EL PAÍS
DIEGO MANCERA
México juega en el alambre. El equipo de Tata Martino tiene una última llamada en el Mundial. De momento, es el último lugar en el grupo C y necesita revivir contra Arabia Saudí, golear, y sacar la calculadora para seguir el partido entre Polonia y Argentina. Un reto que, en la cancha se puede, pero en las probabilidades se ve complicado. El otro reto mexicano, además, será el de marcar un gol, algo que ha sido un grave problema en los últimos cuatro años. Y no solo uno, sino hasta tres.
La selección albiceleste ha respirado gracias a la victoria 2-0 frente al Tri. Los mexicanos supieron aguantar bien los ataques en contra durante más de 60 minutos. Martino eligió jugar a la defensiva con cinco jugadores y sin un delantero fijo. Algo precavido ante una Argentina que se jugaba todo. En una distracción de los mexicanos Érick Gutiérrez y Héctor Herrera provocaron que se colara el capitán Messi para hacer el gol que liberó la tensión entre los suyos en Qatar y en suelo argentino. Ya el segundo gol, el de Enzo Fernández, trituró las esperanzas de México para cambiar su historia perdedora contra los sudamericanos. Martino, cuando lo tenía perdido, intentó remediar su once inicial al meter a Raúl Jiménez para buscar una anotación.
Martino aseguró antes del Mundial que le parecía un exceso llevar más de tres centro delanteros. Le cortó las alas al esperanzador Santiago Giménez, del Feyenoord, y convocó solo a tres puntas: Jiménez, Henry Martín y Rogelio Funes Mori. El estratega rosarino, sin embargo, ha dejado en el banquillo a Funes Mori, el atacante que sí hizo gol un amistoso frente a Irak. Le dio oportunidad a Martín contra Polonia y no hubo suerte. Jiménez, la férrea apuesta del argentino, no ha funcionado en los 43 minutos que ha pisado el campo.
El caso Jiménez ha agitado la gestión de un Tata Martino que le convocó pese a pasar 77 días lesionado en 2022, días antes del arranque del Mundial. La inactividad le ha cobrado factura a un jugador que, en sus buenos tiempos, era de los más efectivos en la Premier League con los Wolves. Su romance de goles terminó de forma súbita cuando un duro cabezazo contra David Luiz le llevó a urgencias para tratar una fractura de cráneo. Jiménez sorteó la muerte de milagro. Su historia, liderazgo y jerarquía le valieron a Martino para hacerle inamovible en su equipo. La sequía de goles de México en el Mundial no se veía desde Chile 1962 cuando no pudo anotarle a Brasil ni a España en los primeros dos juegos, pero sí pudo vencer 3-1 a Checoslovaquia. Esa vez no superó la primera ronda.
Claro, los goles no siempre son del nueve. Alexis Vega intentó en dos opciones abrir el marcador a favor de México contra Argentina: un tiro libre y un chute de larga distancia. En ambos no tuvo fortuna. Hirving Lozano, el velocista del Nápoles, ha aportado más pases que tiros a puerta.
¿Qué necesita México para clasificar a octavos de final?
México debe vencer a Arabia Saudí. No solo eso: debe anotar más de tres goles para abrir brecha en la diferencia de anotaciones contra Polonia y Argentina. También, el Tri debe estar pendiente de lo que hagan polacos y argentinos. Los mexicanos deben golear a los saudíes y que los argentinos hagan lo mismo. De otra forma, les puede servir que Polonia golee por tres goles a los argentinos y el conjunto mexicano haga lo mismo contra el asiático.
México ha clasificado a octavos de final desde 1994. En caso de quedar fuera, hay que remontar hasta el Mundial de Argentina 1978 para recordar la última vez que los mexicanos cayeron en fase de grupos. Esa vez fueron goleados 3-1 por Túnez, aplastados 6-0 por la Alemania Federal y 3-1 contra Polonia.