La importancia de la salud global surge como un problema fundamental para la comunidad internacional, además de la salud, la educación y la mejora del poder adquisitivo son premisas importantes para el Bienestar, objetivo utilitarista prioritario que debe alcanzar cualquier sociedad; Es en este sentido, en 2015 y tomando en consideración otras dimensiones importantes como la biodiversidad, se firmaron acuerdos de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible o también nombrados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Lo anterior se resignificó después de la experiencia trágica: la aparición de una nueva pandemia la Covid-19, los recientes altos picos de contagios, las variantes y mortalidad asociada, provocada por el Sar-Cov-2. Ya implementadas las políticas de inmunización específica como los procesos de vacunación, las políticas nacionales de sanitización, el confinamiento y, posteriormente, el distanciamiento se han mitigado los nuevos ascensos en la incidencia de dichos contagios.
Ahora bien, los procesos que han provocado y mantenido la salud global pre pandemia han mostrado una clara complejidad, diferenciación y desigualdad entre países, devienen de un proceso de Globalización y, su concomitante política económica Neoliberal. Se pudiera agregar, además, ya en la pandemia, que los procesos de desigualdad se visualizaron en las políticas nacionales de salud, la adquisición de insumos, pero sobre todo en la provisión vacunas, haciendo la gran diferencia entre los países de ingresos altos respecto a los demás.
Luego entonces, pareciera que los acuerdos y compromisos de las naciones por una sociedad sana y, por ende, que se alcance el bienestar están fuertemente cuestionados. Indudablemente se refiere a la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible o también titulado Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
¿Cuáles son las razones del fracaso de las naciones por alcanzar el bienestar en salud?
Se citará uno de los argumentos que pudieran contribuir al debate actual. El Proceso de Globalización y Políticas Neoliberales Pre Pandemia.
Como se sabe el proceso de Globalización se inició en la década de los años setenta en los países de ingresos altos, tiene su origen conceptual desde principios del siglo XX, pero que a partir de las necesidades del Sistema Mundo o del Sistema Capitalista post conflicto bélico (Segunda Guerra Mundial), la prioridad fundamental fue la reconstrucción de Europa, para ello, se le asignó al Estado el papel de la conducción y por esta razón, se auspició el Estado de Bienestar, el cual puede definirse como un catálogo de políticas que llevaran al crecimiento económico equilibrado de la posguerra. Desde ese momento se debatió la postura conservadora de la Escuela Austriaca a través de sus grandes mentores en la vieja Europa; al mismo tiempo, Estados Unidos (durante y posterior al conflicto armado) había sido la entidad anfitriona de la inmigración intelectual. En las sedes del conocimiento, las grandes universidades se fueron admitiendo a pensadores que formarían el “mainstrem” de la sabiduría económica y política convencional. Una expresión manifiesta son los Premios Nobel concedidos a la Ciencia Económica (es importante enfatizar que se escribe en singular) desde 1969. Esta gran tendencia, llegó a un punto culmen con la caída del muro de Berlín y a un nuevo consenso (Washington,1989). En las décadas de los años setenta y ochenta del siglo pasado el pensamiento convencional y dominante plenamente maduro, planteó soluciones que desestructuraron la propuesta de un Estado conductor único de la sociedad. Lo anterior a través de dispositivos sociales en donde se planeaba el encumbramiento del individuo y del mercado. Esto incluía principalmente la actividad de un mercado omnipresente, autorregulado, autosuficiente (lo anterior más ideológico que científico) y cuyos resultados de su funcionamiento eran no solo eficientes sino óptimos.
Tiene muchas aristas esta dimensión, tanto teóricas como ideológicas, para la presente exposición sobre la Salud, se resaltará la propuesta de Política Económica. Ésta fue la desregulación, mínima presencia estatal, máxima presencia de la iniciativa privada. Acciones que desde la década de los años setenta se implementaron poco a poco en todos los sectores y el sector salud fue uno de los más importantes en las que dichas reformas se concretaron, primeramente en los países de ingresos altos y posteriormente, a través de estrategias de imposición se implementaron en la países de ingresos medios y bajos, recuérdese que en la mayoría de los países latinoamericanos en la década de los años ochenta, experimentaban la crisis de la deuda externa, su negociación implicó la aceptación de las políticas neoliberales propuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En los hechos significó un ajuste estructural de reasignación de recursos como nunca antes se hubiera propuesto y realizado, y que tanto el discurso científico se fundió en un planteamiento ideológico de un “sólo saber” con su “verdad única”; el centro de atención sería la dinámica del mercado y sus propias fuerzas las que se encargarían de establecer y restablecer los equilibrios económicos que eran prioritariamente más importantes que los sociales.
Esta discusión se extrapoló al saber de las Ciencias de la Salud en el debate denominado Salud Pública (Public Health) versus Mano invisible (Invisible Hand). Un debate que de suyo fue trascendental para la comprensión del papel que ha tenido la medicina en la salud de la población a partir de la década de los años setenta.
Están documentados históricamente cómo se dieron tales transiciones de una economía cerrada lidereada por el Estado hacia una economía abierta desregulada en el orbe, y no se describirán, sin embargo, sí se mencionará algunas dinámicas sociales y políticas económicas en salud que se llevaron a cabo.
En estas décadas aparecieron fundaciones privadas dedicadas a la salud y emergieron los espacios supranacionales (la Organización Mundial de la Salud se convirtió en el guardián de la salud mundial), el papel del Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional en la implementación de Políticas Públicas en países de ingresos medios y bajos, éstos últimos con problemas financieros graves. Fue evidente que los grados de autonomía a nivel nacional se restringieron para gestionar la provisión del servicio y establecer metas y objetivos de salud. A la par el desarrollo de las tecnologías de la comunicación permitió, a escala global, el consumo y la producción de productos culturales. Se elaboraron productos híbridos locales y globales y su impronta mercantil y los patrones poblacionales cambiaron.
La Organización Mundial de la Salud fue la que facilitó a las Ciencias Médicas el fundamento en la provisión biomédica de la salud, categorías de diagnóstico estandarizadas y tratamientos sobre guías basadas en evidencia universal. Las medicinas alternativas tuvieron que adaptarse y reconfigurarse para no perecer. Graham Scambler y Judith Green mencionan los efectos contrastantes: positivos porque se minimizaron los costos del conocimiento, esto significó que la investigación médica fuera diseminada y publicada con mayor rapidez, que los tratamientos por medio de los facultativos fueran realizados en cualquier parte del mundo debido a las plataformas de comunicación virtual, así como la posibilidad de obtener esa información en países de bajos ingresos. Pero también la globalización al homogenizar descartó los procesos de curación de las culturas locales y no fue tan fácil adaptar las guías de práctica clínica basadas en evidencia. La globalización provocó la homogeneización de la comida, la comida rápida, las dinámicas sociales de la “macdonalización sin macdonals” que influyó en la obesidad, la obesidad infantil a escala mundial.
Estos procesos de una enorme complejidad y diferenciación aún continúan, generando mayores desafíos para las políticas públicas nacionales, los contextos mundiales de desigualdad se han mantenido y agudizado. La emergencia de una pandemia como la que inicia en 2019 evidenció lo frágil de los sistemas de provisión de servicios de salud y la disparidad entre éstos.
Finalmente, de forma gráfica podemos deducir que en el contexto de la globalización los mercados internacionales funcionan modificando las políticas nacionales y la sociedad. Esta influencia impacta directamente a 1) los sistemas de salud, 2) el ámbito familiar, 3) sectores relacionados a la salud. Además, el otro sendero es que la globalización determina un nivel de salud a nivel poblacional y a su vez el riesgo de salud a nivel individual. La mejor evidencia de lo anterior es observar la tendencia del patrón estable epidemiológico 20 años atrás, así como las historias naturales de las principales enfermedades que están vigentes y son las principales causas de muerte.
El gran desafío de las autoridades en todos los niveles de competencia será el cumplir el mandato que les ha otorgado la voluntad ciudadana: la salud es un bien público y un derecho fundamental para la población mexicana, así como un pre requisito para obtener el bienestar social.