Se empoderan las mujeres en Zipolite

EL UNIVERSAL

Fernando Miranda 

Pochutla.— Aunque no se había puesto una fecha como meta ni tenía claro cómo o cuándo lo haría, Sonia Esparza tenía claro que en un punto de su vida practicaría el nudismo. A sus 32 años y acompañada de su esposo, este 2023 fue el momento elegido por esta joven sonorense para dejar atrás los tabúes que arrastraba y liberarse de las ataduras que la ropa le impone al cuerpo desnudo. El lugar para hacerlo no podía ser otro que Zipolite, la única playa del país donde la desnudez no se juzga ni se condena.

Sonia se desliza con naturalidad entre cuerpos que, como el de ella, sirven como lienzos y muestran trazos en colores brillantes. Los hay turgentes, fornidos, voluptuosos y delgados.

También morenos y blancos, grandes y pequeños. No hay diferencias entre ellos, pues los hermana ese deseo de despojarse de prejuicios.

La única diferencia, si acaso, es entre aquellos que lo experimentan por primera vez, como Sonia, o quienes lo han abrazado como un estilo de vida, pero al final todos se han dado cita en esta playa de la costa oaxaqueña que este fin de semana vive el retorno del Festival Nudista Zipolite 2023, en su octava edición.

Tras dos años de restricciones por la pandemia de Covid-19 y meses difíciles tras el paso del huracán Agatha, este evento considerado como el más importante del mundo para el nudismo regresa con fuerza y ha logrado convocar a más de 3 mil asistentes, reportando 100% de ocupación hotelera y rompiendo, incluso, las previsiones de autoridades y organizadores.

“Este año decidí que quería conocer el festival, ya al estar aquí te sientes con esa libertad, te dan ganas porque no te sientes juzgada ni observada, eres libre”, comenta Sonia.

Como ella, este 2023 muchas más mujeres, sobre todo jóvenes, han decidido romper con los estigmas e imposiciones y liberarse a través de la desnudez. Se trata, explica Mercedes Aguilar Ruvalcaba, integrante del comité organizador del festival, de una tendencia que se ha mantenido constante durante los últimos años, en la que la presencia femenina ha ido ganando terreno.

“Todavía no llegamos a que sea 50% y 50%, sólo en algunas ocasiones, pero ya tenemos 40% de asistencia femenina. Hemos logrado que se empodere una mayor cantidad de mujeres de todas las edades y hasta en las actividades que se hacen en los diferentes estados se ha visto esa constante”, dice sobre el avance, uno muy significativo si se toma en cuenta que en los inicios del festival la participación de mujeres apenas llegaba a 25% y eran los varones los que hacían suyo este espacio.

“Venimos jóvenes, abuelitas, gorditas, chaparras, morenitas, hay de todo tipo de cuerpos y el chiste es que se reconozcan”.

Aunque Mercedes y los demás organizadores recalcan el aumento de la participación de mujeres jóvenes, dejan claro que esto es un trabajo de años, un camino andado por quienes abrieron esta posibilidad. A sus 66 años, Mercedes cuenta que lleva ocho años desde que comenzó a practicar el nudismo y aunque en un inicio enfrentó el rechazo de su familia, poco a poco ha logrado la aceptación y hasta motivar a otras.