Cuando nació se llamaba Tutankatón. Vivió en la Dinastía XVIII del Imperio Nuevo (1567-1320 antes de Cristo). Se casó con su media hermana Ankhesenamón y muy probablemente era hijo del rey hereje Akenatón e hijastro de la Reyna Nefertiti.
En 1906, el estadounidense Theodore Davis había hallado, cerca de la tumba de Ramsés VI, en el Valle de los Reyes una vasija de fayenza azul con un cartucho con el nombre de Tutankamón. Tres años después, cerca de las tumbas de Horemheb y del propio Ramsés VI, se localizaron; entre otras piezas, una estatuilla de alabastro y diversos fragmentos de lámina de oro con representaciones de escenas reales; así como, el nombre de su esposa, el suyo propio e incluso, el de su sucesor.
El mismo Davis, había asegurado que después de aquel hallazgo era imposible encontrar algo más en el Valle de los Reyes; que cualquier empresa iba a fracasar en aquel empeño. Nadie podría pensar que la tumba del Rey Tut estaba oculta debajo de la de Ramsés VI.
El cuatro de noviembre de 1922, un aguador, miembro del equipo del arqueólogo Howard Carter, descubrió las primeras escalinatas que daban acceso a la tumba del soberano. Desde Inglaterra hasta Egipto, Lord Carnarvon, llegó el día 23; el 26 de ese mismo mes y año abrieron la tumba de Tutankamón. Carter y los suyos, se tardaron más de diez años en sacar, inventariar y trasladar al Museo de El Cairo, todos y cada uno de los 5398 objetos descubiertos en su interior. La pieza más impresionante encontrada en el ataúd del faraón, a la altura de su abdomen, es una daga de hierro extraterrestre que, muy probablemente haya sido forjada en Anatolia muchos siglos antes de su muerte.
Los arqueólogos coinciden en que fue un faraón insignificante si se le compara con la estatura de: Menes, Hetepsejemuy, Zóser, Keops, Seti I. Tutmosis III, Amenhotep III y Ramsés II. Entonces ¿Por qué es tan importante para la arqueología y la historia misma? Por una muy sencilla razón: porque su tumba fue hallada con los sellos reales intactos.
Se ha escrito y leído mucho sobre el enigmático faraón Tutankamón que a veces es muy fácil divagar. Con todos los objetos hallados en su tumba real, no es complicado estudiar al gobernante. Con los adelantos de la ciencia hace muy poco, las mujeres y los hombres de ciencia empezaron a desenvolver los misterios del joven gobernante. Sus padres eran hermanos. Tenía una osteocondrosis que le afectaba el hueso escafoides del pie, lo que le provocaba una cojera muy notable y, una malformación en la columna vertebral; a lo mejor por ello, Carter encontró en su tumba un sinnúmero de bastones. Enfermó de malaria y tal vez, esta haya sido la causa de su muerte; aunque, también se cree que pudo deberse a un accidente porque tenía una fractura que no alcanzó a soldar en una pierna o quizá a alguna conspiración para asesinarle de parte de Ay, su sucesor.
Tutankamón vivió probablemente entre 18 y 19 años. Fue un monarca que no alcanzó a madurar. Adolescente, tuvo que echar abajo las reformas políticas y religiosas de Akenatón, su antecesor y probable progenitor: regresar al politeísmo y a la antigua Tebas desde Tell El Amarna.
Como sea, su tumba es muy pequeña, la enigmática e incomparable máscara mortuoria con la que le encontraron ni siquiera fue hecha para él. Sus súbditos no estaban preparados para su muerte. Todo lo hicieron muy rápido.
Desde el descubrimiento de la tumba, parece mentira pero, nadie ha hecho más por la egiptología que el propio Tutankamón; desde ahí surgió un enorme deseo por propios y extraños por la historia del enigmático Egipto.
La verdad por sobre muchas cuestiones estriba en que, el descanso eterno que el Rey Tut deseaba le duró más de tres mil años; desde que fue enterrado junto con sus tesoros, hasta exactamente un siglo atrás de este 2022, cuando Howard Carter encontró su tumba perdida y sellada en el Valle de los Reyes