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IÑIGO LÓPEZ PALACIOS
Dos años lleva Bad Bunny como el artista con más escuchas en streaming del mundo. Y en estos tiempos eso significa que es el artista más grande del mundo. ”Bad Bunny sigue batiendo récords y escalando hacia el cielo. Ocupa ese lugar reservado para estrellas que solo se dan una vez por generación”, se leía esta semana en Rolling Stone, enésima publicación de Estados Unidos que reconoce que, por primera vez en la historia, la máxima luminaria del pop mundial es latina.
Es difícil negarlo. El músico de Puerto Rico acaba de llenar el Yankee Stadium de Nueva York dos noches. Cien mil entradas vendidas, básicamente porque no había más a la venta. Durante uno de esos conciertos recogió el Premio MTV VMA a mejor artista del año, convirtiéndose en el primer premiado de habla no inglesa. “Lo llevo diciendo y siempre creí desde el principio que podía llegar a ser grande, que podía llegar a ser una de las estrellas más grandes del mundo sin tener que cambiar mi cultura, mi lengua, mi idioma, mi jerga. Yo soy Benito Antonio Martínez, de Puerto Rico para el mundo entero”, dijo sobre el escenario, sosteniendo en la mano el galardón.
Para terminar de asegurarse de que esa sería una fecha inolvidable, aquel chaval que trabajaba en 2016 embolsando la compra de los clientes de un supermercado de Vega Baja, una ciudad a media hora de San Juan, se besó en la boca con uno de sus bailarines. Después de vestirse con faldas o pintarse las uñas, rompía públicamente otro tabú del mundo de la música urbana, esa escena que según Pablito Wilson, autor de Reggaetón, una revolución latina (Liburuak, 2022), un libro sobre la historia del género, es por lo general masculina y conservadora. ”Es imposible saber por qué lo hizo. Un beso tiene el significado que le quieras dar”, dice el periodista argentino. “Un hombre cisgénero y heterosexual sabe que darle un beso a un bailarín significa algo importante para la comunidad LGTBI. Va a ser un apoyo y no le va a quitar hombría. También es posible que esté descubriendo la bisexualidad, eso ya se dijo de él. Lo que me sorprende es que escandalice tanto. Me parece una locura esa discusión”, concluye.
Lo que sí tiene claro Wilson es qué hace de Bad Bunny un músico especial. “Un montón de cosas. Lo principal es que estamos en una época en la que se premia la honestidad y se castiga cualquier cosa que se perciba como deshonestidad. Eso llega con los youtubers y la generación del TikTok. Bad Bunny tenía letras supermisóginas, superfuertes. Era un adolescente irresponsable, como fuimos muchos en su momento. Y se ha dejado moldear, se ha vuelto cada vez una persona más responsable. Creo que lo nutrió mucho la relación de pareja con Gabriela”, explica.
Gabriela Berlingeri es la única pareja que se le conoce desde 2017. Según su criterio, fue ella la que le concienció, hasta el punto de que el músico aprovechó su discurso al ganar el premio al mejor artista latino en los Billboard Music Awards de 2020 para lanzar un mensaje en español contra la violencia machista en la televisión estadounidense. “Este premio se lo quiero dedicar a todas las mujeres del mundo entero, especialmente a las mujeres latinas y de Puerto Rico. Sin ustedes no existiría ni la música ni el reguetón, así que basta ya de violencia machista, en contra de la mujer, vamos a educar ahora en el presente para un mejor futuro”, afirmó el puertorriqueño tras interpretar su éxito Yo perreo sola.
“Aprendió de Gabriela las preocupaciones de las mujeres”, continúa Wilson. “Supo escuchar y eso le alimentó y le hizo tomar parte de ciertas consignas, que él también cree válidas. Yo creo que es un tipo muy genuino, la principal clave está ahí. Súmale a todo eso que produce. Desde que tenía 12 años produjo un montón de música. Él empezó en SoundCloud y era seguido por DJs y productores hacía mucho. Después lo rompió con Diles y Soy peor, pero para entonces ya se le conocía en el ambiente. Y, además, hay un tema de imagen y de marketing brutal. Eso no quiere decir que sea deshonesto. Alguna vez una persona me dijo que el problema no es construir un personaje, sino construir un personaje que no sea acorde a lo que sos vos”, concluye el periodista.
El responsable de ese marketing y descubridor de Bad Bunny es el empresario puertorriqueño Noah Assad, fundador del sello independiente Rimas. La rápida implantación de YouTube y los servicios de streaming en América Latina ha cambiado el perfil de los artistas de éxito, ahora que no se depende de los compradores de discos o de las grandes cadenas de radio. Las tendencias las marcan los jóvenes y las clases populares con conexión a internet. En 2019, Assad aseguró a Rolling Stone que el comienzo de su éxito llegó cuando conoció a la persona que estaba a cargo de la expansión de YouTube en países como Puerto Rico y Colombia. “Pude presentarle a los artistas de los que era fan, y antes de que me diera cuenta, me dijo: ‘Voy a intentar darte una gran oportunidad”, declaraba en la revista. Aquel ejecutivo le dio a Rimas el primer acuerdo de monetización directa de YouTube en Puerto Rico.
Sobre la capitalización de Rimas se sabía poco hasta que, a principios de agosto, la antigua pareja de Assad presentó una denuncia para reclamar la mitad de su patrimonio, que valora en mil millones de dólares, de los cuales 500 saldrían de su relación con Bad Bunny. En el minucioso documento se afirma que Rimas se fundó en 2014 con dos millones de dólares aportados por un antiguo viceministro del Gobierno de Chávez, ahora residente en Miami y que sería el auténtico propietario del sello.
Lo que está claro es que Assad y Benito construyen juntos a Bad Bunny. “Noah Assad tiene el sello y se mete a trabajar con él. Y la idea fue hacer las cosas de forma diferente, buscar desde otro lado”, explica Wilson. “Me imagino que fue como: ¿Qué quieres proyectar? ¿Cómo lo vamos a hacer? Estamos en una era en la que mucha gente sale de forma independiente o sin contar con sellos, canales de televisión o medios de comunicación convencionales. Gente que la rompe de forma diferente. Creo que viene de ahí. Y que ahí siguen. En este momento Bad Bunny ya estará trabajando el otro disco, y pensando: ‘Bueno, ¿Qué vamos a hacer? ¿Cómo la vamos a romper? ¿Qué vamos a construir acá?”.
El método funcionó. En noviembre de 2020, su tercer disco, El último tour del mundo, fue el primer trabajo completamente en español en debutar en la primera posición de la lista Billboard 200. También fue su primer número en Estados Unidos, dos años después de que los coreanos BTS consiguieran llegar al mismo puesto. Si unimos los dos casos con una misma línea, la conclusión es clara: el epicentro del pop se ha desviado de los países de habla inglesa a aquellas zonas del globo consideradas tradicionalmente las periferias. Desde 2021, BTS y Bad Bunny comparten sello, The Orchard, una subsidiaria de Sony especializada en distribución de música online.
Por el camino, ese mismo chaval se ha convertido casi en un referente de estilo. Esta misma semana, Mr Porter, la web más importante del mundo en venta de ropa masculina de lujo, le elegía como uno de los hombres mejor vestidos del mundo. Él ha participado anteriormente en campañas como la de Jacquemus, en la que se vistió con un vestido de mujer, y goza de un inusual prestigio entre las marcas.
Se codea con estrellas del cine como Brad Pitt tras compartir reparto en Bullet train, donde encarna a un matón. La recepción fue tan buena ya desde los visionados de prueba antes del estreno que el estudio, Sony Pictures, le ofreció su primer protagonista. Será en El Muerto, un filme del universo Spider-man. La película está hecha a su medida, hasta el punto de que han creado un personaje protagonista prácticamente de la nada. El Muerto es el alias de Juan Carlos Sánchez, un luchador mexicano que se enfrentaba al hombre araña en dos números del cómic en 2006. Punto. Cuentan que ni su creador se acordaba de su existencia y ahora tendrá su propio título, que se estrenará en 2024.
Y, al mismo tiempo, Un verano sin ti, su último disco, un álbum que trasciende el reguetón y es simplemente una colección de infalibles canciones pop, sigue en el número uno de los álbumes más vendidos de EE UU. “Un verano sin ti lo hicieron a partir de 70 temas con los que se sentaron a decir ‘¿Cuáles sirven para el sur del continente? ¿Cuáles funcionan en Colombia? ¿Cuáles en Puerto Rico?”, reflexiona Wilson. “Por eso el disco gusta tanto, tiene para todos los públicos. A todos nos gusta el disco, pero a todos nos gusta más una parte que otra. Pero es imposible desmenuzar todos los factores del éxito de Bad Bunny. Son un montón de factores, hay un montón que se nos escapan”.