NYT
Monterrey, México (256noviembre 2023) .-Descalzo y llorando, Khaled Joudeh, de 9 años, se apresuró hacia las docenas de cuerpos envueltos en sudarios blancos, mantas y alfombras afuera de la abarrotada morgue.
“¿Dónde está Khalil?”, continuó, apenas audible entre sollozos, mientras preguntaba por su hermano de 12 años. Un trabajador de la morgue abrió una mortaja blanca para que Khaled pudiera besar a su hermano por última vez.
Luego, se despidió de su hermana de 8 meses. Otra mortaja fue retirada, revelando el rostro ensangrentado de un bebé. Khaled rompió en más sollozos cuando la identificó ante el personal del hospital. Su nombre era Misk.
“Mamá estaba tan feliz cuando te tuvo”, susurró, tocando su frente, con las lágrimas de su rostro cayendo en el ella.
Khaled se despidió de su madre, su padre, su hermano mayor y su hermana, con sus cuerpos tendidos a su alrededor. Sólo Khaled y su hermano menor, Tamer, de 7 años, sobrevivieron a lo que familiares y periodistas locales dijeron que fue un ataque aéreo el 22 de octubre que derribó dos edificios que albergaban a su familia extendida.
Sesenta y ocho miembros de la familia Joudeh perdieron la vida ese día mientras dormían en Deir al Balah, en el centro de Gaza, relataron tres familiares de Khaled.
Algunos miembros de la familia palestina habían huido del norte de Gaza, como Israel había ordenado a los residentes que hicieran. El Ejército israelí dijo que no podía responder preguntas sobre un ataque a la familia.
Al final, los miembros de la familia fueron enterrados uno al lado del otro en una tumba larga, dijeron los familiares, mostrando imágenes del entierro.
Gaza, advierte la ONU, se ha convertido en “un cementerio para miles de niños”.
Determinar el número exacto de niños muertos en Gaza -en medio de una feroz campaña de bombardeos- es una tarea de Sísifo. Los funcionarios de salud en Gaza dicen que 5 mil niños palestinos han muerto desde que comenzó el ataque israelí, y posiblemente cientos más.
Si las cifras son ni remotamente precisas, muchos más niños han perdido la vida en Gaza desde el 7 de octubre que los 2 mil 985 niños muertos en las principales zonas de conflicto del mundo juntas -en dos docenas de países- durante todo el año pasado, incluyendo la guerra en Ucrania, revelan datos de la ONU.
El Ejército israelí dice que, a diferencia del “ataque asesino contra mujeres, niños, ancianos y discapacitados” por parte de Hamas el 7 de octubre, Israel toma “todas las precauciones posibles” para “mitigar el daño” a los civiles.
Hamas, dijeron los militares, causó deliberadamente “la máxima cantidad de daño y brutalidad posible a civiles”. Durante el ataque a Israel, gente fue asesinada a tiros en sus casas, dicen testigos y funcionarios, y niños fueron tomados como rehenes.
En respuesta, dice el Ejército israelí, está librando una guerra “para desmantelar a la fuerza las capacidades militares y administrativas de Hamas”. Señala que las fuerzas israelíes han dicho a los residentes que huyan al sur de Gaza y dice que emiten advertencias antes de ataques aéreos “cuando es posible”.
Pero el ritmo vertiginoso de los ataques -más de 15 mil a la fecha, afirma el Ejército israelí, incluyendo en el sur de Gaza- hace que la campaña de bombardeos sea una de las más intensas del siglo 21. Y está sucediendo en un denso enclave urbano con altas concentraciones de civiles, particularmente niños, generando una creciente alarma global, incluso de algunos de los aliados más cercanos de Israel. La Administración Biden dijo recientemente que “demasiados” palestinos han muerto, admitiendo que las cifras reales de víctimas civiles pueden ser “incluso mayores de las que se citan”.
Son tantos los niños que son llevados a la morgue del Hospital Al-Aqsa, en Deir al Balah, que el director de la morgue, Yassir Abu Amar, dice que tiene que cortar sus mortajas en fragmentos para poder manejar la afluencia.
“Los cuerpos de los niños nos llegan rotos y en pedazos”, dijo. “Es escalofriante.
“Nunca hemos visto este número de niños asesinados”, añadió. “Lloramos todos los días. Todos los días lloramos mientras trabajamos para preparar a los niños”.
Dada la magnitud del bombardeo, que muchos habitantes de Gaza describen como indiscriminado y sin previo aviso, algunos padres han dividido a sus hijos y los han enviado con familiares a diferentes partes de la Franja de Gaza para intentar aumentar sus probabilidades de supervivencia. Otros han garabateado nombres en la piel de sus hijos, en caso de que se pierdan, queden huérfanos o sean asesinados y necesiten ser identificados.
En el hospital Al-Shifa de la ciudad de Gaza, Ghassan Abu-Sittah dijo que muchos niños eran llevados solos y en estado de shock, con quemaduras, heridas de metralla o heridas graves por haber sido aplastados por los escombros. En muchos casos, nadie sabía quiénes eran.
“Se les da una designación -‘Niño desconocido con traumatismo’- hasta que alguien los reconoce”, dijo. “Lo terrible es que algunos de ellos son los únicos sobrevivientes de su familia, por lo que nadie viene nunca.
“Cada vez más parece una guerra contra los niños”, añadió Abu-Sittah. Hace unas semanas, Al-Shifa registró al “Niño desconocido con traumatismo número 1,500”, dijo Abu-Sittah.
El Ejército israelí dice que “lamenta cualquier daño causado a civiles (especialmente niños)”, y agrega que está examinando “todas sus operaciones” para asegurarse de que sigue sus propias reglas y se apega al derecho internacional. Pero un creciente número de funcionarios y grupos de derechos humanos dicen que Israel ha violado esa ley.
Después de condenar los ataques “atroces, brutales e impactantes” de Hamas como crímenes de guerra, Volker Türk, alto comisionado de las Naciones Unidas para los derechos humanos, dijo este mes, “El castigo colectivo por parte de Israel a los civiles palestinos equivale también a un crimen de guerra, al igual que la evacuación forzosa e ilegal de civiles”.
Algunos funcionarios internacionales advierten que los niños corren peligro a dondequiera que vayan. “No hay ningún lugar seguro a donde pueda acudir el millón de niños de Gaza”, dijo Catherine Russell, directora de UNICEF.
El 15 de octubre, Mohammad Abu Moussa dijo que estaba en una guardia de 24 horas en el Hospital Al-Nasr en Khan Younis -al sur de la línea de evacuación trazada por Israel- cuando escuchó una fuerte explosión cerca. Llamó a su esposa a su casa, pero cuando ella contestó, lo único que escuchó fueron gritos. Poco después, dijo, su esposa, su hija de 12 años y su hijo de 9 años fueron llevados a la sala de emergencias, ensangrentados, histéricos y cubiertos de polvo de los escombros. Trató de consolarlos, pero entró en pánico cuando notó que su hijo menor, Yousef, de 7 años, no estaba con ellos.
“¿Dónde está Yousef?”, recordó haber preguntado.
Nadie le respondía.
Temeroso, Abu Moussa caminó hasta la morgue del hospital. El cuerpo sin vida de Yousef yacía sobre una camilla.
Varios familiares dijeron que los ataques aéreos habían alcanzado su casa sin previo aviso y que la familia de Abu Moussa había sido rescatada de entre los escombros. El Ejército israelí dijo que no podía responder preguntas sobre un ataque a la familia.
Yousef no fue el único muerto. El hermano de Abu Moussa, Jasir Abu Moussa, perdió a sus dos hijos y a su esposa, dijeron familiares.
Otro palestino, Yasser Abou Ishaq, de 34 años, recordó cómo solía enseñar a nadar a sus tres hijas pequeñas.
Cuando su casa fue destruida por lo que dijo fue un ataque aéreo, perdió a dos de sus hijas, Amal, de 7 años, e Israa, de 4. Su esposa también murió. En total, 25 miembros de su familia, 15 de ellos niños, han resultado muertos, afirmó. Los periodistas locales reportaron sobre el ataque y compartieron imágenes de cadáveres en mortajas -miembros de la familia Abou Ishaq, dijeron- mientras sus familiares los lloraban. El Ejército israelí dijo que no podía responder preguntas sobre un ataque a la familia.
Abou Ishaq dijo que él y su hija de 1 año, Habiba, resultaron heridos y fueron trasladados al hospital. La mayor parte de su familia, incluyendo a su esposa y Amal, fueron sacadas de entre los escombros el mismo día y enterradas por familiares, dijo, mientras él era atendido. No tuvo la oportunidad de despedirse.
Al día siguiente, sacaron el cuerpo de Israa de entre los escombros. Pudo abrazarla por última vez en la morgue del hospital. “La abracé y besé”, dijo. “Me despedí y lloré. Sólo Dios sabe cuánto lloré”.