La identidad del mexicano que ha sido analizada por filósofos y ensayistas como Octavio Paz, en el que desde su punto de vista es compleja, porque somos mestizos y haber surgido de una conquista, por eso vivimos inconscientemente en un conflicto entre dos civilizaciones, la ìndígena y la española. Así como la idea de Samuel Ramos, que reconoce el modo del ser mexicano se moldea a través de su circunstancia. Es así como la perspectiva de nación que tenemos se ha dado desde el chauvinismo, que es un exaltación del sentimiento nacional, o desde el malinchismo que se inclina hacia lo extranjero en detrimento de lo nacional, pero que aún muchos seguimos buscando el justo medio.
Hablar de la Independencia de México siempre evoca sentimientos de libertad, de justicia social, de armonía entre la diversas clases sociales y grupos raciales, de derechos ciudadanos y de una identidad compartida. Aunque los hechos hist6óricos se contraponen a esta apreciación, poco tuvo el proyecto independentista de desinteresado y noble. La idea de romper con el vínculo con España fue le resultado de factores específicos vinculados a intereses personales y de grupo.
Aquellos que de manera entusiasta participaron en la lucha por la Independencia no fueron en realidad los más pobres o los más explotados. Se trató de miembros de una clase privilegiada que ambicionaban desplazar a otra clase privilegiada aún más poderosa. Calcularon muy bien los beneficios que les otorgaría el movimiento independentista y utilizaron para alcanzar sus fines a los pobres y oprimidos, que pues, no tiene nada que perder. Hubo algunos criollos que se unieron al movimiento por razones todavía más siniestras; preservar viejos privilegios que os cambios en Europa amenazaban con destruir. Aunque no faltaron independentistas inspirados por ideales, fueron una minoría y su verdadero impacto en la culminación de la Independencia fue escaso.
Siempre existe un motivo para la rebeldía o rebelión; crisis económica provocada por la Corona, se puede decir que fue un factor determinante del inicio del movimiento de independencia. La gota que derramó el vaso del malestar acumulado en la Nueva España, fue por las frecuentes exigencias de donativos y préstamos al Rey destinados a financiar las guerras en Europa, fue la consolidación de Vales Reales, un verdadero saqueo económico que causaría daños irreversibles y enorme descontento entre 1808 y 1810.
Los mitos de la Independencia de México nos han hablado de juna sociedad ansiosa de libertad. Se nos pinta la imagen de novohispanos con fraternos sentimientos de justicia, se exaltan figuras de los redentores de Indios ansiosos por sacrificar sus vidas en beneficio dee los desposeídos o de lo pensadores que asumen su responsabilidad con la historia. También se nos ha dicho que el fervor nacionalista estaba presente en los corazones de decenas de miles que ya no deseaban seguir siendo súbditos de la Corona Española. Los padres de la Independencia de México sólo buscaban un cambio político que les permitiera ocupar el lugar que tenían los peninsulares. Se acordaron del pueblo cuando reconocieron que aquella chispa de la rebelión sólo podía cundir estimulando la inconformidad social.
Digamos que el pueblo les servía en su lucha contra los peninsulares, pero ese mismo pueblo no era la razón de su movimiento, Con el levantamiento de Dolores, el Cura Hidalgo y los criollos que lo apoyaban obtuvieron lo que buscaban: carne de cañón que muriera por sus intereses. El Cura Miguel hidalgo y Costilla un hombre de Dios, erfa sumamente despiadado con sus enemigos, quien aprovechó los vínculos que había creado con la comunidad y el aprecio que ésta tenía para llevar a su rebaño al sacrificio. EL 16 de septiembre, el C uira de Dolores lanzó su rugido que enardeció a la población, antes de criticar al gobierno y proclamar el retorno de Fernando VII, profirió a los cuatro vientos su grito de guerra: “Viva la Virgen de Guadalupe”. Bien que conocía el cariño que los Indios le tenían a la madre de la tierra. Se identificaba con ella y estaban dispuestos a dar la vida en su defensa. La incorporación de la Virgen de Guadalupe inspiró que no sólo luchaban contra la injusticia, además lo hacían con el visto bueno de la propia madre de Dios. De otra manera, jamás habrían combatido en un movimiento criollo.
Ignacio Allende, el brazo militar de Hidalgo, dudaba sobre la pertinencia de utilizar a los desposeídos en la lucha, temía que se descarrilara y se tornara en baño de sangre; sin embargo se convenció de que sólo utilizando la bandera de la redención social los criollos podían contar con suficientes simpatizantes para enfrentar las armas españolas, así que no se opuso a los planes de Hidalgo y dio visto bueno para el horrendo sacrificio de los desposeídos en beneficio de aquellos privilegiados.
Los oprimidos de la Nueva España, que eran la inmensa mayoría, jamás supieron que en 1808, en la península ibérica, un ejército francés despojó del trono a los bordones. Nunca se enteraron que el visitador José de Gálvez y Gallardo reorganizó la administración tributaria y afectó prerrogativas. Tampoco estuvieron al tanto de que en 1789 el pueblo francés proclamó la soberanía popular sobre el autoritarismo monárquico, o que antes, en 1776, el Congreso Continental de Filadelfia decretó la independencia de las colonias inglesas de Norteamérica. Mucho menos supieron de aquél movimiento intelectual llamado “Ilustración”, que proponía división de poderes y derechos para el individuo. Solo los criollos, siempre ambiciosos, apreciaron el gran panorama y los beneficios que podían obtener de la coyuntura histórica. Ergo, otra es la historia de la Independencia.
Jugadas de la Vida
La verdad es que no hubo ningún grito la noche del 15 de septiembre y las campanas sonaron en la mañana del 16, que era domingo. La noche del 15 fue vuelta noche patria después, porque ese día cumplía años Porfirio Díaz. La Independencia tampoco se logró en 1810, sino en 1821 y su paladín no fue Hidalgo, sino Agustín de Iturbide.
Twitter: @ldojuanmanuel
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