Héctor Torres M.
El general Alejandro Saavedra Hernández, a quien el 4 de septiembre de 2018 el general Salvador Cienfuegos recomendó como su sucesor en la Secretaría de la Defensa Nacional al entonces presidente electo Andrés Manuel López Obrador, y quien es considerado como “el general de la noche de Iguala”, deberá ser localizado por el área jurídica de esa misma institución para cumplimentar una orden de aprehensión en su contra, la más importante de las 20 contra militares anunciadas por la Comisión de la Verdad y el Acceso a la Justicia (COVAJ) del caso Ayotzinapa.
Desde su cuartel en Chilpancingo, como comandante de la 35 Zona Militar, el general Saavedra tuvo acceso directo a las comunicaciones de inteligencia que, en tiempo real, desde las 17:00 en que un grupo de estudiantes salió de la Escuela Normal de Ayotzinapa, dieron cuenta de todas sus actividades y eventos relacionados, incluida la serie de ataques en la que mataron a seis personas, llevaron a la desaparición a 43 y dejaron con muerte cerebral a uno más.
En esta cadena de acontecimientos, señaló la COVAJ, autoridades civiles y militares como el general Saavedra y su subordinado inmediato comandante del 27 Batallón de Iguala, el entonces coronel y hoy general brigadier José Rodríguez Pérez (también con orden de aprehensión), incumplieron su deber de intervenir para salvaguardar las vidas de los civiles desarmados, que estaban bajo ataque a balazos de conocidos criminales de bandas y de policías municipales corruptas.
Además, prosiguió la COVAJ, el 27 Batallón abandonó a uno de sus miembros, el soldado Julio César López Patolzin, que estaba en misión de infiltrar e informar sobre las actividades de los alumnos. Esto se había informado hace un par de años en boca del entonces secretario de la Defensa Salvador Cienfuegos.
Las cosas pueden ser aún más graves; sin embargo, en mensajes de texto que intercambiaron presuntos implicados y en poder de la COVAJ, indican una coordinación constante en la noche del 26 al 27 de septiembre de 2014 entre El Chino y El Negro (dos de los jefes de Guerreros Unidos) y El Coronel (probablemente Rodríguez Pérez) para “arreglar el problema” de los estudiantes que quedaban vivos; asimismo hay reportes de actividades conjuntas esa noche de El Negro y El Coronel, y que los restos de “la mayoría” de los estudiantes asesinados fueron trasladados “al Batallón”, presumiblemente el cuartel de Iguala que está en las cercanías de todos los puntos de ataques contra normalistas.
El general Saavedra Hernández es del arma de artillería y fue comandante de un regimiento de esa arma. Así mismo, fue comandante de la guarnición militar en Puerto Escondido Oaxaca cuando portaba el grado de general brigadier, también intervino en la masacre de Tlatlaya en el Estado de México. Ya como general de brigada fue nombrado comandante de la 35 Zona Militar en Chilpancingo Guerrero el 2 de junio de 2014, y el 30 de junio condujo a sus tropas para proveer seguridad perimetral a las del 102 Batallón de Infantería en esa localidad mientras realizaban las maniobras para encubrir la matanza de esa madrugada.
El alcalde de Cocula en ese momento, César Miguel Peñaloza Peñaloza, declaró a la PGR que el general Saavedra les había recomendado a los exmilitares que comandaron a la policía municipal, que tuvo un rol clave en los ataques contra los normalistas. Nadie ha investigado esa denuncia.
Y el general Saavedra, por casi ocho años, no sólo no fue procesado, sino que recibió una serie de premios y ascensos tan vertiginosa y significativa que lo puso a punto de ser secretario de la Defensa Nacional.
El 20 de noviembre de 2014 a sólo 9 semanas de los crímenes de Iguala y el mismo día en que se produjeron manifestaciones de protesta de dimensiones históricas-, fue promovido de general de Brigada a general de División, mismo grado que aun por jerarquía no le tocaba, por lo menos le faltaba 2 años más para poder ser considerado para la tercera estrella.
Diez días después, el 30 de noviembre, lo elevaron de comandante de la 35 Zona Militar a comandante de la IX Región Militar, que abarca todo el estado de Guerrero, con lo que lo convirtieron en el hombre fuerte, muy fuerte de esa entidad.
El 27 de octubre de 2015, el gobierno de Peña Nieto le otorgó la coordinación de la Estrategia Federal de Seguridad en el estado, con lo cual, además de ser el jefe de cada soldado en Guerrero de la 27 zona militar en Acapulco y de la 35 zona militar en Chilpancingo, así como de la base aérea número 7 en Pie de la Cuesta, adquirió poder de decisión sobre prácticamente todas las corporaciones policiacas que actuaban ahí: federales, estatales y las de todos los municipios que habían aceptado el mando único, más de 7 mil efectivos tenia bajo su mando.
Si verdaderamente se proponía combatir la violencia, el general Saavedra fracasó. Los homicidios y otros delitos siguieron en acelerado crecimiento en todo el estado sobre todo en Acapulco hasta que fue removido de la Región Militar, el 28 de noviembre de 2016.
Pero cayó en cama muy blanda: pasó a ser contralor del Ejército y Fuerza Aérea y, el 1 de diciembre de 2017, a jefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional, dos puestos muy importantes en alto mando de la Sedena.
Nueve meses después, el general Salvador Cienfuegos le propuso al presidente electo Andrés Manuel López Obrador a dos generales de División para ocupar la Sedena, Saavedra Hernández y el subsecretario general Roble Arturo Granados Gallardo que era el de mayor antigüedad en la jerarquía militar.
López Obrador designó en cambio al general Luis Cresencio Sandoval González que solamente llevaba dos años como divisionario (tres estrellas) y que en ese momento se encontraba como comandante de la IV región militar en Monterrey Nuevo León.
Hasta el 2 de marzo de 2021, Saavedra Hernández fue director del Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas, donde aprovecho esa mina de oro para quitarles a muchos militares retirados su pensión y defraudar a otros tantos. Muchos elementos de tropa, oficiales, jefes y hasta generales retirados se quejaban del mal trato que recibían por elementos cercanos a Saavedra Hernández.
Mientras uno de los subordinados del general Alejandro Saavedra, en ese momento el coronel Rodríguez Pérez comandante del 27 batallón de infantería en Iguala, lo que se sabía que era jefe de la sección de Operaciones del Estado Mayor de la Sedena ya como general brigadier. No se sabe si Rodríguez sigue estando activo con el mismo grado o ya con el grado de general de brigada. Hasta el momento el subsecretario Alejandro Encinas apunta a la implicación de José Rodríguez, comandante en ese momento del Ejército en Iguala, en el ataque. Es la primera vez que se señala la participación de militares en la desaparición de los jóvenes. Se asegura que el entonces coronel Rodríguez Pérez ordenó asesinar a 6 de los 43 normalistas de Ayotzinapa días después de desaparecer, el cual fue ordenado por su superior inmediato que era Alejandro Saavedra, “el general del caso Ayotzinapa”.