Una Guelaguetza culinaria

REFORMA

Teresa Rodríguez / Enviada

Oaxaca, México(07 agosto 2022).-

“El término Guelaguetza, se deriva del vocablo zapoteco ‘guendalezaa’ que significa ‘ofrenda, presente o cumplimiento'”.

Carlos Peña,

cronista

Es la madre de todas las fiestas oaxaqueñas, es jolgorio, colorido, cultura, arte, tradición, es la convergencia del zapoteco, el mixteco, el chontal, el chinanteco en una misma lengua, la de la celebración.

Julio es mes de la Guelaguetza en Oaxaca, ocasión de descubrimiento para el turista y de encuentro para las ocho regiones que conforman su fértil territorio, momento culmen en que sus razas presumen con orgullo lo propio y admiran la otredad.

En Oaxaca no hay fiesta sin banquete. Calendas, danzas, sones, jarabes y chilenas llegan acompañados de productos y sazones emblemáticos: como epílogo de su presentación, cada delegación invitada al convite de los “Lunes del Cerro”, en el Auditorio Guelaguetza, arroja panes, chocolate, pinole, tostadas y otros guiños cariñosos salidos de sus hornos, fogones y metates.

“Chinas oaxaqueñas. Casilda”, se lee sobre el papel de estraza que envuelve un pequeño trozo de chocolate de metate que voló por los aires hasta caer en mis manos.

Guelaguetza: danza, fiesta y un extenso festín culinario

El 90 aniversario de la Guelaguetza fue danza y algarabía, pero también festín culinario. El Centro Cultural y de Convenciones albergó la Feria del Mezcal 2022, donde decenas de marcas ofrecieron degustación de sus productos. Variedad de agaves y estilos, curados, cocteles, sales artesanales, y hasta chiles de agua borrachos alegraron las tardes de propios y extraños.

El café Pluma de Oaxaca, que obtuvo su Denominación de Origen en beneficio de 28 mil productores en 2020, no podía faltar en la fiesta. Los apasionados de la bebida tuvieron para darse vuelo: infusiones elaboradas en prensa francesa, V60, chemex y otros métodos de extracción, café molido o en grano inundaban el aromático pabellón.

Fueron en total 125 expositores, entre mezcaleros, cerveceros artesanales, cafetaleros, empresas del sector agroindustrial y gastronómico los que se dieron cita dentro del recinto.

Cenadurías, taquerías, dulcerías y tejateras tomaron el estacionamiento del Centro de Convenciones para ofrecer la Semana de los Antojos. Quesadillas, tostadas, moles, tacos dorados, barbacoa, garnachas istmeñas, molotes, memelas, empanadas, tlayudas, tamales hubo para todos los apetitos, a precios amigables para el bolsillo. Y para beber: pulque, tepache, aguas frescas, tejate, atole, chocolate y café.

El Centro Gastronómico albergó el Festival de los Moles, en el que reconocidos chefs y cocineras tradicionales ofrecieron una variedad emblemática, en la que no faltó mole negro, coloradito, amarillo, almendrado, estofado, segueza y chichilo.

En la Plaza de la Danza tuvo lugar la Feria del Tejate y el Tamal. Tradicional de San Andrés Huayápam, la bebida de los dioses preparada con cacao y rosita de cacao, se acompañó con tamales típicos de las ocho regiones.

El dato histórico

El Homenaje Racial -antecesor de la Guelaguetza- fue organizado por vez primera el 25 de abril de 1932, con el objetivo de celebrar el 400 aniversario de la fundación de la ciudad de Oaxaca, detalla el cronista Jorge Bueno.

“El término Guelaguetza, se deriva del vocablo zapoteco guendalezaa que significa “ofrenda, presente o cumplimiento”, escribe Carlos Peña.