EL PAÍS
ALMUDENA BARRAGÁN
México – 02 JUN 2023 – Viridiana Hernández, una agente de la policía municipal de Ecatepec, en el Estado de México, transmitía un video en vivo desde una patrulla cuando sacó su arma reglamentaria y mirando a cámara dijo: “No deja de estarme hostigando, pero no tienen los malditos pantalones para escucharme. Si no vienen, voy a quitarme la vida aquí mismo con mi arma de cargo”. El video se hizo famoso en internet y empezó a publicarse en los medios mexicanos. ¿Cómo era posible que una policía en acto de servicio hiciera algo así? La agente Hernández, de 40 años, dice que actuó movida por la “desesperación” de ver que sus denuncias por acoso laboral y sexual en el interior de la corporación nunca tuvieron resultado. Ni la Fiscalía del Estado de México, ni asuntos internos, ni la propia institución reaccionaron a sus demandas hasta que su cara y sus palabras corrieron como la pólvora en redes sociales.
La oficial señala una trama de corrupción, acoso y hostigamiento por parte de sus superiores que llega hasta el director de la policía municipal, César de Jesús García y el presidente municipal, el morenista Fernando Vilchis. Una semana después de aquello, Hernández habla de lo que la empujó a grabar el video. “Mi último año ha sido un infierno”, describe. Es una mujer rubia de metro cincuenta. Viste jeans, tenis y playera negra. Pese a su arrojo, dice que tiene miedo de lo que le pueda pasar a ella y a sus hijos después de esto, por eso lleva bajo el brazo una carpeta llena de documentos con copia de todas las denuncias y escritos que ha interpuesto. “Todo esto sucedió porque me negué a firmar una detención ilegal”, explica.
El 8 de mayo de 2022, Hernández cuenta que participó en un operativo en una bodega situada en la Avenida López Mateos de Granjas Valle de Guadalupe, al sur de Ecatepec, por orden de sus superiores. Hasta allí se desplazaron decenas de elementos porque, supuestamente, se escucharon varios disparos en la zona. Aquel día hubo siete detenidos, según el informe policial al que ha tenido acceso este periódico. Varias de esas personas denunciaron después haber sido torturadas durante su captura. “Ahí se estaba llevando a cabo una fiesta de XV años y ya quedaba muy poca familia”, recuerda la agente Hernández.
Siempre según su relato, explica que nunca entró en la bodega y que su misión fue asegurar el perímetro. De acuerdo al mismo informe, en aquella redada se incautaron dos armas: una pistola 9 mm y una escopeta calibre 12, pero Hernández tiene otros datos. “No encontraron ni una sola arma dentro de ese inmueble. Los mandos nos pidieron 500 pesos (30 dólares) a cada uno para comprar las armas y después las sembraron [las colocaron en el lugar de los hechos]”. También se recogieron 14 cartuchos percutidos afuera del edificio.
Después de aquello, el jefe de grupo le exigió que firmara la detención de una de las personas que había en la bodega, “pero yo me negué porque nunca entré ni vi lo que pasó ahí dentro, así que me amenazaron con que me iban a poner a disposición si no firmaba y una denuncia por lesiones y robo de los detenidos”. En unos videos compartidos por los familiares de los apresados, puede verse a Viridiana muy nerviosa explicándoles que ella nunca tocó o golpeó a esas personas. “Todo está grabado y tenemos las caras de los que participaron en el operativo, no te preocupes”, le dicen. Del otro lado, varios policías, son encarados por los familiares: “No son delincuentes, es pura familia a la que detuvieron y le pegaron a una mujer embarazada”, se escucha decir a un hombre. En otras grabaciones que circulan por redes sociales puede verse el momento en el que más de 20 policías con uniformes de color caqui irrumpen en la fiesta familiar.
La agente cuenta que, tras negarse, comenzó el hostigamiento y el acoso laborall. Hernández fue destinada a vigilar algunos de los lugares más peligrosos de la ciudad sin compañero, le robaron el celular dentro de la estación de policía, hubo meses que dejaron de pagarle la totalidad de su sueldo ―5.500 pesos a la quincena (300 dólares)―, y empezó a recibir mensajes hostiles en redes sociales que ahora se han convertido en amenazas de muerte, desde que el caso se ha hecho más público. “Tengo miedo por mis hijos porque dependen de mí. Tengo un hijo que es autista y yo soy madre soltera”, dice. De los más de 2.000 elementos que trabajan en la policía municipal de Ecatepec, unas 800 son mujeres. Igual que Viridiana, la mayoría son madres solteras.
Casi un año después del operativo de la bodega, el 23 de enero de 2023, Hernández estaba en el punto fijo de vigilancia de Altavilla, bajo un puente peatonal. Eran las 4.00 de la madrugada y se quedó dormida. De repente, apareció el director de la policía y la pilló faltando a sus funciones. “Ese día yo me sentía mal y se lo expliqué, llevaba más de 12 horas patrullando pero le valió y me dijo que me iba a exhibir”. Viridiana asegura que su jefe le pidió sexo oral a cambio de que su falta no trascendiera. Después de aquello, decidió denunciar lo sucedido en la Fiscalía Anticorrupción y cinco días más tarde, en la Fiscalía de la Mujer, donde asegura que los primeros meses no le hicieron caso. Después de la denuncia, la hostilidad fue mayor. “No me daban permiso para comer o para ir al baño. En una ocasión ya no aguantaba y me oriné encima. Ahora estoy enferma de los riñones y tengo que tomar medicamento”.
Hace una semana, mientras se apuntaba con la pistola, dice que le entró una llamada de su hija. “Me dijo que no lo hiciera, que me necesitaba, que mis nietos me necesitaban”. Viridiana estuvo más de una hora encerrada dentro de la patrulla hasta que fue desarmada por la Célula Violeta del Ayuntamiento, una división que se encarga de atender la violencia contra las mujeres a nivel municipal. Entre sus demandas estaban que fueran a hablar con ella el director de la policía y el alcalde, pero ninguno de los dos apareció. La corporación ha determinado que la agente Hernández se someta a una evaluación psicológica para determinar su estado de salud. Mientras tanto ha sido apartada de sus funciones con goce de sueldo. Viridiana asegura que la policía municipal de Ecatepec no cuenta con ningún mecanismo para atender y sancionar el acoso dentro de sus estructura. Cuando ella se quejó, la respuesta que recibió de sus superiores fue un castigo.
Por su parte, la Fiscalía del Estado de México y la Fiscalía de las Mujeres han señalado que realizarán una investigación exhaustiva del caso y de todos los implicados. “La oficial no desempeña labores en este momento y fue turnada al Semin, el instituto que atiende la salud de los trabajadores públicos, para que le realicen una valoración y se le dé terapia psicológica hasta que considere que es apta para portar arma y ser reinstalada en su tarea”, responde a EL PAÍS un portavoz de la presidencia municipal de Ecatepec.
Respecto a la carpeta del caso que está abierta en la Fiscalía y para la que será investigado el jefe de la policía, el Ayuntamiento responde: “Esperaremos a lo que resuelva la Fiscalía del Estado y lo que se determine, lo acataremos porque este caso no es el único. Hay otros expedientes que han denunciado ciudadanos o presuntos delincuentes por abuso de autoridad. La postura de la Presidencia Municipal es respetar lo que diga la autoridad competente”.
Ecatepec es uno de los municipios más peligrosos para ser mujer del país y el Estado de México es la entidad que más feminicidios registra cada año. De hecho, tiene activadas dos alertas por violencia de género. Viridiana ha pensado en irse de la ciudad, pero luego da marcha atrás y responde: “Hago todo esto por defenderme, porque es una buena causa y porque tenemos que lograr dignificar nuestra corporación, limpiar a Ecatepec de toda la sangre que tiene. Y sí, claro que tengo miedo, pero por miedo se pierden las guerras, ¿no?”.