EL UNIVERSAL
Alberto López Morales
Juchitán, Oax. – “Con estos vientos del norte tan fuertes, ¿cómo entran y salen nuestras gentes para comprar víveres, medicinas o ir al médico a Juchitán? ¿Cómo van a salir este fin de semana los maestros? ¡No se puede!”, exclamó la autoridad municipal de Santa María del Mar, José Martínez Juan.
Santa María del Mar, una población ikoots enclavada en una barra de tierra bañada al norte por aguas de la Laguna Inferior del Istmo de Tehuantepec y al sur por el Pacífico, se quedó sin acceso terrestre desde 2009, cuando sus vecinos de San Mateo del Mar cerraron el paso vehicular por un viejo conflicto de mil 300 hectáreas que, según la autoridad agraria, son de Santa María.
Desde entonces, los casi 800 pobladores mareños entran y salen por una de las tres lanchas comunitarias que en un tiempo de 40 minutos atraviesa la Laguna Inferior para atracar en el embarcadero de San Dionisio del Mar. Por ese conflicto con San Mateo del Mar, “estamos acorralados en nuestra propia tierra”, denunció el agente municipal José Martínez Juan.
A partir de hoy y durante tres días, de acuerdo con las alertas emitidas por la oficina regional de Protección Civil, la zona istmeña registrará vientos del norte con rachas de hasta 120 kilómetros por hora capaces de volcar tráileres vacíos, pero pesados. “Con esos vientos, la gente de Santa María del Mar no se arriesgará”, añadió.
“Para cuidar la integridad de toda la población, así como de los profesores de preescolar, primaria y telesecundaria y del personal médico, que debían regresar a Juchitán hoy, decidimos suspender el servicio de las tres lanchas comunitarias. El viento provoca olas muy altas como de cuatro a cinco metros y no deseamos que se repita la tragedia que vivimos en enero de 2017”, explicó.
En ese entonces, el siete de enero de hace seis años, los fuertes vientos volcaron una lancha que minutos antes había salido de Santa María del Mar, provocando la muerte de dos mujeres y un hombre. “Por eso, en estos tiempos es cuando más sufrimos por la falta de un camino terrestre de acceso. Han pasado 14 años desde que nos aislaron, y ningún gobierno nos atiende”, lamentó.
José Martínez Juan dijo que llegó a Juchitán para entregarle sus peticiones de obras al gobierno municipal de Juchitán y aquí lo sorprendieron los fuertes vientos. No sabe si arriesgará la vida cruzando la Laguna Inferior o esperará a que amaine la intensidad de los vientos que al medio día registraba rachas de 120 kilómetros por hora.
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En su pliego de peticiones dirigido a los tres niveles de gobierno, por acuerdo de asambleas anteriores, el agente de Santa María del Mar lleva, en primer lugar, lo mismos que las autoridades que le antecedieron: la construcción de un camino alterno al que cerró San Mateo del Mar y condiciones para que vivan en paz, que dejen de ser violentados en sus derechos.
“También le pedimos a los tres gobiernos que avancen en la operación al cien por ciento de la granja solar para que no nos falte la luz y que nos ayuden a reparar el equipo de bombeo del agua potable, porque llevamos años tomando agua del pozo”. La electricidad y el agua potable, denunciaron desde hace 14 años, fueron cortados desde San Mateo del Mar.
En medio de la timidez, pero con dignidad colindando con la rebeldía, el agente municipal de Santa María del Mar, José Martínez Juan, pidió: “si vas a escribir en tu periódico todo lo que te dije, ¿puedes agregar que desde el año 2014 nuestra clínica de salud está en obra negra? ¿Puedes escribir que necesitamos una clínica en forma y con medicinas?”.