Sociedades colapsadas-acuerdos posibles

 

Jesús Emilio de Leo
De acuerdo a lo que establece el Diccionario de la lengua española de la Real Academia, colapso tiene como significados destrucción, ruina de una institución, sistema o estructura. 
A la sociedad en general debe preocuparle la falta de proximidad entre sus estructuras, integradas por el gobierno, la población, medios de comunicación, sociedad civil organizada y el empresariado. Hace falta una revisión del estado en el que se encuentran las relaciones entre estos sectores. 
A pesar de la sobre-regulación que existe del ejercicio del servicio público no se ha logrado desvincularlo de la imagen de corrupción que pesa sobre él. Las campañas de difusión que emprenden los gobiernos cada vez son menos eficaces en un país donde hay millones de personas que haciendo uso de sus nombres o no, producen mensajes a través de las redes sociales. La veracidad y la credibilidad no son elementos a los que se les otorgue importancia cuando se consume información en las redes. 
La población en general se ha enfrascado en exigir los derechos a los que cree que debe tener acceso sin reparar en que se necesita tener un marco de obligaciones para que puedan existir esos derechos, tal es el caso del pago de impuestos y no solamente del IVA, aunque sea el impuesto más generalizado. Una eficiente recaudación, le permite a un gobierno mejorar sus condiciones de crédito y solicitar empréstitos para financiar obras que deben ser en beneficio de la población, del empresariado, de los medios, etcétera, para que sean aplicados en carreteras, alumbrado, energía, infraestructura tecnológica y de comunicación por mencionar algunos. En este punto es adecuado que surjan distintas visiones respecto a los modelos de desarrollo que pueden prevalecer, no se trata de “neoliberalizar”, pero el argumento fundamental debe ser, generar una planta productiva y eficiente para acercar derechos a la población que debe actuar de manera corresponsable para que en conjunto se realicen ejercicios de priorización, los cuales no deben implicar darle más a unos y menos a otros, bajo la premisa de que ya no hay dinero que alcance para atender el cúmulo de necesidades existentes. 
Un ejemplo de la cara amable de la rudeza de la recaudación es cuando hace posible tener instancias nobles como lo son las instancias culturales, museos, teatros, bibliotecas, salas de cine, instituciones musicales, las cuales también deben obedecer a un diagnóstico de necesidades porque si no a la larga terminan deteriorándose. 
Un punto de partida necesario será la honestidad de la comunicación de los gobiernos para poner en blanco y en negro el estado actual de las cosas, es decir, transparentar qué se tiene y para qué alcanza. Esta acción, aunque parezca simple, no lo es para el mundo político, ya que su característica principal es la de generar expectativas para mantener la inercia de las cosas, pasan de la clientela electoral durante las campañas al mercado de las necesidades durante el gobierno, cuya población al considerar que no han sido satisfechas impulsa una necesidad de cambio constante que ha agotado la opción de partidos políticos existentes. 
Es entendible que a nadie le guste dar malas noticias, menos a los actores políticos quienes siempre andan en la búsqueda de la siguiente campaña electoral, pero el desencanto generalizado está ocasionando el colapso de las sociedades y no sólo el de los partidos políticos, situación que también es grave.