REFORMA
Israel Sánchez
Cd. de México (11 junio 2023).- Si, exhausto y afligido, se encontrara en la fase terminal de una enfermedad que ha arrasado con su salud, ¿le gustaría poder pedir ayuda a su médico para adelantar su muerte?
En la Segunda Encuesta Nacional de Opinión sobre el Derecho a Morir con Dignidad, un sondeo representativo de todo el País, alrededor de 7 de cada 10 mexicanos han respondido a ello afirmativamente: sí desearían tener la posibilidad de sosegar el sufrimiento mediante la muerte médicamente asistida.
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“En un promedio, alrededor del 70 por ciento de la población está a favor de adelantar su muerte si tiene dolores que ya no puede soportar, si está en la fase terminal (de una enfermedad). Es muy interesante”, recalca Amparo Espinosa Rugarcía, presidenta de la asociación civil Por el Derecho a Morir con Dignidad (DMD), que comisionó la encuesta.
Si bien esta consulta, realizada en 2022 por la empresa Investigación en Salud y Demografía (Insad) a través de 4 mil 101 entrevistas en cinco regiones de México, no muestra una diferencia porcentual muy grande en comparación con los resultados de la primera, hecha en 2016, sí que consigue constatar el pulso nacional respecto a este tema vital.
“La encuesta nos da una imagen bastante clara para entender qué están pensando los mexicanos respecto a la posibilidad de una muerte digna”, dice a REFORMA la psicóloga Gina Tarditi, integrante del Grupo de estudios sobre el final de la vida de la Universidad de Glasgow.
“En esta encuesta lo que nos revelan los datos es que poco más de 7 de cada 10 mexicanos están a favor de que haya un cambio en las leyes para que se le permita a un enfermo que está sufriendo dolores insoportables solicitar morir anticipadamente, tener esta ayuda para morir de manera anticipada”, refrenda la tanatóloga.
Cuestionada sobre las probables razones detrás de este amplio consenso, Tarditi refiere la prevalencia de enfermedades crónicodegenerativas, en paralelo con el aumento en la expectativa de vida; “esto hace que la gente tema tener sufrimiento en los últimos años de la vida”, apunta la especialista.
“En los testimonios que nosotros recabamos, que son personales, se ve muy claro: ‘Yo no quiero sufrir, o que sufra más gente, como vi sufrir a mi abuela”‘, responde, por su parte, Espinosa Rugarcía. “Entonces, hay más consciencia de lo que significa el sufrimiento y la imposibilidad de paliarlo. Sí es algo muy, muy arraigado”.
Del otro lado, entre los retos que siguen enfrentando hoy en día la eutanasia y el suicidio médicamente asistido, Tarditi refiere las creencias religiosas. Curiosamente, no obstante, la encuesta revela un nivel de aceptación de más del 60 por ciento entre quienes se identifican como católicos y cristianos.
Además de ello, continúa la tanatóloga, está el miedo latente a que una persona por ser mayor o por estar enferma pueda ser presionada de algún modo por su familia o por el propio Sistema de Salud para optar por una muerte anticipada.
“Sin embargo, en los países donde se ha legalizado existen suficientes salvaguardas y candados para evaluar al paciente, conocer y cerciorarse de que la decisión es voluntaria, razonada, consistente y sostenida en cierto tiempo para poder optar por una de estas opciones.
“Desde luego, México puede mirar hacia otros países que tienen legalizada la eutanasia, la muerte médicamente asistida, para conocer más sobre esas experiencias y lo que ha funcionado”, sugiere Tarditi.
Un ejemplo importante puede ser el caso de Bélgica, donde se legislaron conjuntamente la muerte anticipada y los cuidados paliativos, sobre los que apenas 45.5 por ciento de los mexicanos encuestados refirió saber que existen medicamentos potentes a base de algunas drogas controladas para aliviar el dolor.
“Uno de los miedos que existen, sobre todo para quienes trabajamos en el área de cuidados paliativos, es que legalizando la eutanasia y la muerte asistida pudiera no seguirse desarrollando correctamente el área de cuidados paliativos, que es indispensable. Entonces, el ejemplo de Bélgica nos ayuda para entender que pueden coexistir”, subraya Tarditi.
“En lugares donde tienen contemplada la muerte asistida, tú vas, la solicitas y pasa tiempo para que te la concedan, no es mañana. ¿Y qué pasa mientras te la conceden?, pues tú tienes un dolor horroroso porque ya estás en fase terminal y ya no aguantas, pues necesitas cuidados paliativos por lo menos para esperar el tiempo en que te den la respuesta”, ilustra, a su vez, Espinosa Rugarcía.
“Entonces, los cuidados paliativos ahí se vuelven necesarísimos en aras del no dolor”.
Finalmente, en cuanto a la posibilidad de que en México se legalicen o despenalicen las prácticas de la eutanasia y el suicidio médicamente asistido, la encuesta deja ver que quizás esto se logre paulatinamente de manera estatal, en tanto la aceptación es mayor en regiones como el centro y norte del País, frente a la división de opiniones que aún priva en el sur y sureste.
De cualquier forma, opina Tarditi, la tendencia seguirá siendo cada vez más positiva.
“Sería un primer gran paso, porque esto haría que la persona que considere que su sufrimiento es insoportable, que los cuidados paliativos no han sido suficientes para controlar su sufrimiento, y que decide, pues, que su vida no tiene calidad ni dignidad, pueda pedir ayuda, pero sabiendo que esa persona que les ayude no va a ser perseguida por la justicia.
“No significa que esto vaya a aumentar el número de personas que busquen la muerte anticipada, porque hay que recordar que el instinto de sobrevivencia en el ser humano es sumamente poderoso”, concluye la especialista.
Resultados de la encuesta nacional por el Derecho a Morir con Dignidad:
Si un paciente se encuentra en fase terminal de su enfermedad, ¿cree que debería tener la opción de decidir adelantar su muerte?
– Sí 68.6%
– No 31.4%
Por área de residencia
– 71.5%
– 57.1%
Por región
– CDMX 83.3%
– Centro 77.3%
– Norte 70.0%
– Occidente 65.6%
– Sur-Sureste 55.3%
Por nivel de escolaridad
– Profesional y posgrado 85.2%
– Preparatoria 78.8%
– Secundaria 66.5%
– Primaria 52.4%
– Ninguno 27.1%
Por religión
– Ninguna 83.5%
– Católica 66.9%
– Cristiana 64.3%
– Otra religión 57.4%
¿Deben cambiar las leyes para permitir que los enfermos puedan recibir ayuda para terminar con su vida si así lo deciden?
– Sí 72.7%
– No 27.3%
Fuente: Asociación civil Por el Derecho a Morir con Dignidad