Uno de los títulos más dulces para cualquier espíritu elevado es el de universitario.
En una época de individualismo exacerbado y en que a cada uno cada vez menos nos definen los títulos, ser universitario es todavía motivo de inflamado orgullo.
Y es que el universitario es quien abreva no solo de la ciencia y el conocimiento disponible, sino además de una larga tradición que se funde con la historia de Oaxaca.
Hoy existen muchas universidades, muy respetables todas ellas.
Pero la UABJO es el tronco, la espina dorsal.
Todas las universidades oaxaqueñas se iniciaron, de una u otra manera, su linaje desde la UABJO.
La UABJO es la universidad pública, la casa del pueblo, el templo del conocimiento democrático, la arena de las libertades y el único medio de movilidad social para muchas y muchos oaxaqueños.
Quien llega a la UABJO llega desde abajo y el límite es el cielo.
En la UABJO se forman profesionistas, pero también ciudadanos. El primer contacto real con el civismo y sus deberes se da en la universidad.
En la universidad el ser humano termina de formarse. Y en no pocos casos, se forma a sí mismo desde su libre albedrío.
La universidad es un gran oráculo que nos devela paso a paso nuestro destino y nuestra misión en la vida.
Mañana lunes, la Facultad de Derecho regresa de cuerpo entero después de dos años de pandemia.
Las y los futuros abogados de los semestres intermedios y finales deben recuperar el tiempo.
Y es deber moral de las y los catedráticos hacerlo posible.
Y es que la Facultad de Leyes es muchas mas cosas que una escuela. Es una comunidad, un equipo, una fraternidad donde todos estamos juntos y revueltos pero cada quien haciendo su parte.
Tuve la fortuna de asistir a la convivencia presencial de entrega de las cargas académicas para este semestre.
Y atestigüé el reencuentro emocionado de colegas que en fraternidad se reconocen, se respetan y se quieren.
De todas las edades, de muy diversas especializaciones, cada quien con diferente método, pero todas y todos reconocidos orgullosamente como profesoras y profesores de nuestra querida facultad.
Para quienes tenemos hoy la oportunidad de ocupar un lugar junto a quienes nos formaron en esas mismas aulas, es un honor poder regresarle a la Facultad y a la Universidad un poco de lo mucho que hicieron por nosotros.
Y yo siempre he creído que no hay mejor manera de honrar y agradecer a nuestros maestros que haciendo por las nuevas generaciones lo mismo que ellos hicieron por nosotros.
Estar frente a grupo reviste siempre una alta responsabilidad, pero cuando se está frente a jóvenes de nuevo ingreso, esa gravedad toma otra dimensión.
Y cuando la materia es Introducción al Estudio del Derecho hay que entregarse en cuerpo y alma.
Las nuevas generaciones necesitan el conocimiento, pero también habilidades y competencias para la vida.
En Oaxaca el maestro universitario debe ser un motivador, un señalador de caminos, un vocero de esperanza.
Y con mis alumnas y alumnos de nuevo ingreso, desde la materia introductoria al derecho, nos vamos a comer el mundo a rebanadas.
*Magistrado Presidente de la Sala Constitucional y Cuarta Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca.