Seis meses sin justicia para Abigail Hay, la joven que murió en Oaxaca bajo custodia policial

ALMUDENA BARRAGÁN

México -La familia de Abigail Hay lleva seis meses sin poder dormir. La joven de 30 años fue detenida por la policía de Salina Cruz, en Oaxaca, el pasado agosto y apareció muerta bajo custodia policial. Seis meses después de aquello y tras un proceso cuajado de irregularidades, la familia dice haber perdido toda esperanza de que se haga justicia y dedican sus esfuerzos en recuperar la custodia de uno de los hijos de la víctima, en manos de la expareja de esta, quien fue denunciado por violencia familiar en 2021.

Tanto la policía municipal como la Fiscalía del Estado mantienen la versión de que Abigail se suicidó dentro de la comisaría con su propia ropa interior sin que nadie viera nada. Su familia, sin embargo, rechaza esta versión y acusa a los agentes de un uso excesivo de la fuerza que acabó provocando la muerte de la chica. En un video de las cámaras de seguridad de la comandancia, compartido por la familia, puede verse cómo la joven llega detenida y es golpeada y empujada por hasta cuatro agentes.

Pese a las imágenes y el fatídico hecho, ningún policía de Salina Cruz que participó en el arresto ha sido vinculado a proceso. El juez Guillermo Martín Martínez Maldonado, que instruye la causa, vinculó como imputados por el delito de homicidio culposo al juez calificador y al jefe de la policía. El primero por ordenar el ingreso en los separos de Abigail y el segundo por ser el máximo responsable de la fuerza municipal. El juez, sin embargo, decidió modificar las medidas cautelares para que los detenidos siguieran su proceso en libertad. “La familia de Abigail teme represalias por parte de estos dos servidores públicos que tienen poder e influencias en el pueblo”, dice Yésica Sánchez Maya, abogada de Consorcio Oaxaca y asesora legal de los familiares. Medio año después de la muerte de la joven, todavía no hay fecha para que comience el juicio por homicidio.

El 19 de agosto de 2022, un grupo de agentes municipales detuvo en la calle a Abigail Hay por una supuesta discusión con el padre de uno de sus hijos. La sacaron de su coche, la sometieron por la fuerza y la subieron a una patrulla. Todo quedó grabado en un video que circuló por redes sociales. Cinco horas después de aquello, Hay yacía muerta en el suelo de una celda. “Soy la mamá de su hijo”, se le escucha decir en la grabación. “Ten dignidad”, le responde una policía mientras la sujeta por los brazos. Después de un par de minutos, los agentes consiguen someterla y subirla a la patrulla junto con el que era su pareja, Kleiver ‘N’. Solo ella es detenida, el hombre es dejado en libertad, pese a tener una denuncia por maltrato físico y psicológico. “La Fiscalía desestimó la gravedad de esta denuncia”, señala Yésica González. La investigación de esta carpeta lleva años metida en un cajón.

Por si fuera poco, además de la causa penal, la familia Hay está peleando en tribunales quedarse con la custodia del hijo menor y denuncian que el hombre aprovechó el momento en el que estaba detenida para llevarse al niño. “Desde entonces no ha vuelto a ver a sus abuelos, a su tía y a su hermano”, señala la abogada. “Existe un riesgo para este niño porque vive con el agresor de su mamá”, remarca González. La ley, sin embargo, permite que pese a la existencia de una denuncia por violencia familiar, el menor permanezca con el padre.

Después de los últimos acontecimientos y con total desesperanza en el caso penal por homicidio, los abuelos y la tía del niño denuncian que todavía no hay fecha para el juicio de la custodia. “Lo que me urge es recuperar a mi nieto”, dice el señor José Luis Hay. “De alguna forma la familia siente que recuperando al niño es la única forma de hacer justicia para Abigail”, señala la abogada. “Han perdido la esperanza de que los culpables directos sean juzgados”, subraya.

La muerte de Abigail Hay pone de manifiesto una larga cadena de errores e impunidad y muestra un proceso lleno de prejuicios y complicidades donde no existe la perspectiva de género. Como por ejemplo, que en el parte de defunción de la joven aparezca que murió en la “vía pública” y no en una celda de la policía, como realmente sucedió. Como sucede en tantos otros casos, las autoridades han quedado rebasadas por la violencia que sufren las mujeres en México y las denuncias de las víctimas son archivadas o desestimadas. Mientras, las familias de las asesinadas se enfrentan a una carrera de obstáculos donde la justicia no llega y se hace palpable la discriminación desde las instituciones.

La muerte de Abigail Hay recuerda al caso de la doctora Beatriz Hernández, en Hidalgo, en 2021. La policía municipal de Progreso de Obregón detuvo a la doctora, que apareció muerta a las dos horas en una celda con señas de violencia. Las autoridades dijeron igualmente que se había suicidado.

Otros casos recientes son el de Luz Raquel Padilla, de quien la Fiscalía de Jalisco insinuó que se había prendido fuego a sí misma, o el de Yolanda Martínez, quien de acuerdo a la versión de las autoridades de Nuevo León, se quitó la vida bebiendo veneno. En todos los casos, las autoridades se escudaron bajo el argumento de un supuesto suicidio, cuando las cifras de violencia machista y abuso policial sugieren lo contrario. El asesinato de Lesvy Berlín Rivera Osorio, uno de los feminicidios más recordados en el país, fue presentado también en un inicio como un suicidio: se ahorcó con el cable de una cabina telefónica, decían las autoridades, una versión que fue desechada en los tribunales tras comprobarse que fue asesinada por su pareja.

De acuerdo a las estadísticas, en México el 95% de todos los delitos no se resuelve y se desconoce con exactitud cuántas personas han muerto en el país por brutalidad policial.

CON INFORMACIÓN: EL PAÍS