Corcholatas. precandidatos. transformación de la 4t.

Jorge E. Franco Jiménez.

La etapa de transformación así denominada la que corresponde al sexenio del Presidente López Obrador esta agotándose en este último año de gobierno que se aprecia como parte de ese proceso frustrado, en cuanto al conjunto de reformas constitucionales y legales que impulsó que, la Suprema Corte, ha ido depurando con una serie de declaratorias de inconstitucionalidad hasta dejar propiamente desnudo el esqueleto de lo que en la mente del ejecutivo sería la transformación avaladas por las promesas de la erradicación de la corrupción, de la impunidad, el manejo honesto de los recursos, la democratización del sistema electoral, respeto a la Constitución, la Ley y los Derechos Humanos, demás en lo material las grandes obras que inició y pregono como detonadoras de desarrollo, sin embargo en retorno a la hegemonía objetivo fundamental de ese proyecto avanza.

El elemento esencial de la malograda metamorfosis era encubrir con reformas lo que es el objetivo del Presidente, transfigurar la alternancia que, por tres sexenios se dio, en cuanto al gobierno de la Federación impulsada por el ex presidente Zedillo ante un desgastado PRI, para retornar a una hegemonía morenista presidencial. Esta sí es una transformación a la inversa, retornar al pasado cuando fue baluarte, un partido, del destino del pueblo mexicano usado ahora para ese mismo fin por el presidente cuando afirma “lo que diga el pueblo” que es reproducido por diputados federales y locales, senadores, aspirantes a cargos públicos. El alumno del PRI hegemónico supero al maestro, pues en corto plazo logró una gran mayoría de gubernaturas, diputaciones locales y presidencias municipales y una relativa en el Congreso.

Ahora para consolidar ese objetivo sustituyó las precandidaturas, por corcholatas (acto transformador); el fiel de la balanza, el presidente, se convirtió en destapador, ese es un logro importante pues muestra el signo de la pretensión de mantener, no solo a morena en el poder por varios sexenios, sino de perpetuar su influencia de gobernar ante la imposibilidad de reelegirse. Lo importante es que una de las corcholatas ya debe saber que es el elegido para ese efecto al igual que lo pensó y diseñaron Gustavo Díaz Ordaz, con Luis Echeverria y éste con López Portillo o Salinas de Gortari con Zedillo.

Si volvemos al pasado, las corcholatas de hoy fueron al estilo echeverrista, suman cuatro más dos o tres corcho-latitas que cubrirían la misma estrategia de los siete en pasarela de la que ya sabía López Portillo que sería ungido como candidato. Los listados fueron Mario Moya Palencia, Secretario de Gobernación, Hugo Cervantes del Rio de la Presidencia, Augusto Gómez Villanueva, Reforma Agraria, José López Portillo Hacienda, Calos Gálvez Betancourt IMSS, Luis Enrique Bracamontes Comunicaciones y Porfirio Muñoz Ledo Secretaria del Trabajo; hoy son Marcelo Ebrad Relaciones exteriores, Claudia Sheinbaum Gobernadora de la Ciudad de México, Adán Augusto Secretaría de Gobernación, Ricardo Monreal, Senador, Garrado Fernández Loroña Diputado, Manuel Velasco Ex Gobernador de Chiapas y se menciona al embajador Ramon de la Fuente.

Son variadas las formas en que cada presidente, al asumir el cargo, imprime los cambios que llama substanciales, reformas fiscales y energéticas y un aeropuerto moderno de Peña Nieto, una estrategia contraía del presidente López Obrador que busco deshacer lo anterior empezando con el aeropuerto de Texcoco y hacer el de los militares; las magnas obras que aun no se sabe si se concluirán o no que, se enfatizaron como detonantes de los que serían los cambios en beneficio del pueblo, todo ello acompañado del control del cerrado del manejo del presupuesto y la fuerza cerrado el circulo con el corcho-latazo final que seguramente ya ha dado el Presidente López Obrador como el gran destapador.

Las frases del pasado se utilizan en el presente, así a semejanza de lo que hoy ocurre el entonces Presidente Echeverría al ser agredido en la universidad nacional, dijo: “…que todo había sido una acción perfectamente orquestada y preparada por sus archienemigos, los emisarios del pasado,” equivalentes a los enemigos de la transformación, los fifis y conservadores o corruptos de los pasados gobiernos del Prian que es eslogan de lo que hoy es la transformación de un gobierno que lo ejerce todos los días mediante el micrófono de las mañaneras como elemento que nutre la división entre los segmentos del Pueblo Mexicano.

Sin embargo, el efecto convertidor perseguido, regresar a un periodo hegemónico más sólido que el priista, ha fijado el cimiento, el corcho-latazo que nos orientara hacia el objetivo inmediato del Presidente López Obrador, mantener su influencia en el próximo periodo con un candidato que no repita las experiencias negativas que vivieron Gustavo Díaz Ordaz con su sucesor y este con el siguiente; esa experiencia, seguramente imprimirá su sello de que ha logrado o no su objetivo. pues una vez con la bandera en el pecho el que lo suceda pudiera ser absorbido por la locura del poder que adquiere temporalmente.

Como conclusión advierto que la meta de la cuarta transformación dependerá del perfil del elegido y de la composición de su gabinete así como de que la sumisión que hoy muestran las carcho-latas no se torne en rebeldía, pues una vez con la banda tricolor en el pecho que lo sienta en la silla del águila como la denomina un escritor, pudiera ser impregnado por la dimensión del poder que asume.

jfranco_jiménez@hotmail.com