¿Cómo llega México a la cumbre latinoamericana por la migración?: los datos apuntan a una crisis sin precedentes


EL PAÍS

JORGE VAQUERO SIMANCAS

México. México llega a la cumbre sobre migración con los presidentes latinoamericanos y del Caribe que se celebra este domingo en Chiapas en una crisis sin precedentes. Las cifras que maneja el Instituto Nacional de Migración (INM) han roto los récords históricos. En agosto de 2023, últimos números disponibles, se produjeron 83.725 detenciones, más que en cualquier otro mes de la época reciente. El actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, según las oenegés, no ha superado con éxito la difícil misión de mejorar las condiciones de tránsito o estancia en el país, lo que ha envuelto a los migrantes a una espiral de violencia y falta de derechos básicos.

La difícil papeleta de López Obrador este domingo en la cumbre de Palenque es la de buscar una respuesta conjunta para reducir el flujo de personas que cruzan Centroamérica y llegan a México. Para ello ha convocado a los mandatarios de 11 países, entre los que se encuentran Honduras, Haití, Cuba, Venezuela, El Salvador y Guatemala, lugares de procedencia de la mayoría de migrantes que llegan a territorio mexicano. No fue invitada Nicaragua, cuyos connacionales también arriban de forma masiva al país. Sin embargo, la ausencia más importante es la de una nación que ha marcado la política del sexenio de López Obrador en materia migratoria: Estados Unidos. Hasta septiembre de 2023, el Gobierno estadounidense ha detenido a más de dos millones de personas en la frontera con México, una cifra que está a punto de sobrepasar a la de 2022.

Gretchen Kuhner lleva 25 años en el país y pertenece al Instituto para las Mujeres en la Migración (IMUMI), una organización de la sociedad civil que promueve los derechos de las mujeres en la migración en México. Para ella “la retórica de López Obrador al principio fue buena”, acompañada además de programas que trataban de mejorar las condiciones de los migrantes en México como Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el futuro.

Kuhner explica que “todo empezó a cambiar en 2019, cuando dejaron que la Administración de Donald Trump metiera el tema migratorio en la relación bilateral”. Primero, el magnate aprobó en enero un plan llamado ¡Quédate en México!, usado para devolver a migrantes en caliente desde Estados Unidos. En junio, el expresidente estadounidense amenazó con imponer duros aranceles a los productos mexicanos si miles de migrantes seguían llegando a la frontera entre los dos países. El entonces secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, tuvo que viajar a Washington D.C. para negociar una salida diplomática, que terminó con el despliegue de la Guardia Nacional en los límites norte y sur de México. Trump aseguró el pasado agosto que forzó al Gobierno de López Obrador a darle “28.000 soldados gratis”.

A partir de ese momento, este recurso se usa cada vez que los migrantes acuden en masa al país y llegan a la frontera con Estados Unidos. Con el actual presidente, Joe Biden, la relación bilateral con López Obrador ha mejorado, pero las cifras con las que el mandatario mexicano llega a la cumbre con los países latinoamericanos y del Caribe son las más altas de todo el sexenio.

Detenciones

Nunca se había aprehendido a tantos migrantes como este agosto de 2023. Los datos del INM muestran cuáles han sido los picos de “eventos”, un eufemismo que la institución pública usa para referirse a las detenciones. Tras la reunión de Ebrard con Estados Unidos y el despliegue de la Guardia Nacional en la frontera, en junio de 2019 se atajó a 30.971 personas, una cifra que fue descendiendo y que tocó mínimos tras el inicio de la pandemia.

La normalización post-covid hizo que muchas personas dejaran sus hogares para lanzarse a la peligrosa aventura de llegar a Estados Unidos, sobre todo en Centroamérica, muy afectada económicamente por el paso del virus. En septiembre de 2021, la Secretaría de Defensa Nacional desplegó a 140.993 efectivos tras el anuncio de una cuarta caravana migrante que iba a recorrer México desde la frontera de Guatemala hasta el extremo norte del país. Ese mes se detuvo a 46.717 personas.

Otra de las coyunturas importantes de este sexenio fue el fin el pasado mayo del Título 42, un instrumento político que Donald Trump decretó al inicio de la pandemia de la covid para expulsar de inmediato a los migrantes que llegaban a la frontera en Estados Unidos. A partir de su extinción, miles de personas llegaron a la frontera norte de México para pasar al país vecino. Desde ese 12 de mayo, las detenciones de migrantes han experimentado un abrupto ascenso que ha dejado el récord histórico de este agosto, con 83.725 “eventos”.

Deportaciones

El aumento de las detenciones durante lo que va de sexenio ha dado pie a numerosas deportaciones. En los últimos cinco años México ha devuelto a su país a 507.309 personas, muchas de ellas obligadas a salir del mismo por razones humanitarias. Este año, a pesar de los altos datos de aprehensiones a migrantes, ha sido un año en el que las deportaciones han descendido notablemente, sobre todo a partir de marzo.

El Gobierno mexicano ha vuelto a acelerar las devoluciones este octubre tras haber conversado con muchos de los mandatarios de los países que asistirán a la cumbre de este domingo. Lo alertó un comunicado lanzado este lunes por la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que insta a las autoridades a cerciorarse de que la seguridad de los migrantes devueltos no esté en riesgo. Las cifras de deportaciones de septiembre y octubre se conocerán en los próximos dos meses.

Visas por Razones Humanitarias

Las cifras de visas humanitarias expedidas por el actual Ejecutivo son las más altas de los últimos gobiernos de México. De ellas se desprende el porqué de esta cumbre, en la que participarán la presidenta de Honduras, Xiomara Castro; su homólogo cubano, Miguel Díaz-Canel; y el primer ministro de Haití, Ariel Henry – a pesar de que este Estado está en una condición de anarquía con un Gobierno muy débil-. La población de estos tres países representa más del 50% de las Tarjetas de Visitantes por Razones Humanitarias expedidas en México entre 2018 y 2023.

Este año también se superará el récord de solicitudes de refugio en México, ya que las cifras de este año podrían alcanzar las 150.000, según Andrés Ramírez Silva, director de la Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado (COMAR). Una COMAR que se ha visto desbordada en lugares como Tapachula, en Chiapas, donde el pasado septiembre se registraron incidentes por la aglomeración de más de 6.000 personas en las puertas de la oficina de la institución. México solo cuenta con 10 sedes de este órgano en todo el territorio.

Los centros para migrantes

Estados Unidos ha realizado una labor de contención de migrantes estableciendo “centros para gestionar las solicitudes” de migrantes en Colombia y Guatemala. “México no quiere que esto pase en su país, sino en Venezuela, Honduras, Panamá” asegura Gretchen Kuhner.

México contaba en septiembre 2022 con espacio para 6.883 migrantes en 57 estaciones migratorias en todo el país, según datos recabados por la organización civil IMUMI en el Portal Nacional de Transparencia. Pero el Gobierno anunció el cierre de 33 tras la tragedia que terminó con la muerte de 40 migrantes por un incendio en un centro del INM en Ciudad Juárez, en el Estado de Chihuahua.

Normalmente, los migrantes esperan en estos centros a ser procesados, admitidos en el país o esperan a su condición de asilo en Estados Unidos. Estos albergues se han visto superados con creces, y la imagen fija en puntos del país como Ciudad de México, Tapachula, Oaxaca o Ciudad Juárez es la de cientos de migrantes que duermen en las calles en condiciones muy vulnerables. La otra opción son los albergues de las oenegés, que suplen las carencias del sistema mexicano.

Gemma Domínguez, coordinadora general de proyectos de Médicos Sin Fronteras en México, recuerda una situación parecida en San Pedro de Tapanatepec, en Oaxaca, hace un año. Allí se quedaron varados unos 15.000 migrantes, que superaban la población de la localidad. El gran problema de estos “cuellos de botella” son las “situaciones complicadas que se viven”, en la que muchos migrantes no tienen acceso a servicios básicos como comida, agua o una cama.

México vivió en marzo la peor tragedia migratoria en uno de estos albergues del INM en Ciudad Juárez, ciudad fronteriza con Estados Unidos que durante casi todo el año se ha encontrado saturada. Allí murieron a causa de un incendio 40 personas que habían sido encerradas en diferentes celdas para que no llegaran a la frontera con Estados Unidos. El comisionado del Instituto Nacional de Migración, Francisco Garduño, sigue imputado por ejercicio indebido de funciones tras la catástrofe y se mantiene en su cargo a la espera de su proceso. Junto a él fueron llevados a juicio siete funcionarios de la estación migratoria.

Para Kuhner ese ha sido el punto más bajo de la política migratoria del actual Gobierno. Las oenegés consultadas quieren que en el próximo sexenio se empiece a abordar una nueva forma de ver la migración, en la que los puntos centrales del asunto sean los derechos de las personas. Y que se trabaje en encontrar vías regulares para que los migrantes no tengan que exponerse a los peligros de la ruta hasta la frontera con Estados Unidos. “Cuando las personas puedan moverse, encontrar trabajo, mandar dinero y saber que pueden desplazarse conforme a lo que necesitan, es cuando existirá integración en la región”, explica Kuhner. De momento, la reunión de este domingo propuesta por López Obrador con los países latinoamericanos y del Caribe buscará otras soluciones.