PROCESO
OAXACA (apro).- La entrevista es en el Zócalo de Oaxaca, al terminar el concierto estelar “La Catrina al aire libre”, repleto de turistas y población oaxaqueña en medio de la Celebración de Día de Muertos.
El montaje –creación de Noel Suástegui– es una mezcla de surrealismo, memoria, realismo mágico, poético, mítico. Danzan flotando en escena una mujer de blanco, doliente, y una pequeña también de blanco con rostro de calavera, representando a su niña muerta. Hay aves de plumajes negros y ángeles sin alas, brujas delirantes, danzantes con exquisitos trajes de terciopelo bordados y hombres de fina estampa, con una orquesta de puros instrumentos de viento y una tambora que lleva a la memoria los latidos del corazón y del infinito reloj.
Un espectáculo que atolondraría a cualquier público del planeta, que parece cruzar los límites entre éste y el otro mundo y que está aquí, gratuito, abierto a todos, en el centro de Oaxaca.
Y de pronto entra Alejandra Robles, “La Morena”, y el escenario se convierte en un sitio hipnótico, con una voz que va tocando alturas, que se acerca al cielo estrellado y penetra infiernos, que deja en el pasmo a los oyentes y los sonidos todos de la ciudad se van callando para dejarla en una arrobadora sucesión de piezas. “La Llorona”, “La Bruja”, “Amor eterno”, La Zandunga” …ésa que repite adolorida “No me llores, no. No me llores, no”.
“Yo soy de Puerto Escondido, Oaxaca, soy una cantante orgullosamente afrodescendiente por parte de mi abuelo”, cuenta la diva. Nacido en Guerrero, su abuelo materno tenía herencia de esclavos africanos que llegaron a México en la época de la conquista “y así se fue quedando un poquito de esa sangre negra en mi alma y en mis venas”, dice. Y la música también, pues su abuelo fue pionero de los tríos en Oaxaca.
Y así, a los 4 años, Alejandra Robles comenzó a cantar en un restaurante con el nombre del dios griego del mar, Neptuno, propiedad de su padre, enfrente de la playa en Puerto Escondido.
“Mi papá me empujó muchísimo, siempre me decía: ‘Tú naciste para cantar’. Y cuando el Neptuno se llenaba, comentaba: ‘Mira toda la gente vino a verte cantar’, y no era cierto, ellos iban a su restaurante a comer –ríe–, pero mi papá metió ese chip en mi cabeza desde chiquitita”.
Su formación profesional inició en Bellas Artes, en la Universidad de Oaxaca. A los 19 años tuvo la oportunidad “única y extraordinaria” de viajar y vivir en París. Hizo examen en todos los conservatorios hasta que llegó al doceavo Conservatorio en París “con Madame Sullé, una maestra negra. Tiré la partitura que yo llevaba e hice mi examen con ‘La Martiniana’, un son itsmeño que presenté como son tradicional. El pianista la tocó. La maestra dijo que era extraordinario. Y me aceptó”.
Entró después al Conservatorio de Xalapa, Veracruz, donde estudió ópera:
“La carrera es de diez años y estuve sólo cinco –vuelve a reír–, mi papá me dijo: mejor ponte a cantar”.
Su primer concierto fue en el festival Junio Musical, en el Museo de Antropología e Historia en Xalapa, Veracruz.
“Yo siempre estuve enamorada de la música tradicional, aunque estudié canto clásico. Mi papá era mi manager en ese momento –ríe de nuevo, siempre ríe– y me hizo una gira por todo el estado de Oaxaca. Pagó mi primer disco: ‘La Malagueña’, y comienzo a mandarlo a festivales de México y todo el mundo… Siempre he sido mi propia productora en todos los sentidos”.
El disco llegó a manos de Armando Manzanero y a Eugenia León, “y cuando escucharon mi música, sin conocerme, aceptaron. Manzanero fue el primero que me dio un sí”. Con él grabó “Adoro”, “pero con jaranas y requintos jarochos, y el maestro quedó encantado por esto”.
Fue corista de Eugenia León , con quien grabó “La Llorona”. Ha cantado también con Susana Harp, Lila Downs, Regina Orozco, Alex Lora del Tri. Su carrera incluye los discos “La Malagueña”, “La Morena”, “La Sirena”, “La Perla Negra” …Infinitos conciertos y muchos festivales del mundo. Agradece en especial a José Luis Cruz, director del Ollin Kan, el haberla llevado a muchos de éstos que se efectuaban en la delegación Tlalpan de la Ciudad de México.
En el Womex 2011, en Dinamarca, uno de los festivales internacionales más prestigiados, cerró con Celso Piña. Ha cantado en Francia, España, Holanda. Y acaba de presentarse en el 51 Festival Internacional Cervantino, en Guanajuato.
La Catrina
“La Catrina” se estrenó en Oaxaca hace 16 años y se sigue programando cada noviembre. Ha estado en festivales de Puebla, Estado de México, Ciudad de México, Michoacán. La idea y realización es Noel Suástegui, hermano de Alejandra y director de la compañía Metamorfosis Danza de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca.
Para él, este “es un montaje muy poderoso, quizá el más poderoso que yo he visto en Oaxaca. Hace quince años, cuando inició, no existía un proyecto de esa clase, había espectáculos folclóricos, pero este es multidisciplinario”, con jóvenes talentos en danza contemporánea, así como danza tradicional con la única compañía de adultos mayores en Oaxaca (desde los 70 a los 80 años) dirigida por el maestro Jesús Girón, y como protagonistas la pequeña Atala y Marisol Luján, todo enmarcado por la Banda Alma Oaxaqueña de Manuel Victoriano, y la poderosa voz de “La Morena”.
Dice el director:
“El espectáculo habla de una Muerte adolorida, conmovida ante una madre que ha perdido a su hija. Inicia con una especie de cuento de terror, cuando cuatro brujas matan a la niña y Alejandra canta la bellísima pieza ‘La Bruja’. Es una Muerte con mucho corazón y con mucho amor, que permite a la madre darle a su niña el abrazo del adiós. Y todo termina con la pieza ‘Dios nunca muere’”.
En esta presentación, cuando Alejandra Robles entonaba un verso de la canción “Amor eterno”, de Juan Gabriel, justo el que dice “el más triste recuerdo de Acapulco”, la luz se apagó de pronto. La cantante y la orquesta se desconcertaron, pero siguieron mientras el público y la gente de los alrededores, en la Alameda, sintió en el alma el frío del huracán que asoló a Guerrero y cantó con toda su fuerza y los celulares encendidos. Hasta que volvió la luz.
Para Noel “fue el momento más mágico en quince años”.
Oaxaca es su gente
Para la cantante –también compositora–, este espectáculo es grande porque “es Oaxaca”.
–¿Y qué es Oaxaca?, se le pregunta.
Suspira hondo:
–Yo creo que Oaxaca es su gente. Toda la magia que tiene Oaxaca y que atrae visitantes del mundo entero… Las artesanías, ¿quién las hace? la gente. La música, ¿quién la hace? la gente. La comida, ¿quién la hace? la gente, las cocineras… realmente Oaxaca es riquísimo por tanto arte, tanta belleza, tanta música, colores, artesanías, historia. Y todo eso viene de la gente”.
El 10 de noviembre “La Morena” se presentará en El Festival Costero de la Danza en Puerto Escondido. Dice la artista:
“Muchos han ido desapareciendo, pero éste, que es uno de los más emblemáticos, sigue, persiste. Y es mi tierra, adonde regreso después de muchos años, feliz de estar con mi gente y poder cantarles esa música que yo sé que ellos gustan y admiran, las chilenas”.
Antes de que termine el año, Canal 11 y Canal 22 transmitirán la serie “Las joyas de Oaxaca”, donde Alejandra entrevista a grandes personajes del estado.
–¿Qué sueños tienes?
–Yo creo que hoy cumplí un sueño. Oaxaca es un público muy difícil y te lo digo en serio porque nuestra calidad artística es tan alta que el estándar es también muy alto. Así, convencer al público de Oaxaca era uno de mis sueños. Que se cumplió hoy”.
Con fervorosos aplausos de pie.
“Creo que es muy importante llevar al mundo la herencia que nos dio la afrodescendencia, la que yo tengo, la que existe en México y que ha sido negada en este país por quinientos años, ya sea por ignorancia o por racismo. Es necesario hablarlo, decirlo, que la gente sepa, que se reconozca que los afrodescendientes hemos sido más que importantes para la construcción de este país. Un concierto mío tiene mucho que ver con lo negro, con lo afro, retomando composiciones de gente de la costa y canciones tradicionales de Guerrero, principalmente de Oaxaca y de Veracruz”.
Y así, honrando sus raíces y con una voz poderosa y dulce, pulida desde la infancia, esta hermosa cantante confirma, ahora en el iluminado Zócalo de Oaxaca, que un concierto de ella, Alejandra Robles “La Morena”, es, sin duda, un pedacito de cielo, como dice la canción.