Categoría: Cultura
Reaperturan Gobernador del Estado y Paco Ignacio Taibo II la Librería EDUCAL-FCE “Ricardo Flores Magón”
Oaxaca de Juárez, Oax., 7 de febrero de 2023.- El Gobernador del Estado, Salomón Jara Cruz, junto con el director del Fondo de Cultura Económica, Paco Ignacio Taibo II reinauguraron la Librería EDUCAL-FCE “Ricardo Flores Magón”, ubicada en el emblemático teatro “Macedonio Alcalá”, con el fin de acercar los libros a la población oaxaqueña e incentivar el gusto por la lectura.
Esta acción que representa “una fiesta de palabras”, forma parte del programa “Un Pueblo Leyendo para Transformar su Historia”, que impulsa el Mandatario estatal para promover en las nuevas generaciones el hábito de lectura y fortalecer el desarrollo de habilidades, análisis y expresión en la sociedad.
Ante escolares de diversos niveles educativos y público en general, el Mandatario estatal destacó el orgullo de este espacio, que es de las y los oaxaqueños, y que debe seguir manteniéndose esa riqueza cultural de los antepasados, así como recordar a Ricardo Flores Magón, un oaxaqueño precursor de la tercera gran transformación del país.
Dijo que el Gobierno que encabeza, ratifica su compromiso con la transformación de las conciencias a través de la cultura y de la lectura, tal como lo estableció desde el primer día de su mandato, por lo que se congratuló por la visita de Paco Ignacio Taibo II y la coordinación de estas acciones a través del Fondo de Cultura Económica, el cual edita libros para regalar, donar y promover la lectura a precios accesibles de forma masiva.
Con esta coordinación que realiza el Fondo de Cultura Económica y el Gobierno del Estado se enriquece la oferta de libros y contrarresta la falta de acceso a materiales de lectura, tal como lo establecen los ejes estratégicos de la actual administración estatal.
Oaxaca gestor de una revolución cultural, entre ellas la lectura
En su oportunidad Paco Ignacio Taibo II, destacó que existe un importante crecimiento de lectura en el país, entre ellos se destaca el registrado en Oaxaca. “Es el más espectacular del país por arriba de la Ciudad de México”, gracias al voluntariado que participa en el territorio estatal.
Resaltó que con la llegada de este nuevo gobierno se rompe la deficiencia de materiales para que lleguen a todas y todos. “Se recuperó la librería de este emblemático recinto -espacio que lleva el nombre de uno de los hombres más transcendentes de los oaxaqueños `Ricardo Flores Magón- como un lugar impulsor, que sea un centro de presentación al que visiten autores, se colabore con la Feria del Libro y se multipliquen los círculos de lectura con la participación de la población”.
“Una persona que lee, es una persona que piensa, y piensa críticamente”, por lo que en Oaxaca en poco tiempo se estará gestando una revolución cultural de dimensiones mayúsculas, en un país que está urgido con romper las diversas formas de control y dictadoras”, precisó.
Señaló que se incrementará el número de presencia del “libro bus” de lectura en comunidades de Oaxaca, así como incentivar el gusto por esta actividad en escolares y promover los clubes de lectura.
El Mandatario estatal entregó a Paco Ignacio Taibo II la llave de la librería que albergará diversos títulos al alcance de la población oaxaqueña, ubicada en Avenida Independencia número 901, en el Centro Histórico de la capital del estado.
En su oportunidad, Leonel Manzano Sosa, subsecretario de Fortalecimiento Académico y Vinculación Educativa y representante de Círculos y Clubes de Lectura Ciudadanos en Oaxaca, agradeció el respaldo del director del Fondo de Cultura Económica para contar con materiales accesibles al alcance de todas y todos los oaxaqueños mediante la apertura de estos espacios que concentra diversidad de títulos.
Al dar la bienvenida, Víctor Cata, secretario de las Culturas y Artes, destacó que los libros, junto con la palabra, no solo han sido repositorios y resguardo para la preservación y transmisión de la memoria y el desarrollo del intelecto, sino también para revelar la creatividad, la curiosidad y el gusto por el leer, es así como nacieron las casas de los libros.
¿Desde cuándo se lee y se escribe en Oaxaca? –cuestionó-, ya que de acuerdo a las evidencias arqueológicas, los zapotecas desarrollaron una escritura, la más antigua que se conoce en América en el Valle de Oaxaca, y que data de 600 a 400 Años antes de Cristo.
La profesora Audelia Pastrana Vera y los alumnos Rafael de Jesús González Ramírez, y Valentina Cruz Manzano, leyeron fragmentos de cuentos y libros “El Horrible Sueño de Harriet”, “Otros cuentos de terror” y “La Peor Señora del Mundo”, que captaron la atención del público que se involucró en las historias.
Asistieron Carmen Sánchez Parada, directora de Conservación y Divulgación Cultural; William Bautista López, coordinador general de Fomento a la Lectura, e integrantes del gabinete legal y ampliado del Gobierno del Estado.
Narcocultura, modelo enquistado en la sociedad mexicana
EL UNIVERSAL
María Cabadas
El folclor, la variada gastronomía, la amplia oferta cultural, los artistas y mariachis y los grandes pintores y muralistas que distinguen a México en el extranjero fueron opacados desde hace tiempo por la violencia y la narcocultura.
Nuestro país también es visto como hacedor de capos del narcotráfico y su narcocultura, que se ha enquistado en la sociedad a través de series, películas, videojuegos, telenovelas, corridos y en la arquitectura, entre otros, coinciden en señalar especialistas en seguridad, sociólogos y organizaciones civiles.
Consideran que la narcocultura también se expresa en un estilo de vida ostentoso, en la moda, en el consumo ilimitado y sin freno, la adquisición de marcas exclusivas, de vehículos de lujo, joyas de alta gama. Estar presente en los grandes eventos del espectáculo y el deporte, la forma de relacionarse en redes sociales. Porque es vista como un modelo, rápido e impune, de movilidad social.
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“En la década de los 90 solía decirse que había que evitar que México se colombianizara por los eventos de alto impacto, producto de la narcoguerra que vivía Colombia por los distintos grupos del narcotráfico. Pero esta situación de imagen internacional negativa que tenía ese país en esos años es la que tiene nuestro país actualmente”, dice David Saucedo, experto en seguridad.
En entrevista con EL UNIVERSAL, asegura que como Colombia en los 90, desde hace varias décadas México es percibido a nivel internacional como un modelo de política, poder… y narcotráfico.
“Ahora en muchos países lo que se busca es diseñar políticas para evitar la mexicanización de sus naciones y de sus habitantes”, comenta el experto.
Explica que la narcocultura surgió como un modelo de vida, como un conjunto de valores y un esquema aspiracional para varios jóvenes de bajo nivel socioeconómico, que encuentran en la actividad del narcotráfico una movilidad social.
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Con la captura de Ovidio El Ratón Guzmán circularon en redes videos de tres niños jugando a ser integrantes de un grupo criminal con un narco retén.
El 9 de enero pasado se difundió un video del zaguero de Cruz Azul, Julio César Cata Domínguez que desató una polémica por una fiesta para celebrar el 13 cumpleaños de su hijo, en la que los menores estaban ataviados a la usanza de narcotraficantes.
Los pequeños portaban armas de juguete y gorras con las iniciales JGL, en alusión a Joaquín El Chapo Guzmán o con la leyenda Chapiza, como se les llama a los familiares del narcotraficante.
Para José Luis Velasco, académico del Instituto de Investigaciones Sociales (ISS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la narcocultura, así como las actividades que realizan los grupos de narcotraficantes se han normalizado a lo largo y ancho del país.
“En nuestro país ya está más que normalizada esta violencia y narcocultura. Los narcotraficantes impresionaron a la gente que admira no sólo ese tipo de cultura, sino que la entiende. Esa violencia espectacular, simbólica, semiótica, incluso artística, es una de las vías por las que se crea y se mantiene la verdadera narcocultura, la cultura del crimen”, dice.
José Luis Velasco está convencido de que la narcocultura es un fenómeno difícil de erradicar en México, pues ha sido un proceso largo de aprendizaje social.
“No son pocos los muchachos que quieren ser como Caro Quintero, El Chapo, Ovidio o El Mayo Zambada, sobre todo los que no tienen las herramientas ni las oportunidades sociales para seguir adelante, como la educación”, agrega.
La presidenta de la organización civil Causa en Común, María Elena Morera, comenta que los narcocorridos, las narcoseries y la narcoarquitectura “dan un mensaje que ser narco es sinónimo de fortaleza y mucho poder, cuando en realidad quienes se dedican al crimen organizado o terminan en la cárcel… o muertos”.
“Es una desgracia que no existan campañas sobre todo enfocadas a nuestras infancias y adolescencias, para decirles que los narcotraficantes se dedican a matar y a producir adictos a las drogas. No creo que se erradique esta narcocultura, porque además de estar muy arraigada, no existe ninguna política para eso”, sostiene Morera.
El académico de la Universidad Nacional Autónoma de México y especialista en temas de seguridad, Édgar Ortiz Arellano, asegura que los medios informativos también han contribuido, al igual que los narcocorridos o las narcoseries, por ejemplo, a enquistar la narcocultura en el país.
“Pareciera que el ser narcotraficante es una actividad viable para muchas personas que aspiran a una mejora económica o a una movilidad social”, expresa.
Y expone: “México fue conocido por su liderazgo político en Latinoamérica, por su cultura y pasado histórico, por su alegría, por su colorido y su hospitalidad, entre otras cosas”.
Ortiz Arellano agrega que “esto ya fue sobrepasado por esta narcocultura que promueve el odio, la violencia, el ascenso económico fácil: Desde los niños hasta los adultos han sido permeados por esta forma de contemplar el país y la vida misma”.
‘Pinocho’, de Del Toro, gana Globo de Oro a Película Animada
Grupo REFORMA
Cd. de México (10 enero 2023).- Guillermo del Toro ganó el Globo de Oro a Mejor Película Animada por su reciente proyecto Pinocho.
El cineasta mexicano compitió por el premio contra El Gato Con Botas: El Último Deseo, de Joel Crawford; Red, de Domee Shi; y Marcel the Shell With Shoes On, de Dean Fleischer Camp.
“La animación es cine. La animación no es un género infantil, es un medio. Y refleja la vida, la belleza y la verdad”, dijo Del Toro tras recibir el premio.
El tapatío de 58 años recibió el Globo de Oro de Mark Gustafson, quien es co-director de la película basada en el cuento original de Carlo Collodi.
Pinocho también estuvo nominada en las categorías a Mejor Canción Original y Mejor Banda Sonora; sin embargo, el premio le fue arrebatado por RRR y Babylon, respectivamente.
Gary Ungar y Corey Campodonico, productores de Pinocho, también asistieron a la edición 80 de la premiación.
Con el reconocimiento de este martes, Guillermo del Toro suma dos Globos de Oro, pues en 2018 triunfó a Mejor Director por su cinta La Forma del Agua.
Pinocho de Guillermo del Toro está ambientada en la Italia fascista de 1930 y cuenta la historia de Gepetto, un hombre carpintero, quien tras la muerte de su hijo Carlo fabrica un muñeco de madera que cobra vida con ayuda de un Espíritu del Bosque.
Los tres amigos toman Hollywood por una noche
EL PAÍS
LUIS PABLO BEAUREGARD
Los Ángeles – 07 ENE 2023 – Un joven preguntaba la noche del viernes en la barra del Fanny, el bar del Museo de la Academia del cine, a qué se debía tanta conmoción. “Es un evento de Netflix. Van a venir tres directores mexicanos”, le respondió la camarera mientras preparaba un cóctel. Esos tres cineastas eran Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro y Alejandro González Iñárritu, colegas que comparten una patria, obsesión por la muerte y años recientes marcados por los éxitos. Con siete premios Oscar a cuestas entre los tres, la reunión se convirtió la noche del viernes en un gran evento de Hollywood.
La velada comenzó con un poco de nostalgia. Del Toro recordó la primera foto de los tres que dio la vuelta al mundo. Fue tomada hace 16 años en la alfombra roja de los Oscar de febrero de 2007. El cineasta originario de Guadalajara estaba nominado por El laberinto del fauno e Iñárritu había recibido su primera nominación a Mejor Director por Babel. Ambos posaban junto a Cuarón. La carrera de los amigos despuntaba. También lo hacían como empresarios con Cha Cha Chá, una compañía con la que ayudaron a producir y distribuir cinco películas. La foto de familia creció diez años después, en 2017, cuando los directores posaron en Cannes con Salma Hayek, Gael García Bernal, Diego Luna y Emmanuel Lubezki.
Mucho ha pasado en estos años. “Dos matrimonios y 90 kilos después”, bromeó Del Toro, quien junto con Iñárritu vuelve a una nueva temporada de premios. Ambos lo hacen con películas donde resaltan su madurez como contadores de historias. El cineasta tapatío presenta su adaptación de Pinocho, una cinta de animación en técnica stop motion donde resalta la paternidad, un tema sobre el que ha meditado tras haber perdido a sus dos padres en el lapso transcurrido desde el estreno de La forma del agua y su más reciente filme.
“Hay mucha gente que está acudiendo a sus biografías. Estamos en un momento de autorreflexión, pensando adonde vamos”, dijo Del Toro, quien sabrá el martes si gana alguno de los tres Globos de Oro a los que está nominado. El director citó algunas películas recientes donde colegas suyos han echado la mirada atrás. Entre ellos, Steven Spielberg en Los Fabelman, Sam Mendes en El Imperio de la luz y El tiempo del Armagedón, de James Gray.
Iñárritu también está promocionado su obra más personal. Bardo ha demostrado ser desafiante para los espectadores que siguen su trabajo desde que sorprendió con Amores Perros en el arranque del siglo XXI. Iñárritu le comentó una vez al director de Roma que tras hacer Babel sintió la necesidad de renovar su lenguaje cinematográfico. “Sabía que necesitaba reinventarme. Estaba hastiado de mí mismo”, afirmó el ganador del Oscar por Birdman. La búsqueda de esa nueva herramienta para comunicarse comenzó con Biutiful, una cinta protagonizada por Javier Bardem que lo llevó a España y de vuelta al español después de haber rodado en inglés 21 gramos y Babel. “Mis películas son un rayo X de un momento emocional. Aunque lo niegues o suprimas. Por eso no puedo ver estas películas. No puedo ver cosas que no puedo recordar porque representan un tiempo en la vida. Tienen una intensidad que a veces no reconoces”, afirmó en la conversación.
Enfocado en lo que será su debut televisivo en streaming y sin película que promocionar en el actual ciclo, Alfonso Cuarón se limitó a servir solo de moderador. Esto para la frustración de Del Toro, quien intentó hacer un par de preguntas que el director de Hijos del Hombre evitó a toda costa. “A mí no me llegó el memo o qué… Aquí dice los tres amigos y este cabrón no habla”, bromeaba Del Toro ante las risas del auditorio David Geffen, que estaba totalmente lleno.
Cuarón ha sido durante décadas el centro de gravedad de la amistad a tres bandas. Él y Del Toro descubrieron, varias décadas más tarde, que estuvieron en el mismo cine viendo las mismas películas. La familia de Cuarón, originario de Ciudad de México, veraneaba en el lago de Chapala, un balneario cercano a Guadalajara. En aquellos pases de verano, los menores, sin conocerse, se maravillaban con El Santo contra las mujeres vampiro, El hombre lobo y Melody.
Del Toro también recordó cómo visitó a Cuarón en su casa para contarle de principio a fin el argumento de El laberinto del fauno frente a un caldo de pollo. “Al terminar, los dos estábamos llorando”, dijo el creador de Hellboy, quien este viernes ha confesado a la audiencia que él hace la voz de todos los monstruos que habitan su filmografía. Desde los que aparecen en Pacific Rim hasta el propio fauno. “Me identifico con ellos desde que vi por primera vez a Frankenstein. Pensé ‘ese es mi Jesús. Ese es mi santo’”, añadió.
En otra ocasión, Cuarón quien llevaba años haciendo cine antes de filmar Solo con tu pareja, llamó un día a su amigo para recomendarle que viera Amores Perros. Aquella era la primera película de un hombre que se había fogueado en la publicidad. Del Toro hizo caso y creyó que la ópera prima del entonces llamado González Iñárritu era “una obra maestra” a la que le sobraban 20 minutos. Así que lo llamó para decírselo. La confianza afloró pronto en la relación y Del Toro voló desde Austin, Texas, a México para convencerlo de que sacara la tijera y cortara mucho de la segunda historia que forma la trama.
A pesar de las trayectorias que han logrado, en la noche también se habló del fracaso. “Hoy en la mañana me rechazaron una película”, reveló Del Toro, quien el próximo 24 de enero conocerá si su Pinocho en nominado al Oscar. Bardo no logró ser nominada a ningún Globo de Oro. Netflix está en el tramo final de la campaña para la nominación.
Iñárritu afirmaba que la experiencia le ha dado la valentía suficiente “para alzar la voz ante el rechazo”. Usó de ejemplo Birdman, una película que los estudios le rechazaron por dos años hasta que finalmente se hizo (y ganó cuatro Óscares en 2015). El proceso de Bardo también fue cuesta arriba. Escuchó algunos no, pero la necesidad por hacerla era mayor, así que comenzó a financiarla y pensó en poner en venta su casa para lograrlo. Antes apareció el gigante del streaming, quien ya ha dado cobijo a los tres amigos.
Demián Flores, un ‘juchilango’ entregado al arte
REFORMA
Israel Sánchez
Cd. de México (06 enero 2023).- Cuando un joven Demián Flores determinó que quería dedicarse al arte, su padre, el poeta Miguel Flores Ramírez, lo llevó a conocer a su amigo Francisco Toledo (1940-2019). Un encuentro que definiría su camino.
“Me dijo: ‘Ve a ver al maestro, a que platiques, capaz que no es lo que (esperas)”, recuerda en entrevista el artista nacido en Juchitán, Oaxaca, en 1971, año en que Toledo fundara ahí la Casa de la Cultura, donde tuvieron lugar sus primeros acercamientos con el arte siendo todavía un niño.
“En esa pequeña casa de cultura había una biblioteca importantísima de arte. Antes de que la obra pasara al acervo de lo que hoy conocemos como Colección Toledo, fue el primer lugar donde se concentró todo. Entonces nosotros teníamos exposiciones, imagínate, de primerísima”, agrega sobre su primera escuela.
No sería sino hasta antes de su ingreso a la entonces Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP, hoy Facultad de Artes y Diseño de la UNAM), cuando el padre de Flores lo llevó a la casa del importante creador oaxaqueño, con quien el poeta colaboró en la revista Guchachi’ Reza, y a quien el joven encontró experimentando con tierra y lodo.
“Todo el patio de su casa era una gran escultura, que en la primera lluvia se cayó. Era impresionante ver todo eso, y yo entro a ese ambiente, lo veo trabajar, y pues no cruzamos palabra alguna”, rememora.
“Pero sí que cuando mi papá va por mí de nuevo, (Toledo) me dice: ‘Ah, pues qué bueno que vas a estudiar, me da gusto'”, relata. “En esos años era muy difícil, muy complicado que los jóvenes vinieran a estudiar a la Ciudad de México. Y entonces me dijo: ‘Qué bueno, y quiero que vengas, por favor, a verme y me traigas (tus trabajos), a ver cómo vas”.
El joven creador en ciernes le tomó la palabra, y entonces sus años de estudiante los vivió entre el tiempo en la UNAM y los retornos a su Estado, donde el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) -también bajo la tutela de Toledo- se volvería también fundamental para su formación.
Viajes en los que conoció, por ejemplo, a gente como Juan Alcázar, pintor y grabador al frente del taller Rufino Tamayo, espacio que acogió la primera exposición de Flores en Oaxaca. Una exhibición de los grabados que hacía en la ENAP, de donde eventualmente egresaría como grabador.
“Yo regresaba mucho a ver al maestro (Toledo), a mostrarle mis dibujos. Él me daba muchas lecturas”, remarca. “Me dejaba libros para leer, pero además me dejaba los grabados de su acervo para revisarlos. Me decía: ‘Oye, ve estos grabados de expresionismo alemán’, y me dejaba los portafolios. Yo tuve la posibilidad de estudiar con el Goya en mis manos”.
Con tal influencia en su vida, no son fortuitos los esfuerzos de Flores por crear instancias de vinculación social a través del arte. En su casa y estudio de trabajo al sur de la CDMX, con un proyecto bautizado como La Cebada, abrió un cine para los niños del barrio; en la Ciudad de Oaxaca, por otro lado, crearía La Curtiduría, donde se imparten lo mismo un taller de grabado que las Clínicas para la Especialización en Arte Contemporáneo.
“Nace como eso, un espacio que intentaba yo hacer como esa casa de la cultura en la que tuve la oportunidad de estar”, resalta sobre el recinto abierto en 2006, en una de las últimas curtidurías en el barrio de Jalatlaco, y de donde han salido creadores como el colectivo Los Tlacolulokos.
“Yo soy de Juchitán, del mismo pueblo que Toledo, y crecí desde niño cobijado por su infraestructura y por su vida y por su generosidad. La Curtiduría, digamos, es una consecuencia de eso, justo porque yo sí creo en el arte como un transformador. Y lo digo en primera persona, porque a mí me transformó de manera personal”.
De ahí que no falte quien vea en Flores al heredero más claro del espíritu de Toledo, fallecido hace ya más de dos años. Para el artista cuya vida al día de hoy continúa dividida entre la CDMX y Oaxaca, la ausencia de su maestro “es un hueco imposible de llenar”.
Un ‘juchilango’ con pasado grafitero
El recuerdo e impacto de su infancia en un lugar tan simbólico como Oaxaca tiene un sitio especial en el imaginario pictórico de Flores.
“Vengo de una comunidad indígena, con una fuerte tradición, cargada de mitos, de leyendas, y de una realidad bien, bien especial; bien específica”, subraya el único artista al seno de una familia de comerciantes, algunos parte de la historia local.
“Por ejemplo, mi abuelo (Norberto Cortés), además de comerciante, antes también tuvo una vida política; fue Presidente Municipal de Juchitán”, comparte. “Mi abuela era una mujer indígena fuertísima, de esas juchitecas que trabajó hasta su último día, siempre vestida de nahua, de huipil, hablando zapoteco”.
A todo este bagaje del Istmo se sumaría la asimilación de la cultura de masas a la llegada de Flores a la CDMX, radicando por mucho tiempo en una unidad habitacional en Villa Coapa, desde donde las vicisitudes de la época terminarían por moldear sus intereses y afinidades.
“Era justo en el momento antes del Tratado de Libre Comercio, cuando la fayuca existía, cuando las culturas suburbanas se conformaban, y a mí me tocó mucho esa época de los chavos banda. Yo dibujaba muchísimo, y me acuerdo que hacía muchas cosas para las chamarras de mis propios vecinos, o mis primeras pintas y grafitis; yo las hacía mucho también junto con esas culturas, a lo cual yo también pertenecía”.
¿Pintabas en la calle?
Sí, yo llegué a pintar en la calle de joven, a hacer mis “placazos” con esténciles. Y también hacía lo de las chamarras.
A mí siempre me ha encantado la música, entonces yo copiaba los discos, las portadas de Yes o de Pink Floyd, para unas carpetas que había antes.
He ahí el origen de los temas que atraviesan la obra de Flores, que suele mezclar imágenes de la cultura pop con destellos de tradición e historia nacional: la memoria, el territorio y, sobre todo, la identidad; “cuestiones tan sencillas como preguntarme: ¿Quién soy?, ¿de dónde vengo? y ¿a dónde voy? Esas son constantes”, reconoce.
“Y, en mi caso, pues es una identidad trastocada, como yuxtapuesta. Tan es así que, en algún momento, mi forma de definirme, de definir mi propio trabajo, yo decía que era como una especie de ‘juchilango’, una mitad juchiteco y mitad chilango”, continúa, recordando que incluso ese fue el título de una exposición.
En cuanto a la técnica, la experimentación ha sido su marca, moviéndose con libertad entre las diferentes artes gráficas; lo mismo del grabado a la pintura que de la escultura a la serigrafía. Un rasgo que le parece distintivo de su generación, que si bien todavía abrevó mucho de la tradición, también sirvió de campo fértil para que los nuevos lenguajes contemporáneos florecieran.
“En mi caso, pues toda esta idea que yo empecé a desarrollar de la gráfica, digamos, expandiendo sus propios límites”, expone el creador para quien nociones como la matriz, el soporte o la multiplicidad dejaron de ser meros elementos de una técnica para convertirse en detonantes conceptuales.
“Por ejemplo, el soporte no tenía que ser a fuerzas un papel en el que está impreso un grabado sino que puede ser el muro”, dice, y recuerda el mural que plasmó en el Padrão dos Descobrimentos, en Lisboa. “Habitaba todos los espacios y creaba como una narrativa, pero mucho a partir del sentido de la gráfica en sentido expandido”.
Lo más reciente en este mismo sentido es la serie de pinturas plegables, lienzos de gran formato que pueden doblarse y trasladarse con facilidad para una mayor capacidad expositiva. Las primeras seis las realizó a lo largo de 2022 y se enviaron a Los Ángeles, y una docena más está en proceso.
Contra la falta de empatía
La realidad caleidoscópica, de sentimientos contradictorios y un estado general de violencia, ha sido otra de las constantes en el arte de Flores.
Hechos como la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa o las amenazas a la lengua zapoteca lo han convocado para un arte de corte activista. Y ha sido, además, cómplice habitual de figuras críticas como el escritor y gestor cultural Antonio Calera Grobet o el artista Gabriel Macotela.
“Creo que por eso también hago mucha gráfica; la gráfica siempre ha estado relacionada con cuestiones sociales. Y yo siempre he tenido mucho interés en que mi trabajo también refleje lo que yo estoy viviendo. Eso es fundamental”, enfatiza el artista, refiriéndolo, acaso, como otro de los legados de Toledo.
En octubre de 2020, por ejemplo, fue parte de los creadores que llevaron una efigie de Benito Juárez a Palacio Nacional en reclamo a que una cuarta parte de los recursos del sector estuvieran concentrados en el megaproyecto Chapultepec, Naturaleza y Cultura.
En tal ocasión, Flores acusó falta de empatía por parte del Gobierno, en pleno “estado de emergencia, con sectores de todas las manifestaciones a punto de caer a un precipicio”. (REFORMA, 10/10/2020)
¿Percibes la misma situación de emergencia hoy día?
Realmente, o desafortunadamente, sí que todo el gremio artístico en todas las disciplinas, pues fue un impacto terrible la pandemia, y justo la falta de empatía que hubo para desarrollar cuestiones que puedan ayudar a sobrepasar todas esas carencias que hubo. Y yo creo que sigue siendo totalmente (vigente).
Hay como una separación cada vez más grande entre la cultura, y ya déjate de la sociedad, sino también de los propios creadores. Entonces, eso lo ha hecho muy, muy complicado, aunado con todo lo que la pandemia movió.
Con el megaproyecto de Chapultepec aún como la prioridad del Estado en materia cultural, Flores, quien en 2021 recibió por adjudicación directa 209 mil 790 pesos para encargarse del diseño en el evento Original de la Secretaría de Cultura (REFORMA, 25/01/2022), insiste en cuestionar la necesidad de una obra como la que proyecta el creador Gabriel Orozco.
“Creo que es importante el proyecto; mi cuestionamiento no es si la valía es o no es. Mi cuestionamiento es si es hoy necesario ante toda una serie de cosas que siguen estando impactadas por la pandemia y por la crisis”, señala, poniendo como ejemplo la Casa de la Cultura de Juchitán, esa misma en la que se formara de chico, que a 5 años de los sismos que la cimbraron no había podido ser reabierta aún.
La escritora oaxaqueña Clyo Mendoza: “La ira y el erotismo son fuerzas evolutivas”
EL PAÍS
JOSÉ PABLO CRIALES
México. Frente al cadáver de un niño, la guerra termina para dos soldados de bandos opuestos. Desertar, ante el alucinatorio desierto mexicano, es otro comienzo antes que un final. Juan y Lázaro han matado tanto que no recuerdan ni quienes eran. Ahora, abandonados a sí mismos, se descubren: una historia en común de la que solo uno recogerá pedazos, una vida que se traduce en condena y un miedo aún más profundo que el desierto y su violencia estruendosa.
“Me gustaría que fueras una mujer, Lázaro. Así yo sería un hombre normal”, dice Juan en la oscuridad de una cueva. “Qué más da que seamos: putos, hombres, mujeres; a nadie le importa, no somos nadie, Juan”, responderá Lázaro antes de auparse al caballo. No volverá, pero el descubrimiento de su secreto arrojará a Juan a una cacería imposible de terminar.
La historia de Furia, la primera novela de Clyo Mendoza (Oaxaca, 1993), no comienza ahí, pero esa búsqueda es su punto de partida. “Me interesaba mucho hablar de las disidencias, voluntarias e involuntarias. Ya sea sexual, política, geográfica o neuronal, una disidencia es una manera de habitar el mundo. Y muchas veces el yo se vuelve contra el yo”, afirma la autora, ganadora del Premio Internacional de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz en 2018 —la más joven en conseguirlo—, que este miércoles presenta la novela en España y Argentina con la editorial Sigilo, tras la edición mexicana de Almadía.
Escritoras y nigromantes: nuevo gótico latinoamericano
Ante la pérdida, Juan busca a su padre, un hombre que dice ser soldado antes de abandonar su casa para siempre. Vicente Barrera, un vendedor de hilos que arrasó como un torbellino por las vidas de mujeres que lo odian y lo veneran, pasa sus últimos días amarrado como un perro rabioso. Un trabajador de morgue, Salvador, se pierde en el desierto y confunde los cactus con la persona que ama. Sobre los ecos de de las historias de estos hombres rotos —y de sus madres, amantes y compañeras— Mendoza desnuda la pulsión animal que se cuece y estalla entre el dolor, el miedo y el deseo alrededor de un paisaje que los aprisiona tanto como los libera.
“Nos han enseñado a creer en ideas fijas: la verdad, dios, el sexo, el amor”, dice Mendoza sobre sus personajes. “A muchos hombres les enseñan a ser estoicos, fuertes, intocables, conceptos que a la larga llegan a ser muy limitantes y dolorosos”. Detrás de Juan y Lázaro, Sara y Cástula, madres abandonadas a su suerte, que lloran abnegadas, pero que también recorren la tierra del sol abrasador entre fantasmas y deseos en silencio. “La educación judeocristiana dice que la furia, el erotismo, no tienen ningún poder trascendental. Creo que es algo que nos han enseñado sobre todo a las mujeres, una moralidad que también ha aprovechado el Estado en su laicidad como un sistema de sometimiento ideológico”, describe la autora. “Ambas son una expresión de vida. Hay que replantearnos por qué la ira y el erotismo han sido tan mal vistos a lo largo de la historia, si son una fuerza liberadora y evolutiva, dos rasgos que nos hacen la especie que somos”.
En la búsqueda de respuestas, los personajes de Mendoza se enfrentan al infierno, que más que un incendio dominado por un señor con cuernos es la posibilidad de una verdad absoluta. En la figura de un mercader que vaga por el desierto contando historias, cada personaje enfrenta la posibilidad de saber lo que busca. “Conocer la verdad objetiva, no nuestra verdad mortal, es algo atroz” afirma Mendoza. “La enfermedad en el libro es esa falta de verdad: ¿soy un perro o me imagino que soy un perro?”.
Hija de una maestra rural que se llevó a sus hijos a recorrer la Sierra Mixteca, Mendoza reconoce el origen del libro en las historias que escuchó en la montaña cuando era niña y en el interés por esas rupturas que marcan una vida frente al orden establecido. “Ciertas cosas nunca se escriben, pero dentro de las familias, sí que se cuentan. Siempre agregando algo, inventando, por lo que me pregunto hasta qué punto la memoria lo ha modificado para que sea más cómodo o sea un reto”, dice. Entre los golpes de la violencia de la costa pegada a la tierra caliente de Guerrero, una educación conservadora por no haber otra cosa, y un interés obsesivo por los estados alterados de la conciencia, la literatura de esta escritora de 28 años destila entre la vigilia y el sueño, con una contundencia poética y un dominio feroz de la tradición oral mexicana.
Ella agrega el reconocimiento del erotismo “como un placer de vida, una experiencia más allá del contacto con otra persona”. Algo que encontró en la escritora de Marosa di Giorgio. En el lenguaje alucinatorio y en el mundo de genealogías mezcladas con bestias, oscuridades y una exuberante naturaleza de la poeta uruguaya, Mendoza conecta con las experiencias que más le interesa comunicar. “Mi infancia pasó en espacios bien exuberantes, la selva, la costa, donde una experiencia erótica puede ser el agua, los pececitos que te están mordiendo la pie… pero Furia es un poco más dramático”.
En Furia el desierto también sangra, decide, y ata el destino de los demás. La corporalidad del paisaje es una constante en la literatura de Clyo Mendoza. En su primer poemario, Anamnesis (Cuadrivio, 2016), hecho de la violencia intergeneracional contra las mujeres y las pesadillas del alma que entra en otro cuerpo, las voces son diluvio y el abismo el océano. En Silencio (Fondo Editorial del Estado de México, 2018), un hombre lanza a su esposa al río hecha pedazos, la mujer habla del horror, pero su voz es un eco en la sierra.
“La brujería, la relación con dios, hay una fascinación ahí, especialmente desde la perspectiva de los pueblos indígenas. Los mayas dicen que un estado alterado que puede llevar a la evolución de la conciencia, porque te hace plantarte la muerte sin morirte”, dice Mendoza, licenciada en Letras Hispánicas por la Universidad Metropolitana de México. Hoy anda repasando un documental de Alain Resnais y Chris Marker, Las estatuas también mueren, una denuncia de la banalización de la colonia sobre el arte africano. La desolación de las estatuas atrapadas en museos –”todo eso que estaba destinado a altares, a espacios naturales, a manifestar la humanidad”– lleva a la escritora a pensar en el lenguaje, un territorio en el que disecciona una lucha presente y una preocupación por el pasado. ”Estamos decidiendo si el lenguaje está vivo o es algo inanimado, no empático”, dice, y gira: “Lo que más me preocupa es si los ancianos se dejan de preocupar por contar porque ya nadie les escucha. ¿Qué nos va a pasar cuando nos dejen de contar cosas?”.
‘Ruido’: el grito desesperado de los más de 100.000 desaparecidos de México
EL PAÍS
CARLOS S. MALDONADO
Un grito colectivo acompaña la trama de Ruido. “No estás sola. No estás sola”. Lo repiten mujeres que han perdido a una hija, una hermana, un padre, un nieto, una madre. Esa gente amada que desapareció repentinamente y dejó un vacío lleno de angustia, de horror, de un dolor que rompe el cuerpo. El “no estás sola” que sirve de consuelo, de apoyo, la batería que las ayuda a levantarse cada día con la esperanza de encontrar a sus desaparecidos. La cineasta Natalia Beristain pone enfrente un espejo que refleja la imagen de un país desgarrado, del México que día a día ve cómo la gente se esfuma sin que haya una explicación, hasta sumar más de 100.000 nombres perdidos en un abismo de violencia, de corrupción y de impunidad. Ruido es el grito desesperado de miles de personas a quienes esa violencia calló.
No son solo un número, alerta Beristain. No: son rostros, vidas, voces, nombres, risas, sueños, planes, una historia personal detenida con un choque violento. Julia, la protagonista de esta película, se despierta día tras día, a lo largo de nueve meses, a la espera de que las autoridades le digan qué pasó con su hija Gertrudis, quien hizo un viaje con dos amigas a un paraíso mexicano para celebrar el fin de sus estudios universitarios del que nunca regresó. Julia espera esa llamada que le diga que su hija ha sido encontrada, viva o muerta. Poder ver al menos el cuerpo que le permita apagar la aflicción que la ahoga. Julia se sumerge en la oscura alberca de la burocracia mexicana, que tiene el rostro de indolentes burócratas más atentos al timbre de su teléfono móvil que a la búsqueda de quien desapareció. En los primeros minutos de la trama, Beristain lanza ese primer reflejo de un México brutal: ha habido una confusión en el expediente de su hija, le dice el tercer fiscal que en nueve meses ha sido nombrado por las autoridades para investigar el caso. “Lo siento de verdad”, se disculpa. Y la indignación estalla en el pecho de Julia con la furia de un animal herido: “¿Para qué chingado están ustedes aquí?”
Esa furia no la paraliza. Al contrario, la mujer —interpretada de forma conmovedora por la actriz Julieta Egurrola— se lanza a buscar personalmente a su hija, en un viaje también revelador. En esa travesía logra una aliada importante: Abril, una joven e intrépida reportera interesada en la historia de las miles de personas desaparecidas en México. Una voz incómoda, siempre dispuesta a interpelar a unas autoridades incompetentes. Ambas mujeres viajan juntas, hacen largas rutas en coche, en autobuses, sumergidas en el espeluznante mundo de la violencia mexicana: una abogada que pasa sus días escondida y escoltada por su trabajo beligerante en apoyo a las personas que buscan; una policía tosca que a cambio de una mordida permite a Julia y a Abril buscar en un camión lleno de cadáveres, cuerpos violentados de jóvenes víctimas del jugoso negocio de la trata; albergues donde chicas tristes pasan los días sin saber qué esperar de la vida; y mujeres curtidas por el dolor y el sol, valientes madres o hermanas o hijas reunidas en colectivos y que, hartas de esperar una respuesta de la autoridad, se han lanzado por valles, desiertos, bosque y predios urbanos para buscar ellas mismas, para abrir con sus propias manos fosas comunes y sacar del pozo del horror un hueso que dará esperanza a una familia.
La película de Beristain recuerda que nadie en México está libre de sumergirse en ese mar de espanto. Julia es una artista plástica exitosa, que lleva una vida tranquila entre las clases medias altas de Ciudad de México, hasta que se topa de frente con la desaparición de su hija. No solo son las mujeres de Ciudad Juárez, los jóvenes obligados a enrolarse en el crimen en los Estados del norte, o las muchachas descuartizadas en Ecatepec. Cualquiera puede ver su vida truncada en un país incapaz de frenar una violencia desbocada. Y ese es el potente mensaje de esta película desgarradora. “Quizá como yo, tampoco tienes claro qué del dolor ajeno te resuena en lo más íntimo o te resulta personal. No importa si, por fortuna, no has sido alcanzado por algunas de las tantas violencias que atraviesan nuestro territorio, el dolor de los otros también es tu dolor. Y es quizá ahí donde, sin importar que tú y yo no nos conozcamos, nos encontramos. Y por más contradictorio que parezca eso que nos une no es el dolor, sino el amor, la empatía y que a través de estos conceptos —y maneras de encarar el mundo— atisbamos un esperanzador cambio de narrativa como país”, ha escrito Beristain sobre su película, que se estrenará el 5 de enero en cines seleccionados y el día 11 en Netflix, la compañía que produjo el filme.
La empatía a la que se refiere Beristain la encuentra Julia en los colectivos Voz y Dignidad por los nuestros, de San Luis Potosí, y Buscándote por amor, del Estado de México. Integrantes de estas agrupaciones aparecen en la película para contar sus historias, el largo suplicio que llevan en la búsqueda de los suyos, que da a la trama la fuerza de la veracidad: no, esto no es ficción, es la pesadilla cotidiana que desvela a miles de personas en México. Es a través de las historias de estas mujeres que Julia comprende que el silencio no es excusa. Y conecta su dolor personal con el de otras que ya están hartas, que salen a la calle no solo en su dolorosa búsqueda, sino para gritar que no permitirán más impunidad. La película cierra con una manifestación feminista en el corazón de Ciudad de México: decenas de mujeres bailan, gritan, marchan. “No deberíamos estar aquí buscando a los nuestros”, dice una. “Estamos aquí por rabia, por amor, por hartazgo”. Y aunque la policía irrumpe en la manifestación, detiene y golpea a mujeres, revienta el campamento donde ellas se refugian —”el Estado opresor es un macho violador”, gritan algunas—, Julia entiende que su viaje continuará al lado de esas mujeres aunque algún día halle a su hija Gertrudis. “No estás sola”. No están solas.
Una lectura antropológica de los ritos de Año Nuevo
EL UNIVERSAL
Cristopher Cabello
Una lectura antropológica de los ritos de Año Nuevo
Veladoras, semillas de la abundancia y figuras de borrego o conejo, buscan atraer la buena suerte y conforman una ceremonia ritual para el nuevo ciclo.
En el pasillo ocho del Mercado de Sonora, en el corazón de la Merced, la venta de veladoras de diferentes colores, hierbas aromáticas, borreguitos de la abundancia y conejos dorados aumentan de manera considerable, esto debido a los compradores que buscan –o aspiran– que el año por comenzar traiga consigo salud, dinero, amor, trabajo, unión familiar, entre otros anhelos. El costo de estos objetos característicos de Año Nuevo ronda entre los 30 pesos y 200 pesos, y aunque Sonora es el lugar por excelencia, pueden adquirirse en tiendas y mercados.
Los rituales para abandonar el año viejo y recibir el nuevo, que también incluye la tradicional cena de fin año, así como reunirse con amigos y familia, bailar, cantar e incluso usar ropa interior de determinado color o pasearse por la colonia con una maleta, revelan que las costumbres, sobre todo en estas fechas, se encuentran arraigadas y presentes en gran parte de la sociedad mexicana.
A pesar de que algunos ritos de Año Nuevo –como las 12 campanadas o la reunión y cena con la familia– tienen su origen desde el catolicismo y en otras religiones, otros tantos, más recientes y de orígenes místicos o mágicos, se han incorporado a los comportamientos de determinadas comunidades, es decir, se han agregado a la lista de ritualidades vigentes.
Para explicar el trasfondo de los rituales que los mexicanos realizan en Año Nuevo, EL UNIVERSAL consultó a tres expertos en la materia para desvelar detalles de estos procesos, además de brindar las explicaciones posibles, sobre lo que hay detrás de la compra de objetos para atraer la “buena suerte”.
Para Ariel Corpus Flores, doctor en Antropología por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la relación entre los seres humanos y los rituales deviene de una cuestión muy sencilla: que somos capaces de construir cultura. “Construimos socialmente los ritos para marcar nuestros ciclos vitales: nos permiten concluir algo, empezar algo o cambiar algo que se considere necesario modificar”.
En otras palabras, añade el especialista, los ritos acompañan a los seres humanos desde su nacimiento, además de estar siempre atravesados por rituales para marcar finales o construir nuevas aspiraciones, las cuales se determinan según los éxitos o fracasos que acompañan la vida en sociedad (que se define bajo una lógica capitalista).
Es en ese sentido que los ritos, para atraer dinero, realizar viajes al extranjero o emprender negocios, cobran fuerza en los tiempos actuales, debido a que vivimos en una época marcada por la globalización y al auge de la digitalización, hechos que nos permiten incorporar a las costumbres nuevas ritualidades que pertenecen a otros países o sociedades.
Corpus explica que la necesidad de comprar amuletos u objetos para atraer la buena suerte en el Año Nuevo responde también a las condiciones del mercado actual, donde lo que impera es el consumismo y el éxito derivado del dinero.
“La ritualidad va adecuándose a las nuevas condiciones del mercado, también a los procesos de globalización; responden a una lógica del capitalismo contemporáneo y al paradigma de éxito que marca la sociedad occidental”, reitera.
Chaac García Esparza, doctor en Historia y Etnohistoria por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) explica que los rituales se dividen en tres categorías: de petición, de expulsión y de paso.
Añade que la tradicional manera de comer las 12 uvas al momento de escuchar las 12 campanadas es un ritual de petición, ya que –en el acto de comer– se piden deseos acompañados de “buenaventura”, es decir, se le pide al destino, a alguna deidad o entidad simbólica que en el año se cumplan ciertos deseos.
“Las festividades de fin año son una ceremonia, en el sentido que influyen muchos rituales en un mismo día; tenemos que comer las 12 uvas y cenar juntos añorando un año fructífero como un ritual de petición. Otras personas acostumbran a barrer la puerta a la medianoche para alejar las malas vibras e incluso bailar y festejar como una especie de exorcismo, ese es un ritual de expulsión”, explica.
El investigador asegura que otros rituales, como hacer sonar las campanas de las iglesias 12 veces o darse un abrazo cuando comienza el año, son rituales de paso, ya que marcan el final de un ciclo y abren uno nuevo.
Para Corpus Flores, estas ritualidades que están relacionadas con lo “pagano” o lo “mágico” o con aquello que no corresponde al orden de la religión católica o cristiana, se han incorporado a las costumbres de personas que incluso realizan rituales con fines religiosos.
“Quien realiza algún tipo de rito transitorio de Año Nuevo puede seguir manteniendo su creencia de cualquier tipo, y practicar alguna otra ritualidad en estos momentos y esto no necesariamente choca con su creencia primaria”, añade.
La ritualidad ante la modernidad
Sandra Oceja Limón, maestra en Estudios Políticos y Sociales de la UNAM, afirma que los rituales de Año Nuevo responden a una necesidad de consumir y gastar en estas épocas, fenómeno que se acompaña de emociones positivas o negativas pues colectivamente, el fin de año representa la culminación de un ciclo de vida de los individuos “ideales” que conforman a la sociedad.
Agrega que los ritos, son maneras de control social ya que permiten sistematizar los anhelos individuales. “Dentro de los ritos, que perdieron actualmente su conexión con lo divino, lo que causa malestar es su relación con la modernidad; los ritos se añaden a la lógica del capitalismo, nos obliga a consumir para tener más recursos, somos seres que aprendimos a consumir y eso se refleja también en nuestros rituales”, explica.
Los especialistas concluyen que la relación de los mexicanos con los rituales de Año Nuevo es porque los seres humanos son seres simbólicos que buscan constantemente el progreso y, debido a las condiciones difíciles que atraviesa el país, tales como son los bajos salarios, el desempleo, la enfermedad, la pobreza y la muerte, se busca –de forma consciente o inconsciente– mejorar la calidad de vida.
Coinciden en que al comprar objetos para atraer la buena suerte, para realizarse “limpias” para encontrar pareja, entre otros deseos, también responde a una necesidad de consumir, en el que el acto mismo de comprar estos amuletos se convierte también en un “sacrificio”, al dar dinero propio para que este regrese en forma positiva.
“Las festividades de fin año son una ceremonia, en el sentido que influyen muchos rituales en un mismo día con distintos fines”
– CHAAC GARCÍA ESPARZA, Doctor en Historia y Etnohistoria
“La ritualidad va adecuándose a las nuevas condiciones del mercado, también a los procesos de globalización y al capitalismo”
– ARIEL CORPUS FLORES, Doctor en Antropología
Triunfa el ‘Pinocho’ de Del Toro ante críticos angelinos
Grupo REFORMA
Cd. de México (11 diciembre 2022).- Pinocho, de Guillermo del Toro, ya pintó de oro su carrera por los premios.
La animación stop motion del mexicano, que reimagina el relato de Carlo Collodi sobre un niño de madera, fue nombrada Mejor Película de Animación del Año por la Asociación de Críticos de Cine de Los Ángeles.
Estos galardones que entregan los especialistas basados en Hollywood sirven como termómetro para futuras nominaciones, incluidos los Óscar.
Como semifinalista del trabajo del tapatío fue elegida la también animación en stop motion Marcel the Shell with Shoes On.
La producción estadounidense se había llevado el galardón en otro gremio de prestigio en EU, el Círculo de Críticos de Nueva York.
Pinocho, compartió este domingo en redes el propio Del Toro, fue la producción fílmica de Netflix más vista a nivel mundial de la plataforma estos días.
El largometraje, que este lunes podría ser anunciado como postulado a los Globos de Oro, aún se encuentra disponible en salas de cine de circuitos culturales de México.
Mientras, Tár, un drama inserto en el mundo de la música clásica protagonizado por Cate Blanchett, y la comedia Todo en Todas Partes al Mismo Tiempo empataron, para los críticos de Los Ángeles, como Mejor Película.
Blanchett se llevó el premio a Actuación Protagónica Femenina, y Bill Nighy, por Living, el Actuación Protagónica Masculina.
Los rescoldos de Sergio Hernández
REFORMA
Francisco Morales V.
Cd. de México (09 diciembre 2022).- Al arribo a sus 65 años, el artista Sergio Hernández todavía no decide por completo si de verdad pertenece, o no, a ese brillante linaje de pintores que el escritor Andrés Henestrosa, también su paisano, denominó Escuela Oaxaqueña de Pintura.
“No estoy seguro de ser parte, pero, si así fuera, sería el último”, reflexiona en entrevista.
“Francisco me enseñó a comprometerme con la democracia y a denunciar la destrucción del patrimonio cultural y natural, así como apoyar proyectos culturales como la música y la danza. Está fue la visión que compartí con él”.
Sergio Hernández
Artista plástico
Más allá del lugar que la crítica y los historiadores de arte le otorguen, incluso al lado de paisanos como Rufino Tamayo, Rodolfo Nieto, Francisco Gutiérrez, Rodolfo Morales, Francisco Toledo y Roberto Donis, lo que es incontrovertible es que Hernández (Huajuapan de León, 1957) es uno de los artistas mexicanos de su generación con mayor proyección internacional.
Así lo refrenda con Rescoldos de Oaxaca, muestra que actualmente se encuentra en el Museo de Arte de San Diego.
“Es una exposición sobre la alquimia, los planos superpuestos, donde lo que está arriba también está abajo -la serendipia-, y están presentes los rescoldos de la cocina de carrizos de la abuela”, describe, en respuesta a un cuestionario de este diario.
Conocido por sus representaciones terrosas y enigmáticas de la naturaleza oaxaqueña, además del uso de la iconografía zapoteca y mixteca de su herencia, Hernández jamás abandona la tradición.
“Para la exposición de San Diego utilicé cenizas de fogón; doy un ejemplo: el mercurio y el azufre suben a la superficie de la tierra y son quemados por el sol, creando una costra negra, y a ese color se le llama cinabrio, el cual se vuelve a enterrar envuelto en yeso con un popote como respiradero y se quema otra vez. Lo que quede de esa tierra, ese rescoldo, es el rojo cinabrio, es el tono rojo más rojo que existe en la paleta pictórica, y es el rescoldo de la quema de este mineral”, detalla.
La tradición, en el más amplio sentido de la palabra, puesto que Hernández toma las técnicas para su pintura del pasado remoto de muy distintas latitudes.
“La piedra de lapislázuli vino de Afganistán; sus pigmentos fueron piedras molidas en morteros hasta lograrse un polvo azul muy fino como el utilizado en las telas o los frescos de Miguel Ángel, de Leonardo da Vinci, de Fra Angélico.
“Asimismo, la exposición incluye cuadros de gran formato hechos con placas de plomo trabajados con vinagre, logrando una corrosión que ataca la placa blanca y crea el color blanco más puro que existe”, abunda sobre los materiales usados.
Como ocurre con los artistas con vocación más profunda, el impulso creativo en Hernández le vino desde niño.
De Oaxaca a París y de vuelta
“Mi infancia en Huajuapan fue la de un niño libre que no ponía atención a sus clases, pero sí me la vivía en el campo con mis hermanos y mis primos, incursionando y descubriendo ríos, animales, árboles entre la milpa y las pozas del río, donde nadábamos muy a gusto”, recuerda.
Estas imágenes de la naturaleza, que persisten en su memoria hasta la fecha, conviven con aquellas producidas por la violencia de su padre, llamado Corazón, quien se dedicaba a cortar madera para hacer casas y muebles.
“Fue un gran tomador de aguardiente; se transformaba en el hombre más peligroso del pueblo. Un hombre rencoroso que le gustaba disparar con armas de fuego por cualquier pretexto en la calle. Sobrevivió hasta los 100 años a pesar de todo”, continúa.
Luego de emigrar a la Ciudad de México en 1967, el episodio que cambiaría su vida ocurrió cuando acompañó a su padre a la Academia de San Carlos a vender un caballete.
“Caminamos al Mercado Abelardo Rodríguez, donde él entró a la cantina y ya no salió. Yo me asomé al lado, en un taller de esculturas que daba a la calle de enfrente del comedor de ciegos; era el taller de escultura del maestro Abraham Jiménez López. Ahí firmé mi vocación y fue mi nuevo hogar; nunca volví a mi casa, sólo visitaba de vez en cuando a la familia, y eso les pareció natural.
“Mi decisión fue quedarme en la Academia de San Carlos, donde viví mi adolescencia entre las calles cercanas, comía en el comedor de ciegos y en el mercado Abelardo Rodríguez, y dormía en los talleres de la academia por las noches”, abunda.
En San Carlos no sólo aprendió a dibujar con grandes maestros como Gilberto Aceves Navarro, sino con profesores como Javier Arévalo, quien le enseñó a jugar billar y le mostró las pulquerías y cervecerías del rumbo, que recuerda como una de sus mejores clases.
Para subsistir, Hernández echó mano de su talento siempre evidente y participó en todos los concursos de pintura que encontraba, llegando a ganar hasta tres en un año.
“Para entonces tenía algo de dinero para poder pintar y salir de México. Hice mi primera exposición en la galería de Chapultepec, cuando tenía 17 años”, detalla.
En 1987 viajó a París con el anhelo de conocer a los impresionistas. Ahí, gracias a Mercedes Iturbe, directora del Centro Cultural de México, realizó una exposición de obras en cenizas y conoció a uno de sus grandes amigos y aliados, Francisco Toledo.
Luego de algunas aventuras en Francia -que incluyen haber sobrevivido a un asalto y a deberle a un hospital francés miles de francos por una pancreatitis aguda-, Hernández y Toledo se mantuvieron como amigos toda la vida y fueron aliados en proyectos de conservación del patrimonio de su natal Oaxaca.
“Francisco me enseñó a comprometerme con la democracia y a denunciar la destrucción del patrimonio cultural y natural, así como apoyar proyectos culturales como la música y la danza. Está fue la visión que compartí con él”, rememora sobre el pintor fallecido 2019.
Una formación completa y compleja que lo llevó a convertirse en el pintor que hoy es. “Estoy y me siento en plenitud”, expresa.
Entres sueños y pesadillas
Con una magna exposición de su obra en el Museo de Arte de San Diego y una exposición recién inaugurada sobre la figura de Benito Juárez en la sede de la Escuela Libre de Derecho, Juárez por la Libre, Hernández, a los 65 años, tiene más claro que nunca de dónde surgen las imágenes de su mundo pictórico.
“Siempre he dibujado sin imaginar o perseguir un resultado, simplemente describo las imágenes que me inquietan, vengan de donde vengan”, declara.
“Pueden venir de un cuento, de una novela, de música de Bach o música de las bandas de mi pueblo, o de los rescoldos (las brasas encendidas) de la cocina de carrizos de mi abuela, donde me quedaba viendo esa encendida luz roja en la que bailaban y salían dibujos de su interior entre el humo de la madera. Vienen también de la entomología y la botánica. Desde entonces he consolidado mi estilo, mi sello personal”, relata.
Se trata, además, de un imaginario que no está exento de sus sueños y pesadillas, que retrata incesantemente, pero también de los aspectos más negativos del mundo de la vigilia y los recuerdos, como la violencia que vivió en su infancia y su lucha contra el alcoholismo.
Aquí, sin embargo, en el presente, Sergio Hernández se sabe un pintor pleno y un ser humano completo, aunque la batalla contra el alcohol, confiesa, continúa.
Falleció el músico Paul Cohen, esposo de Lila Downs
Grupo REFORMA
Cd. de México (08 diciembre 2022).- El músico Paul Cohen, cónyuge de Lila Downs, murió la noche de este 7 de diciembre a los 69 años, aún se desconoce la causa.
La cantante informó la noticia en sus redes sociales con un comunicado donde se despide de quien fue su compañero en los escenarios.
“Con gran tristeza, compartimos que nuestro querido Paul R Cohen, falleció la noche del 7 de diciembre en la ciudad de Oaxaca.
“Paul, músico, padre y esposo amoroso, compartió la vida con singular alegría. Agradecemos profundamente todas las muestras de cariño y apoyo a nuestra familia y amigos en estos momentos tan difíciles.
“Que siempre brille en nuestras memorias su magia y paz que compartió con nosotros”, se lee en el comunicado.
Aunque no se dieron a conocer las causas del fallecimiento, Lila Downs informó que está contagiada de Covid-19, por ello se despedirá del músico de manera privada y con bajo los protocolos necesarios.
“Sabemos qué hay mucha gente que quiere acompañarnos pero como saben, por cuestiones de Covid-19 tendremos que llevar un protocolo para protegernos todos y no contagiarnos”, escribió la intérprete de “Zapata se Queda”.
El saxofonista acompañó a Lila a lo largo de su carrera artística, produjeron juntos el primer material discográfico de la cantante titulado “Ofrenda”.
La pareja tuvo en matrimonio de más de 20 años, con quien adoptó a sus dos hijos Benito Dxulado Cohen Downs, de 12 años, y Vanessa Cohen Downs de 5 años.
Varias instituciones como la Secretaría de Cultura, el Instituto Mexicano de la Radio, el Instituto Nacional de Bellas Artes, el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas y el Gobierno de Oaxaca mandaron mensajes de condolencias por el fallecimiento del músico.
La abstracción como estado de gracia Nuevas pinturas de Virgilio Santaella
Oaxaca.
¿Qué es la abstracción en el arte? La respuesta es amplia, sinuosa. Y qué bien que así sea. Dice Karl Ruhrberg –autor del ensayo Entre la revuelta y la aceptación– refiriéndose a los paradigmas y la línea del tiempo por donde circula esta expresión artística: “La abstracción no fue niveladora ni productora de uniformidad, no eliminó la individualidad ni abolió la belleza, no destruyó la imagen humana ni causó la muerte del ornamento ni perdió contacto con la realidad. No condujo a la anulación fundamentalista ni al exceso anarquista”. Aunque no necesitamos profusas justificaciones hay que saber que existen y que fundamentan el discurrir contemporáneo de la abstracción, más aun si el interés parte de la producción que hace trinchera (de acción y propuesta) desde Oaxaca.
La evidencia inquisitiva ahora mismo la propone Virgilio Santaella con una serie de pinturas bajo el enigmático título «Preludios para el alma». Vigencia y capacidad creativa desde su íntima génesis la muestra promueve y ofrece posibilidades sensoriales, escenarios cromáticos, parsimoniosos y con alegría, quienes lo conocemos, encontramos su identidad, persistencia, conjunción y coherencia artística. El titulo establece –si se quiere—el hilo conductor. El artista se abre, o más bien, abre de par en par los almacenes del alma humana para traducirlos en un lenguaje propio. Dice un antiguo proverbio que “los pensamientos del corazón del hombre son como aguas profundas, pero el hombre discernidor sabe sacarlos”. Cada lienzo es una crónica en el amplio sentido de la palabra, pues recoge tiempo, ánimos, lucidez, sentimientos y que el lector del arte ahora debe saber inquirir y disfrutar. La obra abstracta prescinde de la figura no del sentido, al menos la que compone Preludios.
Los colores no arrancan en estampida como sucedería en la conocida action painting con la intención de ampliar el territorio visual casi como a destajo y dejar la impronta de su enérgica velocidad. «Preludios para el alma» es una construcción calculada, como una elegante puesta en escena sin desorillarse de su profunda intención. Aquí se habla de pintura y retroalimentación anímica. No es pintura neutral, tampoco aquella que enarbola una actitud mimética o incluso la desesperación de su factura en aras del mercado. Tampoco es una estrategia disuasiva del color para imperturbables miradas. Nada de eso. Está del lado cualitativo, espiritual del autor. Cada lienzo penetra con propia fuerza en la construcción del argumento existencial que propone Virgilio: el alma como una estética, como un diálogo de inteligencias, de sensibilidades. En cada óleo existe un color dominante aunque flexible puesto que permite la inclusión de elementos compositivos característicos en el historial creativo de Santaella y que a la postre han resultado más dinámicos en su serena fluidez. En algunos cuadros sirve como asidero «corpóreo» una franja negra que soporta el juego superior de matices e ingrávidos entresijos que se colocan en calistenia que dicta el alma. Esta dimensión comunicativa que integra elemento y subjetividad es lo que permite al espectador el privilegio de sentir la belleza como un acto humano.
Edgar Saavedra
La FIL de Guadalajara recupera fuerza tras el golpe de la pandemia
EL PAÍS
CARLOS SALINAS MALDONADOCONSTANZA LAMBERTUCCI
Guadalajara (México) – 04 DIC 2022. La marea humana que durante nueve días llenó los pasillos de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara ha dejado una sensación de alivio entre los organizadores. Las estadísticas muestran que el mayor encuentro literario y editorial de habla hispana recupera fuerza tras el duro golpe de la pandemia de covid-19. Este año, según los datos oficiales, visitaron la FIL 806.000 personas, una estadística mucho mayor que la del año pasado, cuando solo asistieron 251.000 visitantes debido a las restricciones impuestas por la covid. El dato, sin embargo, es algo inferior al de 2019, cuando la feria recibió a 828.266 visitantes. “Podemos asegurar que esta edición ha sido un éxito. Hemos regresado a la normalidad”, ha afirmado la mañana de este domingo Raúl Padilla, presidente de la feria. “Estas estadísticas son una muestra de la recuperación del sector editorial”, ha asegurado.
La pandemia también había dejado en números rojos las cuentas de la FIL. Padilla ha informado que en 2020, cuando la feria se llevó a cabo de forma virtual, registraron un déficit de 26 millones de pesos, lo que los llevó a reducir gastos, aunque, ha afirmado, decidieron no hacer despidos. La feria sigue cargando ahora un déficit de 16 millones, pero Padilla se mostró contento con los ingresos de este año, que superaron los 101 millones de pesos, aunque la cifra sigue siendo inferior a 2019, cuando registraron entradas por 125 millones. “Esperamos sanear las cuentas con la edición del próximo año”, ha dicho el director de la FIL.
Estos montos no incluyen las ventas de libros de las editoriales durante los nueve días de la feria, un dato que las autoridades de la FIL no entregan. “Cuando me preguntan cuántos libros se venden respondo que es un dato que no tenemos, porque los negocios se cierran en la FIL, pero continúan durante todo el año”, ha explicado Marisol Schulz, directora general del evento, que ha mencionado como ejemplo la participación de 200 libreros de Estados Unidos que han llegado a cerrar acuerdos de compra de libros a la FIL de Guadalajara.
Las estadísticas también son positivas en cuanto a la participación de la industria editorial, al punto de que esta trigesimosexta edición superó las estadísticas de 2019. Los organizadores han informado que este año participaron 2.417 editoriales de 49 países, mientras que el año pasado fueron 1.223 casas editoras. La cifra de 2019, previa a la pandemia, es de 2.173. Y de la mano de las editoriales llegaron a Guadalajara 775 escritores de 45 países. “Ha sido una energía desbordante, un éxito”, ha afirmado Schulz.
La FIL se mantuvo así como la gran fiesta del libro en español y dejó atrás los cubrebocas, los controles de temperatura, el gel antibacterial y los rociadores de desinfectante que habían marcado la edición anterior. Entre los invitados de este año estuvieron las españolas Irene Vallejo, que fue recibida como una estrella de rock por los lectores, o Elvira Sastre, que suscitó filas eternas; el poeta sirio Adonis, que se manifestó “completamente con la lucha de las iraníes por su liberación”; Sergio Ramírez y Gioconda Belli, escritores del exilio nicaragüense; la artista y poeta chilena Cecilia Vicuña y rostros infaltables de la FIL como Rosa Montero o Leonardo Padura. Además, los premiados: Mircea Cărtărescu obtuvo el Premio FIL de Literatura y Daniela Tarazona el Sor Juana Inés de la Cruz. Hubo, también, actividades gastronómicas, teatrales y musicales. Así ha sido la edición número 36 de la feria:
El momento de las narradoras y las nuevas voces de la FIL
Melanie Jösch, directora editorial en Chile de Penguin Random House, dijo durante la feria que en Latinoamérica “hay un gran momento para la literatura escrita por mujeres”. “Hay un descubrimiento, y también hay una gran escritura”, señaló. Allí están los ejemplos de Marina Enríquez, Fernanda Trías, Cristina Rivera Garza, Fernanda Melchor, Nona Fernández… Pero también los de las voces que asoman en el panorama literario con fuerza, como la de Aura García-Junco, que presentó en la FIL su novela Mar de piedra, o Sue Zurita, que es parte del club de jóvenes escritoras que empezaron a publicar en internet y fueron fichadas por las grandes editoriales –un caso similar es el de la mallorquina Joana Marcús, que triunfó, antes que nada, en Wattpad–. La atención que suscitan las escritoras sirve para explicar, en buena parte, el creciente interés por la literatura latinoamericana en España, donde una nueva generación de escritores se abre paso. Al bum de las narradoras se suma la presencia en Madrid o Barcelona de pequeños sellos mexicanos y argentinos que han abierto nuevos espacios en el mercado literario español y la apuesta, también, de las multinacionales.
Una FIL marcada por las protestas
La feria arrancó con protestas en la puerta. Cientos de manifestantes bloquearon el ingreso principal al evento el primer día para apoyar al gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, que está enemistado con el presidente de la feria, Raúl Padilla. En el interior del recinto, en cambio, se oían vítores de apoyo a los organizadores del encuentro literario: “¡No estás solo!”. El reclamo por la indiferencia de las autoridades ante los asesinatos de mujeres llegó también a los pasillos de la mayor feria del libro en español. Lorena Gutiérrez, la madre de dos víctimas de violencia, se hizo oír para reclamar al Estado por el feminicidio de su hija Fátima, de 12 años, y el asesinato de su hijo Daniel Emilio. También se manifestaron en el interior del recinto víctimas de violencia vicaria, es decir, la que ejerce un progenitor contra sus hijos para dañar a la madre. “30 días sin mi hijo”, se leía en una de las pancartas escritas con aerosol morado.
Libros y balones
Los nueve días de la feria transcurrieron mientras en Qatar se jugaba la Copa del Mundo de fútbol, que termina el 18 de diciembre. El acto inaugural de la FIL, en el que se entregó el Premio de Literatura en Lenguas Romances al escritor rumano Mircea Cărtărescu, tuvo como rival más duro el partido entre México y Argentina. Las editoriales aprovecharon el tirón del Mundial para mostrar en sus puestos novedades futboleras. La editorial Elefanta presentó Gol sostenido, una colección de 50 textos escritos por plumas provenientes del mundo de la música. De fútbol somos es un libro de la editorial Cal y arena sobre el paso de México por los mundiales. Planeta lanzó El mundial de Trino, un cómic sobre cómo las redes sociales y la pandemia han cambiado la manera de ver fútbol, y Mitos y leyendas de los mundiales, en el que el ilustrador Alberto Montt y el periodista Alejandro Varsky entregan su propia versión de la historia de las Copas del Mundo. Penguin Random House, además, trajo a la feria Genios de Qatar. De niños a cracks, de Alberto Lati.
El pabellón de Sharjah
Un hombre toma de la mano a un joven para guiarlo hasta una serie de textos que con caligrafía árabe adornan el pabellón de Sharjah en la Feria Internacional del Libro. “Mira”, le dice al señalar uno de los símbolos de la caligrafía árabe. “Ese es el equivalente a nuestra q”. El muchacho, deslumbrado, seguía la explicación, mientras que a un lado un grupo de artistas pintaba en cartulinas los nombres en árabe de las personas que durante horas se formaron para llevarse tan bello recuerdo. Sharjah fue el invitado de honor de este año de la FIL y durante los nueve días del evento recibieron a más de 450.000 visitantes, según las estadísticas de la feria, que pudieron sumergirse en su cultura gracias a las 27 actividades organizadas en el pabellón, incluidas presentaciones de libros de la literatura árabe, mesas de discusión, bailes tradicionales y conciertos. También la proyección de una película histórica escrita por el sultán Muhammad al-Qasimi. “Los libros y la cultura ayudan a fomentar las relaciones más sólidas”, ha celebrado el domingo Khoula Al Mjaini, directora de Ferias y Festivales de la Autoridad del Libro de Sharjah.
Adiós, Sharjah; hola, Unión Europea
La Feria Internacional del Libro de Guadalajara anunció en 2019 que el invitado de honor en 2020 sería Sharjah, una monarquía hereditaria de rasgos totalitarios que alberga el mayor encuentro editorial del mundo árabe. Pero la pandemia atrasó los planes hasta 2022. Ahora llega el turno de la Unión Europea. Los organizadores del evento señalaron durante el anuncio, en octubre, que los Veintisiete tendrán un “gran despliegue literario y cultural”. El periodista de EL PAÍS Javier Rodríguez Marcos señalaba hace unos días que queda “un año para averiguar si existe la literatura europea, con 27 países y una miríada de lenguas oficiales”. De las 36 ediciones que lleva la FIL, nueve territorios europeos han sido invitados de honor: España (2000), la cultura catalana (2004), Andalucía (2006), Italia (2008), Castilla y León (2010), Alemania (2011), Madrid (2017) y Portugal (2018) –también Reino Unido, antes del Brexit, en 2015–.
La cocina de Oaxaca protagoniza experiencia gastronómica en Chiapas
Oaxaca de Juárez, Oax., 30 de noviembre de 2022. Los ingredientes y cocina representativa de los estados de Oaxaca y Chiapas protagonizarán experiencia gastronómica interpretada por los chefs oaxaqueños José Manuel Baños y Rodolfo Castellanos en colaboración con Jorge Gordillo de Chiapas, este sábado tres de diciembre, en punto de las 19:00 hrs.
San Cristóbal de las Casas se prepara para recibir a los reconocidos chefs José Manuel Baños del restaurante Pitiona y Rodolfo Castellanos de Origen quienes compartirán tradiciones, sabores, técnicas y procesos de la cocina contemporánea y de autor del mágico estado de Oaxaca en el restaurante Tarumba.
La experiencia de aniversario del espacio culinario integra los aromas y colores de ingredientes de temporada y característicos de estas entidades ubicadas en el Sureste de México, entre ellos, maíz, cacao, chiles, guayaba, flor de jamaica, tomate de árbol, pulpo, pato y carne de res, mismos que protagonizarán los seis tiempos del recorrido gastronómico.
El primer tiempo estará a cargo del chef José Manuel Baños, quien preparará una Ostra minera con la técnica de su cocina de autor; seguida de un Caldillo de tomate de árbol y un Tartar de res que elaborará Jorge Gordillo siguiendo los procesos tradicionales de Chiapas; en el cuatro tiempo se servirá un Pulpo vasco interpretado por José Manuel Baños y, para el quinto y sexto tiempo, el chef Rodolfo Castellanos deleitará a los comensales con una Pechuga de pato rostizado y de postre, Flores de jamaica, muy al estilo de la cocina oaxaqueña contemporánea.
El chef José Manuel Baños inspira su cocina en los fogones de su abuela; en 2010 abrió Pitiona, restaurante que se caracteriza por sus recetas de autor basadas en los productos locales y las técnicas de la cocina tradicional.
El chef Rodolfo Castellanos inició su carrera culinaria al lado de Evelia Reyes, su madre; ha cocinado para importantes restaurantes de México, Montecarlo y San Francisco. En 2011 aperturó Origen que se distingue por sus platillos de la cocina oaxaqueña contemporánea. Es Top Chef México 2016.
El chef Jorge Gordillo es originario de Ocosingo, Chiapas; su gusto por la cocina se lo debe a su madre quien le mostró los saberes y sabores de la cocina de su estado. Está a cargo de Tarumba y la Barra San Juan Tarumba, basada en el producto y los utensilios tradicionales.
La experiencia culinaria de aniversario de Tarumba se desarrollará el próximo sábado tres de diciembre en punto de las 19:00 hrs., una celebración que reúne la magia ritual de bebidas como el mezcal de Oaxaca y el pox de Chiapas.
Lanza AGEO muestra documental sobre el Pulque en Oaxaca
Tlalixtac de Cabrera, Oax. 30 de noviembre de 2022.- El Archivo General del Estado de Oaxaca (AGEO), órgano desconcentrado de la Secretaría de Administración, cuenta con la muestra documental y fotográfica virtual titulada “El Pulque, historia y tradición”, exposición que puede ser consultada por la ciudadanía para obtener información sobre la historia de esta bebida en nuestro país.
Al ingresar a este sitio web, las personas encontrarán documentos, fotografías y mapas que datan de 1681 a 1963, con piezas del AGEO y otras más que fueron otorgadas por el Archivo Histórico Municipal de la Ciudad de Oaxaca a manera de colaboración.
Gracias a esta exposición es posible conocer los diferentes temas y etapas históricas referentes a la producción y consumo del pulque, bebida prehispánica que durante la Colonia adquirió un valor comercial, por lo cual los productores comenzaron a pagar impuestos bajo el concepto de “Derechos de pulques a la Real Aduana sobre producción y transportación”.
El documento más antiguo, que data de 1681, describe una orden de embargo de los bienes de Ignacio Dávila Aguirre, asentista del pulque, acusado de agravios a los indios de la jurisdicción de Oaxaca. Por otra parte, se encuentra una nómina que manifiesta las cantidades que los pueblos adeudan sobre impuestos, hasta el 1 de julio de 1836, por igualas de pulques.
En esta exhibición, también se encuentra el otorgamiento a Francisco Velasco de una licencia para establecer un expendio de pulque en la calle de Trujano, en el año de 1863. Además, está un documento sobre la Reforma al Plan de Arbitrios del 26 de enero de 1893, que establece las contribuciones que pagaban las pulquerías y tepacherías de acuerdo a su clasificación y ubicación.
Para esta muestra documental, el AGEO digitalizó todos los documentos, con el fin de ser apreciados mediante la plataforma Wix, donde también se encuentran vídeos e información complementaria. Para acceder a la muestra sólo es necesario visitar la página https://archivohistoricode9.wixsite.com/website/exposición.
Cabe señalar que la muestra “El Pulque, historia y tradición” es la continuación de la exposición virtual “Las Bebidas alcohólicas, una mirada a su pasado a través de los archivos”, que se presentó el pasado julio de 2021 y que se puede consultar en este enlace: https://archivohistoricode9.wixsite.com/ageoexpbebidas.
Sergio Hernández y la fábula del oso hormiguero
EL PAÍS
LUIS PABLO BEAUREGARD
San Diego – 30 NOV 2022 – El mundo de Sergio Hernández está poblado de bichos y criaturas imaginarias. El artista oaxaqueño las extrae de sus sueños y pesadillas y las exorciza sobre lienzos con arena, plomo y hasta oro. Entre el catálogo fantástico de Hernández, uno de los artistas más importantes de Latinoamérica, hay un animal que sobresale entre los demás. No pertenece al mundo quimérico, sino al más terrenal: el oso hormiguero. “En el zoológico de mi alma oaxaqueña, entre insectos y ajolotes traigo tiempo atrás un oso hormiguero que visita con frecuencia mis sueños desde que lo visité un día en un zoológico de Berlín”, confiesa el artista a este periódico.
El oso hormiguero ocupa precisamente un sitio destacado en Rescoldos de Oaxaca, la más reciente exposición de Hernández. La obra está en el centro de la muestra que abrió sus puertas recientemente en el Museo de Arte de San Diego y que hace un recorrido por las más de cuatro décadas de trayectoria del artista. El tamandúa mexicana, la especie que Hernández retrata a gran volumen, está hecho con pigmentos y arenas. Es una obra de agradecimiento al que considera su nahual, el espíritu protector de las sociedades prehispánicas mesoamericanas. “Es mi tona protectora [un concepto similar al tótem] en el tránsito por este inframundo que es a veces el siglo XXI”, dice Hernández. A cambio de la protección, el pintor lo vistió con “azul mineral” y “verde barita”, dos colores que cree que el mamífero tiene entre sus favoritos.
El hechizo del nahual ha sido favorable para Hernández, quien a sus 65 años ha vivido varias vidas. El animal también es un rescoldo de los cuentos con los que su abuela endulzaba una dura infancia en su natal Santa María Xochistlapilco, una región ubicada en la sierra mixteca de Oaxaca, al noroeste del Estado. “Es una brasa viva de su cocina en mi memoria”, añade. El oso hormiguero, añade, acude a su llamado cuando lo invoca y lo acompaña siempre.
Abierta hasta el 12 de febrero de 2023, Rescoldos de Oaxaca es muestra de la buena fortuna que le ha provisto su espíritu protector. La exposición es la primera de Hernández en solitario en un museo estadounidense. El hito sorprende cuando se habla de uno de los exponentes pictóricos más reconocidos de México, egresado de la prestigiosa escuela La Esmeralda y cuyas primeras obras fueron seleccionadas al Salón de Artes Plásticas de Bellas Artes por primera vez en 1977. En 1984 integró la primera Bienal de La Habana.
Tres años más tarde, Hernández aprendió producción gráfica en el taller de Peter Bramsen en París, una escala obligada para los creadores europeos. Fue en Francia donde conoció a Francisco Toledo, un artista con el que compartió no solo el terruño sino también un fecundo mundo imaginario. Teresa del Conde, una de las críticas de arte mexicanas más influyentes de finales del Siglo XX, sostenía que, muy a pesar de Rufino Tamayo y Francisco Toledo, no existía una escuela oaxaqueña de arte. Sin embargo, Hernández, sobre todo, representaba la “esencia” de lo oaxaqueño por “la iconografía de motivos diversos, las retículas que rigen las composiciones y el color”.
Las 33 obras que conforman Rescoldos de Oaxaca son un breve resumen de 40 años. Están las obras más características de Hernández, lienzos de grandes proporciones de color azufre, cinabrio y lapizlázuli, como el utilizado por Fra Angelico durante el Renacimiento. Estos son los que dan la bienvenida a los visitantes. También hay pinturas especialmente realizadas para esta muestra. Entre estas se encuentran cinco óleos recubiertos con hoja de oro, sobre los que está dibujada la fauna mágica del artista. Es la primera vez que Hernández usa este elemento en su arte.
También destaca la selección de la obra que Hernández hizo hace siete años, empleando placas de plomo como base de las obras. La serie fue conocida en 2015 como Blanco de plomo, por el proceso que era necesario seguir para poder marcar el metal con los paisajes oníricos y apocalípticos. Estas obras subrayan el papel de alquimista de Hernández, quien vierte ácidos, vinagre, malaquita, turquesa y otros pigmentos para manchar las placas y revelar las figuras que, en un principio, solo son obvias al artista. El uso de los líquidos, sin embargo, crea vapores tóxicos que pueden afectar a los pulmones mediante la acumulación de silicio. Para evitar esto, el pintor trabajaba con una máscara para evitar que estos gases le llegaran a las narices.
Fue Roxana Velásquez, directora del Museo de Arte de San Diego desde hace 12 años, quien abrió la puerta a la cosmovisión de Hernández. La promotora cultural y el artista se conocieron en 2019 en la Feria Marco de Ciudad de México, donde trabaron la promesa de hacer la muestra en esta ciudad del sur de EE UU, que hace con frontera con la intensa experiencia que es Tijuana. California era un destino óptimo para la primera exposición de Hernández. El constante flujo migratorio de oaxaqueños al Estado del Oeste —una relación que ha generado el territorio ficticio de Oaxacalifornia— ha beneficiado especialmente ciudades como Los Ángeles, donde pueden hallarse las tradiciones lingüísticas, de vestimenta y, sobre todo, culinarias de los pueblos de la entidad mexicana.
Hernández accedió por diferentes motivosa la muestra en San Diego. El primero, porque cruzar la frontera permitiría llevar a nuevos territorios las ideas de un artista que es también un destacado activista. Y la otra, quizá más importante, es que se sentiría cobijado junto a la pinacoteca que hoy pone su obra en relieve. El Museo de Arte de San Diego tiene una pequeña, pero potente selección de maestros del arte como Zurbarán, José Ribera, El Greco, Murillo, Sorolla, Juan Sánchez Cotán y Giorgione, un genio del siglo XV cuya existencia es puesta en duda por algunos. Al artista de Oaxaca le gustó pensar que pertenece allí, junto a las figuras europeas que lo influyeron y a quienes considera su verdadera escuela.
La pertenencia es uno de los temas principales de Rescoldos de Oaxaca. Hernández usa materiales de su tierra: arenas, cochinillas (un pigmento rojo) e insectos locales, para generar arte con el entorno que lo ha rodeado. Sus pinturas reflejan las maravillas ocultas del mundo natural y de la fauna autóctona. Quizá es por esto que el artista ha deseado dejar un valioso recuerdo de este lado de la frontera. Hernández ha donado el lienzo del oso hormiguero al museo. El artista se desprende de su espíritu protector.
Presenta la Casa de la Cultura Oaxaqueña balance de resultados
Oaxaca de Juárez, Oax. 28 de noviembre de 2022. Con la premisa de mejorar y optimizar la relación institucional entre la Casa de la Cultura Oaxaqueña (CCO) y sus usuarios, este recinto cultural -durante el periodo de 2020 a 2022- tuvo el objetivo primordial de garantizar y preservar los derechos culturales de la ciudadanía en general haciendo uso de las herramientas tecnológicas.
Al ser esta institución, desde hace 51 años, uno de los recintos que brinda el primer acercamiento al arte y la cultura, se estableció que el eje principal era trabajar en una alternativa que permitiera continuar con la impartición de los talleres artísticos, debido al cierre de los recintos culturales por motivo de la pandemia ocasionada por la COVID-19, por lo que en mayo de 2020 la CCO lanzó su primera convocatoria para el periodo de inscripción a sus campos artísticos en la modalidad virtual haciendo uso de plataformas gratuitas.
Por lo anterior, las y los colaboradores de los Departamentos de Fomento Artístico y de Promoción y Difusión de la Casa de la Cultura Oaxaqueña trabajaron en la creación de un micrositio institucional para realizar el registro en línea y cursar alguno de los más de 150 talleres artísticos, lo que permitió reducir los tiempos de inscripción a solo 10 minutos.
A dos años y seis meses de su creación, el sitio web www.casadelaculturaoaxaca.com ha permitido optimizar su proceso de inscripción para facilitar el registro de sus alumnas y alumnos desde la comodidad de su hogar haciendo uso de su teléfono celular o computadora, el micrositio permite el ingreso de información personal una única vez, así como un mejor control en el historial de la base de datos de las y los usuarios reinscritos e inscritos por primera vez.
La impartición de los talleres artísticos en línea, ha permitido abarcar a una población más amplia radicada en la zona metropolitana de Oaxaca de Juárez, la región de Valles Centrales, así como en los municipios de San Juan Guichicovi, San Pedro Huamelula, Huautla de Jiménez, Miahuatlán de Porfirio Díaz, Coatecas Altas, así como los estados de Puebla y Tabasco.
Galerías virtuales
Derivado de que la emergencia sanitaria por la COVID-19 ocasionó el cierre de los espacios culturales, la Casa de la Cultura Oaxaqueña implementó, como un acto de solidaridad con la comunidad artística de Oaxaca, la galería virtual alojada en su portal institucional www.oaxaca.gob.mx/cco y que, recientemente, migró al micrositio www.casadelaculturaoaxaca.com para una mejor visualización de la información.
Desde abril del año 2020, la institución ha contado de manera ininterrumpida con 17 exposiciones pictóricas virtuales, abarcando a 8 mil 518 internautas de acuerdo a las estadísticas alojadas por el portal institucional y el micrositio.
Fue el artista Max Sanz quien exhibió, en abril de 2020, “Paisajes del Nuevo Mundo” para acompañar a las y los oaxaqueños mientras se resguardaban en casa en uno de los momentos más críticos de la pandemia.
La pared virtual de la CCO también ha enriquecido su acervo digital con la obra de los artistas Rosendo Vega, Siegrid Wiese, Elisa Filio, Israel Nazario, José Santos, Spencer Farías, Aarón Zoé, Rosalba González Gallo y Sergio Spíndola. Asimismo el artista Shinzaburo Takeda quien, a sus 87 años años, realizó su primera exposición virtual en la Casa de la Cultura Oaxaqueña.
Los artistas Óscar Camilo de las Flores, Bido “Guuze”, Manuel Miguel, Diego Rodarte y Pedro Pablo Ramírez Pérez Huerta (ARCH) también se sumaron a esta iniciativa artística.
Medios de comunicación, aliados de la CCO
Los aniversarios número 49, 50 y 51 de la Casa de la Cultura Oaxaqueña, así como las ediciones número 22 y 23 de la Muestra Internacional de Danza Oaxaca (MIDO) se transmitieron por la vía virtual permitiendo abarcar al público local, nacional e internacional.
Lo anterior pudo realizarse gracias a la colaboración y solidaridad de diversos medios de comunicación e instituciones públicas que prestaron sus plataformas digitales para divulgar cada uno de los contenidos que produjo la institución. Además durante el periodo de 2020 a 2022, este recinto cultural pudo difundir sus actividades artísticas y culturales a través de 130 comunicados de prensa.
Por lo anterior, el director general de la CCO, Jesús Emilio de Leo Blanco, agradeció la colaboración, solidaridad y disposición de cada uno de los medios de comunicación y periodistas que difundieron las actividades de la institución, lo que permitió, dijo, abarcar a la población oaxaqueña haciendo uso de la prensa escrita, digital, radio y televisión.
“Me parece fundamental y sumamente importante que las instituciones tengan una buena relación con su público, o en este caso, con las y los usuarios, y esto se logra gracias al quehacer periodístico de las y los comunicadores de Oaxaca, porque son ellos y ellas el canal para divulgar lo que hizo este recinto cultural”, expresó.
Recalcó que durante las transmisiones cruzadas con las páginas de Facebook de los medios de comunicación, esta institución pudo abarcar las 241 mil 644 reproducciones en total.
Guillermo del Toro busca salas independientes en Oaxaca para proyectar su cinta “Pinocho”
EL UNIVERSAL
Oaxaca de Juárez.- El multipremiado director mexicano Guillermo del Toro anunció que está en busca de salas de cine independientes en las cuales pueda proyectar su película “Pinocho”, su más reciente trabajo de animación y que ha sido alabada por la crítica.
Lo anterior lo informó el director tapatío luego de que la compañía Cinemex se retractó de su compromiso de exhibir la cinta en la mayor parte del país, por lo que la distribución de la cinta se verá severamente afectada en el territorio nacional.
Mediante su cuenta de Twitter, Del Toro anunció que, a través de productora Pimienta Films, estaban en busca de espacios independientes en entidades como Oaxaca, Baja California Sur y Guanajuato, “para ayudar a cubrir las salas incumplidas por Cinemex en la exhibición de ‘Pinocho'”.
Ante ello, el director de “La Forma del Agua” invitó a que si en dichos estados existen salas de arte, cinetecas o salas de recintos culturales que puedan y quieran ayudar, se comuniquen con él a través de ese medio.
“Para mí, hay una gran esperanza en la animación en Mexico y ‘Pinocho’ es una película embajadora del trabajo de esta idea. Mi interés por la animación es continuo y mi compromiso seguirá. Voy a hablar con Pimienta Films para ver qué más salidas creamos”, informó en su perfil de Twitter.
Ante el llamado del director mexicano, quien ha sido reconocido con premios como el Oscar a Mejor Película por “La Forma del Agua” y a Mejor Película Extranjera por “El Laberinto del Fauno”, espacios como Cine Too en Guelatao de Juárez, en la Sierra Norte; la Sala Elia, en el Teatro Macedonio Alcalá; la Biblioteca Andrés Henestrosa y la Biblioteca Infantil de Oaxaca, todos recintos en la ciudad de Oaxaca, ya se anotaron a la convocatoria.
Incluso, usuarios han ofrecido espacios particulares para la proyección: “Yo tengo una sala de 36 butacas en el centro de Oaxaca abierta a funciones”, posteó Mariana Velasco, mientras que el usuaurio No-vie-mbre ofreció un predio particular para llevar la cinta a la región Costa. “Yo no tengo una sala, pero sí un terreno con arbolitos en Pochutla, Oaxaca, abierto pa’ toda la banda que quiera ver cine”, ofreció.
Murió el primer actor Héctor Bonilla
Grupo REFORMA
Cd. de México (25 noviembre 2022). El actor mexicano Héctor Bonilla murió este viernes a los 83 años a causa de cáncer, así lo informó la Secretaría de Cultura, a través de sus redes sociales.
“La Secretaría de Cultura lamenta profundamente el fallecimiento del actor Héctor Bonilla, egresado de la Escuela de Arte Teatral del INBAL y considerado uno de los mejores actores de México. Se desarrolló en teatro, televisión y cine, donde participó en filmes como Rojo Amanecer”, anunciaron en Twitter.
Héctor Bonilla, quien fue uno de los actores más relevantes del cine y la televisión mexicana, padecía cáncer de riñón.
Por otra parte, su familia, lanzó un comunicado donde destacan al actor como un ejemplo de vida.
“Somos conscientes de que Héctor dejó un legado inconmensurable y muchísimos corazones lamentarán su pérdida. Sepan que, a pesar de la infinita tristeza que nos embarga, estamos tranquilos por despedir a un hombre que se fue sin deberle nada a nadie, que vivió intensa y plenamente”.
También compartieron el epitafio que el intérprete escribió para sí mismo.
“Se acabó la función, no estén chingando. El que me vio, me vio. No queda nada”.
En 2019, fue cuando se reveló el diagnóstico, donde el actor aseguró que estaba viviendo días extra, pues su enfermedad no podría tratarse con quimioterapia, no obstante, nunca dejó de trabajar.
Héctor Bonilla participó en más de 100 filmaciones, entre ellas filmes y series, como Meridiano, Mónica y el profesor, Matinée y El Hotel.
En el 2019 el actor fue homenajeado en el Palacio de Bellas Artes con el reconocimiento Trayectorias Notables de las Artes en México.