Este domingo, en la comunidad de Paso del Capire, municipio de Apatzingán, agentes de la Guardia Civil y de la Guardia Nacional fueron atacados con explosivos lanzados desde drones mientras patrullaban la zona.
El ataque dejó a un agente de cada corporación herido y expuso nuevamente la creciente militarización del crimen organizado en México. En respuesta, la Secretaría de Seguridad Pública estatal desplegó un operativo conjunto por aire y tierra para dar con los responsables.
El uso de drones con explosivos y minas antipersona se ha convertido en una estrategia recurrente de los grupos criminales, principalmente en Michoacán, Guerrero y Chihuahua. Tan solo el pasado 16 de diciembre, un ataque similar en Cotija, Michoacán, dejó dos soldados muertos y al menos 10 heridos.
Apenas este mes, el 12 de febrero, se registraron detonaciones de minas en Michoacán y Tamaulipas, con saldo mortal, y otro ataque con drones en Chihuahua que dejó a militares heridos.
Mientras la violencia sigue escalando, las autoridades parecen incapaces de frenar el avance del crimen organizado y su arsenal tecnológico.