REFORMA
Francisco Morales V.
Cd. de México (04 noviembre 2022).- Un muro de rostros recibe al visitante del Museo Nacional de la Estampa (Munae), todos ellos muy distintos entre sí, pero todos también, a su vez, indudablemente pertenecientes al artista Francisco Toledo.
La melena alborotada, la estampa enjuta, los ojos profundos y tristones, son algunos de los elementos inconfundibles de los autorretratos que, no obstante, a través de una diversidad de formas, técnicas, temas y estilos, apuntalan el título de la exposición: Cada quien con su Toledo.
A inaugurarse este 5 de noviembre, la exposición reúne obra gráfica del artista que abarca su creación entre 1960 y 2018, expuesta de forma cronológica, con algunas de sus series más emblemáticas, desde sus animales predilectos hasta sus acercamientos a la literatura.
El muro de rostros que abre la exposición, explicó la curadora Ana Carolina Abad, sintetiza el propósito de abordar al artista desde todos los ángulos posibles.
“Tiene la intención de mostrar holísticamente todas las facetas de Toledo”, detalló Abad en un recorrido de prensa. “Con este primer muro reforzamos la idea de las diferentes caras, o faces, o expresiones, de un mismo personaje”.
Enfocada exclusivamente en su gráfica, sin abordar la prolífica obra de Toledo (1940-2019) en otros formatos como la pintura y la escultura, la exposición del Munae es una de las revisiones más extensas que se han hecho sobre esta dimensión de su trabajo.
No obstante, con todo y las 180 piezas que la componen, Abad advierte que no pretende ser exhaustiva con la vastísima obra del artista.
“Me mantengo diciendo que no hay espacio que pueda presentar todo lo que hizo Toledo ni en gráfica, ni en el arte, sino siempre va a ser una pequeña muestra, y ésta es una pequeña muestra”, declaró.
“Queremos que sea como un punto de inicio para que el público más joven, o que no ha seguido la obra de Toledo, tenga un indicador de cómo ir explorándolo y por dónde empezar”, abundó.
Para ello, la muestra se divide en tres núcleos temáticos que abarcan, cada uno, dos décadas de creación gráfica.
El primero de ellos, “De Juchitán para el mundo”, muestra la vocación de Toledo durante los años 60 y 70 para experimentar con distintos procesos de elaboración gráfica, con técnicas como aguafuerte, aguatinta, punta seca, litografía, mixografía y xilografía.
“Es un artista muy particular que no necesariamente siguió las corrientes del arte mexicano tan tajantes”, reflexionó la curadora.
“Creo que una de las aportaciones de Toledo es esta sublimación de la tradición mexicana del grabado con la vanguardia que se estaba desarrollando en Europa a mediados del siglo 20 y la exploración de muchas temáticas”, aquilató.
Ya desde esa etapa inicial en su carrera comienza con sus reconocibles retratos de animales, como pollos y cerdos, representados en situaciones humanas, siempre con una mirada irónica, plena de humor e irreverente.
El segundo núcleo, “Toledo: forjador de instituciones” se refiere al periodo de la vida del artista, entre los años 80 y 90, en el que consolidó los centros culturales que dejó como legado, como el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO).
Su obra de ese momento refleja algunos temas políticos, como la serie en la que cuestiona a la figura de Benito Juárez, sus retratos del líder ferrocarrilero Demetrio Vallejo y las obras que hizo para colaborar con la búsqueda del profesor y luchador social Víctor Yodo, desaparecido en 1978.
También destaca la carpeta Nuevo catecismo para indios remisos, una colaboración con el escritor Carlos Monsiváis.
El núcleo correspondiente a las últimas décadas de su vida, “Monos, fábulas y sismos” completa la galería de animales preferidos por Toledo con sus grabados de simios y pulpos.
También algunos intereses tardíos, como sus obras donde retrata a la muerte; literarios, como sus versiones de Pinocho, los libros de Franz Kafka y las fábulas de Esopo, así como las piezas que realizó para recaudar fondos para la reconstrucción de Juchitán tras el sismo del 2017.
Con un programa público en el que se buscará destacar las luchas culturales y políticas abanderadas por el artista, como la defensa del patrimonio de Oaxaca, el maíz nativo y las lenguas indígenas, la muestra permite un acercamiento poliédrico al creador juchiteco.
Cada quien con su Toledo resulta, entonces, una frase adecuada para abordar la vida y obra gráfica de un artista tan diverso, de tantos rostros distintos que, sin embargo, son todos decididamente suyos.