Juan Manuel López García.
Formalmente arrancó el proceso electoral en México y, con ello, la saturación de fake news. Desde el siglo IV a.C. Platón intentó alejar a la política de la falsedad. Criticó a los sofistas, malabaristas del argumento, que adaptaban su discurso imitando al conocimiento verdadero para crear imágenes falsas pero convincentes. Ahora, veinticinco siglos después, la inteligencia artificial (IA) es la madre adoptiva del sofisma.
La IA permite crear imágenes, audios y videos deepfake que pueden mostrar, por ejemplo, a un candidato “pronunciando” un discurso atroz y ganarse el repudio de los votantes. Ya sucedió: un video falso de Paul Vallas, candidato a la alcaldía de Chicago, expresando su apoyo a la brutalidad policial le costó las elecciones el pasado febrero.
En México, hace unos días se difundió un audio donde supuestamente Marcelo Ebrard pide a sus simpatizantes apoyar a Xóchitl Gálvez. El excanciller asegura que es falso y que fue generado mediante IA. Esto es solo el principio, de aquí en adelante “vamos a ver volar vacas”.
Resulta que el paquete económico que presentó López para 2024 es verdaderamente preocupante, primero porque las cifras que ahí aparecen son aterradoras y dejan ver claro que a corto plazo se vislumbra, salvo un milagro, una gran crisis económica, por lo que la pregunta que surge es, sí le tronará la bomba de tiempo a este gobierno o al que resulte electo, no importa el partido político, en el 2024.
La preocupación inicia cuando, según se desprende de los propios presupuestos presentados, se pretende tener, en el mejor de los casos, un déficit de casi dos billones de pesos, los cuales, para cubrirlos tendrán que ser mediante la contratación de deuda pública, la cual por cierto en los últimos cinco años ha crecido en forma exponencial. Solo veamos, es del triple de la contratada por Vicente Fox, casi el doble de la de Felipe Calderón, y un 53% más que la de Peña Nieto.
La deuda es tan descomunal que de cada cinco pesos que se vayan a gastar el próximo año, al menos uno provendrá de endeudamiento, por lo que al finalizar el sexenio de López arrastraremos un endeudamiento que se incrementó en 6.5 billones de pesos. Nada mal para alguien que durante su campaña y al inicio de su sexenio prometió que no endeudaría más al país, cuando decía: “No nos vamos a endeudar como los gobiernos anteriores que saquearon a México”.
Dicen los voceros del gobierno que eso es falso, sin embargo, de acuerdo a los propios reportes publicados por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en diciembre de 2018 se adeudaban 10.7 billones de pesos y terminaremos el sexenio debiendo 16.6 billones de pesos. ¿Entonces quién miente?
Estas cifras demuestran que durante el sexenio de López la deuda pública se incrementará en un 59% destinándolo a sus obras faraónicas prioritarias y lo peor, tirando dinero a raudales al apoyar las empresas quebradas de Pemex y la CFE; además el gasto en los programas de Bienestar crece un 25.2% y en Energía 273.2%, gasto que provoca ese déficit descomunal.
Se reduce casi a la mitad el gasto en Salud y quitan recursos a las farmacias del ISSSTE, a las Guarderías del Seguro Social, a la Red Nacional de Transmisión de la CFE, y quitan más de mil millones de pesos al mantenimiento de la Planta de Energía Nuclear de Laguna Verde. Ya sabemos que a Morena le gusta ahorrar en el gasto de mantenimiento, como quedó demostrado en el grave accidente del Metro de la Ciudad de México, pero ahora reducir el mantenimiento a una planta nuclear está de miedo. Recordemos Chernóbil en 1986. Por otro lado, en los renglones de Educación, Seguridad y Protección Ciudadana el incremento es de solo el uno por ciento.
Como podemos observar, el déficit y por ende endeudamiento necesario no reunirá el mandato constitucional inserto en la fracción VIII punto 1 del artículo 73 de nuestra Carta Magna que establece que: “ningún empréstito podrá celebrarse sino para la ejecución de obras que directamente produzcan un incremento en los ingresos públicos o, en términos de la ley de la materia, los que se realicen con propósitos de regulación monetaria, las operaciones de refinanciamiento o reestructura de deuda” y lógicamente que utilizar el endeudamiento para el gasto corriente, aumento a las prestaciones de los programas sociales. El Citybanamex considera que el presupuesto parece diseñado para ganar elecciones de 2024. Un ducto de escupe dinerales para llenar las urnas de agradecimento y obras como el Tren Maya que nunca será negocio, o las enormes transferencia de dinero a Pemex, no reúnen ese requisito constitucional, por lo que, de aprobarse mayoriteando por parte de Morena, en las Cámaras del Congreso de la Unión, se podrá promover una acción de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Al no corregir la medida drástica de la programación del déficit del 2004 iremos al despeñadero.
Jugadas de la Vida.
El presupuesto de programas sociales pasó de 281,000 millones de pesos en 2019 hasta 623, 000 millones de pesos en 2023.
Twitter: @Juanmalogar