, y el que no… no nada más a mí, bueno, a toda la gente de aquí del Municipio de Guerrero (Chihuahua). Y entonces nos amagaron, que el que no quisiera ir le prendían fuego a las casas”, recuerda.

Chávez Lechuga expone también la brutalidad de Villa cuando se sentía traicionado, como ocurrió en Namiquipa, Chihuahua.

“¡Uno de los mismos de la gente de él! Lo denunciaron prácticamente. Que habían entregado a los gringos un poco de parque, de armas, y entonces se enojó mucho con el pueblo, y entonces una de las veces que vino allá a Namiquipa, juntó a toda la gente… bueno, al pueblo ¿verdad? Y luego a las mujeres se las echó a la tropa”, relata.

“¡Cómo se las echó!”, inquiere Souza. “Sí, para que abusara la tropa de ellas, allí en Namiquipa”, rememora.

Benefactor de algunos y azote de poblaciones enteras, Villa se muestra, en todas sus caras, a partir de los testimonios del Archivo de la Palabra del INAH.

“Podemos ver diferentes facetas: el Villa estratega, el Villa que no sabía controlar ese coraje o no quería sentirse traicionado, el Villa un poco más humano, el cual no se sentía bien de salud y deja un poco lo que estaba sucediendo en el País; también se puede lograr ver en estas entrevistas que todo fue muy caótico”, concluye Huerta.

“Fue muy caótico todo lo que estaba sucediendo y que la población lo estaba percibiendo dependiendo de qué papel estaban fungiendo en ese momento en su situación económica, en su trabajo, o si eran hacendados, o si era parte de la hacienda”, abunda.

A 100 años del asesinato de Villa en Hidalgo del Parral, todas las entrevistas del Archivo de la Palabra que lo mencionan, así como cualquier personaje o aspecto de la Revolución, pueden consultarse en el sitio www.bnah.inah.gob.mx para después poder acceder presencialmente a ellos, de manera gratuita, en la biblioteca.

Congreso autoriza dar en donación el inmueble del Hospital de Especialidades de Juchitán

San Raymundo Jalpan, Oax. 19 de julio de 2023.- El Congreso del Estado aprobó la desincorporación del patrimonio del Gobierno de Oaxaca, la superficie que ocupa el inmueble del Hospital de Especialidades de Juchitán, para darla en donación a una institución de salud del gobierno federal, con la finalidad de destinarla para la prestación gratuita de servicios de salud, medicamentos y demás insumos. 

En sesión extraordinaria, el Pleno de la 65 Legislatura local autorizó el dictamen emitido por la Comisión Permanente de Fortalecimiento y Asuntos Municipales, la cual fue la responsable de analizar la solicitud planteada por el Poder Ejecutivo a través de la Consejería Jurídica del Gobierno de Oaxaca. 

Sobre ello, Luis Alfonso Silva Romo, presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), explicó que esto permitirá sumar a la política del gobierno federal de “no dejar a nadie atrás y no dejar a nadie fuera”, para garantizar el acceso efectivo a los servicios médicos y de forma gratuita, lo cual representa uno de los objetivos de la transformación del estado. 

Se trata de la superficie de 34 mil 82 metros con 95 centímetros cuadrados que ocupa el inmueble del Hospital de Especialidades Juchitán, ubicado en la carretera Juchitán-Ixtepec, kilómetro 1.00, sin número exterior, lote dos, colonia la Arrocera, Benito Juárez, en Juchitán de Zaragoza, en la región del Istmo de Tehuantepec.

Muestra Oaxaca su gastronomía milenaria con la XVI Feria del Tejate y del Tamal 2023

* También estará este 20 de julio en un horario de 10:00 a 18:00 horas

Oaxaca de Juárez, Oax. 19 de julio de 2023.- Con el involucramiento de 121 productoras de manjares prehispánicos de San Andrés Huayapam, el Gobernador del Estado, Salomón Jara Cruz, acompañado de la Presidenta Honoraria del DIF Estatal, Irma Bolaños Quijano, inauguró la XVI Feria del Tejate y del Tamal 2023, en la Plaza de la Danza. 

“En el marco de las fiestas de Julio, mes de la Guelaguetza, nuestras comunidades son las protagonistas con la inauguración de esta feria; volvemos a colocar en la mirada del mundo estos dos productos tradicionales de nuestra tierra”, puntualizó el titular del Poder Ejecutivo con la asistencia de la Presidenta de la Unión de Mujeres Productoras de Tejate de San Andrés Huayapam, Margarita Isabel García Pacheco.

Jara Cruz reconoció la labor sostenida por colectivos de mujeres que mantienen viva esta tradición, parte esencial de la gastronomía oaxaqueña que ha mantenido el desarrollo económico de las familias en las comunidades. 

“Hoy le damos a ambos productos la difusión debida, con grandes propiedades alimenticias y sabor insuperable y que ha obtenido un papel muy valioso e indispensable en los rituales de nuestras culturas zapotecas y mixtecas en los Valles Centrales”, destacó el Mandatario Estatal junto a la Diosa Centéotl, Leticia Santiago Guzmán y el presidente municipal de San Andrés Huayapam, Abel Maclovio Pacheco García

“Inauguramos la Feria del Tejate y del Tamal con la seguridad de crear nuevos nichos de desarrollo económico para nuestros sectores productivos”, concluyó Salomón Jara Cruz.

En tanto, la secretaria de Turismo, Saymi Pineda Velasco destacó que los productos ofertados en esta feria son elaborados de manera artesanal por las manos expertas de las mujeres de Huayapam, guardianas de la receta ancestral y que han asumido el papel de productoras, comerciantes y transmisoras del proceso de elaboración.

Convocó a la ciudadanía a valorar y apoyar estas iniciativas que contribuyen al desarrollo económico de Oaxaca; pero también que han llevado a la entidad a ser reconocida por su gastronomía. “Disfrutemos de esta experiencia en donde la Guelaguetza nos ha proporcionado el momento oportuno para encontrarnos de nuevo, para buscar nuestras raíces y sentirnos orgullosos de su legado”, indicó. 

En la XVI Feria del Tamal y del Tejate se ofrece a visitantes locales, nacionales y extranjeros variedad de tamales como: mole en hoja de plátano, salsa verde, rajas, amarillo, chapulines, flor de calabaza, chepil, frijol, dulce, entro otros. Además de diversos sabores de tejate, producidos a base de cacao y maíz.   

Esta actividad se realizará hasta el 20 de julio en un horario de 10:00 a 18:00 horas, en la Plaza de la Danza, ubicada al frente del Palacio Municipal de Oaxaca de Juárez. 

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LA BOCANA” de Coplita, encuentro del río con el mar

Por: Lucio Gopar. Fotos: Omar Maya Calvo/Max Scherenberg Noyola.


Aquí en la Bocana fue fundado el Proyecto Lupita, en donde durante todo el tiempo que lleva este proyecto, se han vivido bellísimas experiencias de mejoramiento de la calidad de vida, a personas que desgraciadamente han tenido graves problemas de salud y en ocasiones, han perdido algunos miembros de su cuerpo, en donde también se les brindan prótesis, para poder desarrollar mejor su vida cotidiana y algunos, continuar con la productividad para sostener a su familia. Siendo lo más importante que no se les cobra nada por estos servicios a las personas de escasos recursos económicos. Más adelante te platicamos más detalles de esta gran obra, que inició con mucho amor y un gran corazón el Dr. Andrew Glassman.

Después de terminar la zona hotelera de Huatulco, hacia, más hacia el este, pasando la Bahía de Conejos, con rumbo al entronque de la carretera federal 200 y Copalita, unos 4 kilómetros antes, se encuentra la entrada, a la playa de “La Bocana”, en donde hay algunas casas habitadas por familias que siempre han vivido en este lugar y otras casas, por personas de diferentes lugares que han llegado a radicar a esta área, contando con servicios turísticos, hoteles y restaurantes.

Para los turistas que desean saber qué pueden hacer en la playa de La Bocana, queremos comentarles que aquí hay dos restaurantes, uno del lado derecho y otro del lado izquierdo, con platillos principalmente a base de mariscos, hechos a la usanza huatulqueña, por lo que los comensales mientras almuerzan o comen, tienen una vista panorámica del océano pacífico, que en ese lugar es donde se une el río con el mar y generalmente es una playa de un oleaje algo fuerte, por lo que se recomienda que solo personas que nadan muy bien, puedan meterse al mar. Para surfistas que no vienen preparados con equipo, no se preocupen, pues en ambos restaurantes les rentan las tablas para que practiquen este deporte extremo, cobrándoles una tarifa por hora.

La arcilla que se encuentra a la orilla del Río se dice que mezclada con algunas hierbas, sirve para curar algunos problemas de la piel. Es por ello que por algunos períodos las señoras originarias de este lugar de la Bocana, se organizan para brindar el servicio de aplicación de este lodo, a los turistas, el cual después de unos minutos les es retirado con el agua especial que en este lugar es una mezcla del río con el mar. A esta práctica para hacerlo más llamativo, algunas cooperativas le han llamado “baño zapoteco”.

Cuando se inició el proyecto de Bahías de Huatulco, se encontraron vestigios arqueológicos en esta zona, es por ello que después de muchas gestiones se logró la construcción y operación, con acceso a todo el público del hoy llamado: Parque Eco-Arqueológico de la Bocana del Río Copalita, administrado por el INAH, en donde hay un museo y se realiza un recorrido, encontrando en esta zona un centro ceremonial que contiene un juego de pelota y un edificio principal de más de 20 metros de altura y que a su vez se encuentran aquí dos tumbas asociadas a la élite gobernante.

Para quienes deseen venir a esta zona arqueológica les comentamos que está totalmente equipada con módulo de información, estacionamiento, guardarropa, museo de sitio, áreas de descanso y guías certificados que los acompañan en el recorrido. Un Campamento Tortuguero también se encuentra en este lugar, bajo el Programa Integral de Manejo y Conservación de Tortugas Marinas, coordinado por diversas instituciones que cuidan celosamente y bajo estrictas normas, el funcionamiento del mismo.

Es muy interesante el sincretismo cultural de este hermoso lugar, ya que hay actualmente la parte de los pobladores nativos, así como quienes han llegado a vivir en hermosas construcciones modernas, conviviendo de un forma agradable y muy armoniosa.

El Dr. Andrew Scot Glassman, Fundador del Proyecto Lupita, A .C. en Huatulco.

Con su misión en esta vida de una persona de buen corazón, con humildad y su voluntad de filantropía, el Dr. Andrew Glassman, creó la asociación civil “Proyecto Lupita”, asociación que está legalmente constituida, desde hace 5 años, pero funcionando desde hace más de dos décadas y que brinda asistencia social a niños y adultos de los sectores vulnerables, específicamente a personas con discapacidad física, a través de servicios de atención médica especializada en traumatología y ortopedia pediátrica y rehabilitación física, con la finalidad de mejorar su calidad de vida y potencializar su independencia, no solo de Huatulco, sino de diferentes partes de la costa, sin fines de lucro y totalmente altruista.

Se han transformado vidas, logrando mejorar el autoestima y ayudando a los pacientes a rehabilitarse y que puedan disfrutar la vida, así como también poder incorporarse a algún trabajo, para que puedan obtener ingresos económicos.

El Proyecto Lupita, comenzó hace más de 20 años con donaciones de equipos médicos (sillas de ruedas, bastones, baterías, etc.) recolectados en Estados Unidos, por el Dr. Andrew Glassman, fundador de esta noble institución y siendo transferidos estos equipos, al DIF Huatulco, Oaxaca, México, para que ellos hicieran la distribución, de acuerdo con sus censos de necesidades y atendiendo las solicitudes.

La asociación ha crecido orgánicamente, para satisfacer las necesidades de los pacientes, que entran en la población objetivo de este proyecto.

Hace más de seis años, el proyecto recibió su nombre después de conocer a una joven llamada Lupita, que había estado confinada a la cama, con el apoyo de la familia, durante más de 30 años, después de que un accidente la dejara en un estado semi vegetativo.

Aunque resultó imposible mejorar su condición médica, pudieron mejorar su calidad de vida con fisioterapia básica y mejores formas de alimentación y cambio de postura, así como la donación de sillas de ruedas especialmente para sus necesidades y un elevador de ascensor para ayudar a moverla de la cama a la silla.

La experiencia con la paciente Lupita, fue un parteaguas, brindando atención de mejor calidad a otros niños y adultos con necesidades especiales.

Cuando tuvieron pacientes con problemas médicos muy graves, formaron una alianza con el Hospital Shriners para Niños, de la Ciudad de México. Teniendo un convenio para que los pacientes enviados, reciban evaluación, operación y prótesis de forma gratuita hasta la edad de dieciocho años.

El Proyecto Lupita depende del DIF Huatulco, para el transporte a la Ciudad de México, quienes acuden de cuatro a siete niños y sus padres cinco veces al año, para valoración y tratamiento médico especializado.

Para apoyar, evaluar y seguir a los pacientes, se cuenta con los servicios de cirujanos ortopédicos pediátricos y traumatólogos.

El proyecto ahora tiene más de diecisiete voluntarios profesionales y personal para proporcionar los siguientes servicios de:

-Evaluación y terapia por personal médico y equipo quirúrgico.

-Terapia de evaluación y EEG por el neurólogo y equipo técnico.

-Fisioterapia en su propia clínica “Clínica de Rehabilitación María del Carmen”.

-Fisioterapia en el hogar. -Hidroterapia en piscinas y el océano por la bahía de Santa Cruz.

-Terapia ocupacional. -Alianza con el Hospital Shriners para Niños.

-Evaluación y tratamiento del pie zambo (PEVAC) utilizando la técnica Ponseti.

-Prótesis para adultos en su clínica. -Donaciones de equipos y suministros médicos.

Además de clases e instrucción de inglés, para que los pacientes puedan disfrutar de una vida más productiva. Siendo la filosofía del Dr. Andrew y de todo su gran equipo: “JUNTOS PODEMOS”, ya que creen que no habrá éxito continuo sin la ayuda de los voluntarios y patrocinadores.

El WhatsApp de contacto es: 9581282127 y su Facebook es: Lupita Project A.C. Huatulco.

Si puedes apoyar con patrocinios a esta Fundación, puedes contactarlos y con ello, lograr que se ayude a un mayor número de personas que actualmente están pasando por momentos muy difíciles, así que ayudanos a compartir esta información, para que llegue a un mayor número de personas.

Porque dando, es como se recibe, tengamos empatía con nuestros hermanos y brindemos lo mejor de nosotros mismos con los demás… Desde este espacio, una gran felicitación al Dr. Andrew Glassman por su bella labor y que sea este reportaje, como un homenaje por la gran labor que lleva a cabo y además, por lo que enseña a su equipo, en quienes está sembrando la semilla de la bondad.