LA POLITICAONLINE
Por Milton Merlo (Ciudad de México). 18/08/2022. Ken Salazar se desmarcó hoy jueves de su narrativa habitual y cuestionó la política de seguridad del Gobierno mexicano. “Es tiempo de resultados en seguridad. Los pueblos tienen el derecho de vivir sin miedo”, expresó el embajador de Estados Unidos.
En el círculo empresarial la postura no sorprende porque ya hace algunos día que Salzar, en privado, señala que la inversión de su país en México está frenada por la normatividad energética y por la inseguridad. Hay un cambio muy visible para quienes acceden al embajador, que da cuenta de futuros roces con la 4T y que tiene su origen en el corrimiento de Joe Biden al centro del electorado.
Hoy por hoy Salazar tiene su respaldo solamente en la Casa Blanca. No ha sido removido del cargo por la relación que gestó con Biden en las administraciones de Barack Obama, como funcionario del gabinete y como senador por Colorado. Pero fuera del Ala Oeste, tal como pudo conocer LPO de fuentes diplomáticas, el embajador está en conflicto permanente con la representante comercial Katherine Tai, con la secretaria de Energía Jennifer Granholm y con el enviado especial para el Cambio Climático John Kerry.
Estos funcionarios alegan que Salazar ha elegido la estrategia de quedar bien con todas las partes y que ese rumbo esta agotado. Tai, fuertemente ligada al sindicalismo de su país, quería activar las consultas del T-MEC un mes antes de la ausencia de Andrés Manuel López Obrador en la Cumbre de las Américas de Los Ángeles. Granholm quiso hacerlo ni bien Morena introdujo su reforma eléctrica en el Congreso.
Kerry vino a la CDMX a una reunión con López Obrador en la última semana de marzo. Salazar le había propuesto el encuentro para negociar dicha reforma, Kerry regresó a Washington con esa idea y al día siguiente López Obrador dijo que la letra de la reforma era innegociable.
Con Antony Blinken la situación es especialmente delicada. En marzo de este año el subsecretario del Departamento de Estado, Brian Nichols, estuvo en una reunión con Salazar y empresarios mexicanos. Se discutía la reforma eléctrica de la 4T. Salazar dijo en reiteradas ocasiones en ese encuentro que había que reconstruir la relación con el gobierno mexicano y llevar la conversación en buenos términos. Nichols salió de la reunión con la noción de que el cambio propuesto no era solo del tema energético, sino que obedecía a un esquema de vulnerar la seguridad jurídica y que el embajador estadounidense no parecía darse cuenta.
Las circunstancias obligan ahora a Salazar a un registro más duro con López Obrador, tanto en las consultas del T-MEC como en las cuestiones de seguridad y frontera. Un detalle: para Blinken el esquema que circula en Palacio Nacional de que se va a blindar la frontera frente a la inmigración a cambio de mayor flexibilidad en los paneles de consulta del T-MEC simplemente no transita.
A Blinken le importa poco o nada la frontera sur de su país frente a un escenario de inestabilidad en cadenas de suministro que puede devenir en mayor inflación y desabastecimiento. Quiere que México cumpla lo firmado en el T-MEC.
Para el secretario de Estado poco o nada significa la frontera sur de su país frente a un escenario de inestabilidad en cadenas de suministro que puede devenir en mayor inflación y desabastecimiento de inventarios. Blinken quiere que México se acople a lo firmado en el T-MEC y que también mejore la seguridad fronteriza. Como dos compartimentos separados.
Otro detalle: Biden se encamina a una derrota contundente en las elecciones de medio termino y esto también obliga a Salazar a preparar un discurso de corte más crítico para con López Obrador, porque los republicanos que van a dominar el Congreso están fuertemente posicionados contra el gobierno mexicano.
Es notable. El último viaje de López Obrador a la Casa Blanca tuvo lecturas directamente contrapuestas en ambos gobiernos. El presidente mexicano entendió que su viaje cancelaba de plano cualquier litigio comercial por parte de los demócratas. Pero tras el encuentro bilateral Biden activó los paneles de consulta del T-MEC que le pueden costar a México sanciones por, al menos 10 mil millones de dólares. A Marcelo Ebrard y Tatiana Clouthier les llevó varias horas asimilar una novedad tan inesperada como inquietante.