REFORMA
Jorge Ricardo
Cd. de México (30 septiembre 2023) .-El Presidente Andrés Manuel López Obrador sintió la despedida y su voz se le quebró. Guardó silencio, hizo varias pausas, luchó por contener las lágrimas, pero sus ojos se llenaron de humedad.
“Los tengo aquí en mi corazón”, alcanzó a decir en medio de la algarabía de una cancha de fútbol que le daba entrada a su último año de gobierno.
Se recuperó y siguió adelante, hablando de su amor por este municipio con el 69 por ciento de su población en pobreza.
Pero cuando habló de que las pensiones ya son un derecho constitucional y que por eso ya se puede ir en paz, cientos volvieron a ovacionarlo. Incluso corearon que se reelija y él se volvió a conmocionar.
“Ya me puedo ir tranquilo, porque ya sentamos las bases para la transformación, y no va a haber marcha atrás, para atrás. ¡Ni un paso atrás! ¡Ni siquiera para tomar impulso!
¡Para adelante! Por eso, tenemos que continuar con la transformación!”, gritaba mientras le insistían: reelección, reelección.
El Presidente entonces aleccionó sobre los motivos de Francisco I. Madero para iniciar la Revolución contra la dictadura de Porfirio Díaz y que él es maderista.
“Además, no hay que tenerle mucho cariño, mucho afecto ni al poder ni al dinero. Además, ya hay relevo y está asegurando el futuro del pueblo de México, ¡porque México y su pueblo siempre merecen un mejor destino!”, agregó cómo pudo, a gritos.
En su segundo acto público del día, el Presidente declaró que lleva en la mente el contenido regresivo de su tiempo en el gobierno.
“Hoy es 30 de septiembre. Yo tengo que entregar a finales de septiembre pero del año próximo. Me falta un año pero realmente es más de dos porque yo no trabajo 8 horas, trabajo 16 horas y trabajo sábado y domingo. Y gracias al creador y a la ciencia, estoy entero, estoy bateando arriba de 300”.
Media hora antes el público amenazaba con marcharse pues lo esperaron desde antes de la una de la tarde para un evento anunciado a las cuatro treinta y llegó casi a las seis. En sus redes sociales, López Obrador informó que había comido en Texcoco el Presidente electo de Guatemala, Bernardo Arévalo.
Ya en Chimalhuacán, el tabasqueño se emocionó tanto ante los aplausos que prometió, de nuevo, ahora sí, medicinas gratuitas, hospitales, médicos, para todos. Hasta resolver para siempre la pobreza con la Gobernadora Delfina Gómez.
“¿Que hace falta agua, que hace falta drenaje, que hace falta pavimentar calles, que hace falta alumbrado, que hacen falta espacios para el deporte? Vamos a hacer en el tiempo que me queda un programa para el desarrollo urbano de Chimalhuacán. La mitad lo va a aportar el gobierno del Estado y la otra mitad la federación. Y voy a venir, voy a regresar. Voy a regresar. En 3 meses estoy de nuevo en Chimalhuacán con la maestra. Y ya en 3 meses van a estar iniciadas las obras de desarrollo urbano…”, prometió y se ganó más aplausos, gritos.
“Ya no sigo hablando. Porque les quiero mucho. Y ustedes merecen todo. Merecen ir al cielo”, dijo el Mandatario.