EL UNIVERSAL
Yalina Ruíz
CDMX.— Cuando se habla de música, una sonrisa ilumina el rostro de Alejandra Allende. La razón es simple: a sus 32 años es una de las pocas mujeres que han tomado la batuta y cargado sobre sus hombros la responsabilidad de dirigir a cientos de músicos de bandas filarmónicas, incluida la de Oaxaca, espacios antes reservados exclusivamente para varones.
Actualmente directora y compositora, Alejandra tuvo su acercamiento a la música a los seis años, cuando por primera vez tocó el violín, pero fue hasta los ocho que tomó clases formales de ese instrumento en el Centro de Iniciación Musical de Oaxaca (CIMO). Ahora, la joven continúa su camino ejecutando el clarinete en la Banda Filarmónica Eco Serrano, en la capital oaxaqueña.
Fue el ímpetu por seguir preparándose lo que llevó a Alejandra a cambiar el violín por un instrumento de caña, a seguir preparándose en el Centro de Educación Artística (Cedart) y a debutar como compositora a los 18 años, cuando estrenó su primera obra contemporánea.
Aunque Alejandra tenía muy claro su deseo de seguir estudiando en la Facultad de Música de la UNAM, se encontró sin respaldo para cambiar de residencia a la capital del país y a punto de abandonar este camino, una cuestión familiar la llevó a tomar la batuta y ponerse al frente, a sus 18 años, de tres bandas en un evento que ya tenía en puerta su papá, donde dirigió a 400 músicos. “Fue una experiencia inolvidable”, recuerda.
Ataques químicos: alertan normalización de extrema violencia contra mujeres y omisión de autoridades
Inspiración
De familia yalalteca, Alejandra confiesa que llegó a la dirección por una casualidad, pero de inmediato supo que era el camino a seguir, sobre todo cuando en 2010, a sus 22 años, el maestro Narciso Lico la invitó a dirigir en el evento Las mujeres en la tradición musical, que reunió a 200 músicas en la Plaza de la Danza.
“Sentí el apoyo y el respaldo al estar con mujeres”, cuenta la joven directora, quien recuerda lo sorprendida que estaba de enterarse que existía una banda femenil llamada Viento Florido, encabezada por la maestra Leticia Gallardo, con quien años después cumpliría su sueño de colaborar.
“Cuando dirigí una banda de la Mixteca, una de las niñas se sorprendió, nunca se imaginó que una mujer pudiera asumir la batuta de una banda”, recuerda. Esa anécdota, dice, es una de las que más satisfacciones le ha dado en estos años.
Feminismo negro, la ruta elegida para visibilizar a las mujeres afrodescendientes de Oaxaca
Cumplir sueños
Tras cinco años incursionando en la dirección, a Alejandra Allende le llegó la posibilidad de cumplir su sueño, pues la maestra Leticia Gallardo la invitó a formar parte de la Banda Regional Femenil Mujeres del Viento Florido, fue así que se sumó a ensayos y tocadas con las mujeres que tanta admiración le habían despertado. Y también tuvo la oportunidad de dirigirlas. Era 2015 cuando formó parte de ese espacio seguro y de armonía.
Un día, la maestra Lety la contactó para preguntarle si tenía a alguna pieza para una grabación, fue así que escribió “Huarachitos”, dedicada a uno de sus hijos, un zapateado que interpretó Viento Florido. Luego vino una segunda pieza, “Juquila”, en 2021.
Todo este camino la llevó a ser seleccionada en 2022 para un curso de dirección, que le permitió, junto con una veintena de mujeres, ponerse al frente de la Banda Filarmónica del Estado de Oaxaca.
Nombran a secretaria de Movilidad de Oaxaca como una de las 30 Voces Feministas en el Transporte
“La música es algo que nos alimenta espiritualmente y un motor muy importante en mi vida. El hecho de que mujeres se integren a una banda y que la dirijan, se traduce en ganar espacios”, dice Allende, quien recomienda a niñas y jóvenes que quieren acercarse a la música nunca dejar de prepararse porque, lamenta, “siempre seremos más cuestionadas sobre nuestros conocimientos, pero hay que perder el miedo”.