Educar es desde su origen, conducir, dar cauce, crear las condiciones para que un individuo salga de las tinieblas y se asome a algún modo de iluminación. Bien mirado, todos deberíamos de salir, a la luz del día con día con un claro ánimo de recibir una nueva educación y todos deberíamos igualmente tener la voluntad de ser educadores, aunque fuera en esa minivaluada, pero fundamental materia llamada “sabiduría callejera” (street wise). Con ese afán desde pequeño con sus hermanos, creció y fue formado Carlos Manuel Sada, por sus padres, una familia íntegra y de sólidos valores. Quien añadió a su fructífero desarrollo su afán de aprender desde las aulas con amplios estudios universitarios en la Iberoamericana en la carrera de Ingeniería, para estudiar tres posgrados, uno en sistemas de producción en la Universidad de Newcastle, el segundo, en Desarrollo Regional en la Universidad Técnica de Delft y el tercero en el Instituto de Administración Pública de La Haya.
Su vida profesional pública dio inicios como funcionario en el gobierno de Don Pedro Vásquez Colmenares, que previo a ello fue catedrático en el Instituto Tecnológico de Oaxaca; luego en 1986 fue nombrado Secretario de Desarrollo Social y Económico en su ciudad que le vio nacer, Oaxaca; en el gobierno de Heladio Ramírez López, que a los tres años siguientes decidió trabajar en la Secretaría de Relaciones Exteriores, recibiendo su primer nombramiento diplomático como Cónsul General de México en Toronto, Canadá.
Regresando a Oaxaca para ser postulado candidato del PRI a la Presidencia Municipal en 1992, asumiendo su misión en el año de 1993 concluyendo su encargo en el mes de diciembre del año de 1995. Que ahí fue cuando tuve el gusto de tratarlo, quien se mostró con su natural sencillez, siempre afable, con visión enorme para servir con sus proyectos a su Municipio, lo que hizo con atingencia, con las puertas abiertas y disponibilidad de despachar los planteamientos de las colonias, de política transparente, ajeno a las intrigas palaciegas, que le molestaban, y al pertenecer a una familia de raigambre le fue más dúctil interactuar con todas las clases sociales, siempre con oídos prestos y respuestas como implementar acciones con celeridad. Rodeándose con colaboradores profesionales, y un Cabildo amalgamado que respondió en pro del Municipio que presidió.
Reincorporándose al cumplir con el mandato constitucional de Alcalde, al Consulado de San Antonio Texas, que desempeñó por cuatro años. Acercándose con los migrantes, con interacciones culturales, empresariales, dándoles rostro humano para que se empoderaran, siempre creativo, quien a manera de guisa, organizó un torneo de golf con jugadores oaxaqueños y residentes de ese estado. Cultivando relaciones con actores importantes donde laboraba, lo que no le era difícil por su agradable trato, amplia cultura, permanentemente “con los pies en la tierra” lo que sembró y cosechó múltiples y variadas relaciones humanas durante su prolífica vida tanto laboral como personal.
Continuando como Cónsul General en Chicago durante el periodo comprendido del año 2000 al 2007 y del año 2007 al 2011 ocupó el cargo de Ministro de Asuntos con el Congreso de la Embajada de México en Estados Unidos y del año 2011 al 2013 fue Cónsul de México en Nueva York. En el último año pasó con la igual representación en Los Ángeles, California.
Dado sus talentos comprobados de ser un eximio mediador en todos los Consulados y consolidación innovadora, ante los embates de Trump contra México como lo fue la idea de imponer una barda en toda la frontera de México con Estados Unidos, que además pretendía fuera cubierta por el gobierno mexicano, fue elegido Embajador de México en los Estados Unidos por el presidente Peña Nieto en el año 2016, cargo que previa ratificación ante el Senado de la República Mexicana desempeñó con éxito hasta el año siguiente en 2017.
Asumiendo al final de su vida de funcionario como Subsecretario para América del Norte en la Secretaría de Relaciones Exteriores. Siempre de mente ágil, que al ser un amante del Béisbol (de fabulosa memoria, sabía nombre de jugadores, jugadas importantes, fechas en fin) decía a sus colaboradores en las reuniones de trabajo ¿quién tiene la pelota? Y al contestar alguien que estaba en el ámbito de determinado funcionario, decía “suéltala” es decir resuelve el asunto, no lo demores. Otorgando confianza a ellos; mismos que se sentían más seguros, y operaba las resoluciones de los asuntos con celeridad y eficazmente.
Kay como era conocido por muchos que tuvimos el privilegio de tratar, supo ser leal a sus amigos, amoroso esposo y excelente padre de familia que el pasado jueves ocho del mes cursante partió de la tierra dejando profunda consternación y pesar de todos los que lo apreciamos, y enorme dolor en su esposa María Elena, su eterna musa, bonita e inteligente compañera que siempre caminaron juntos, gozaron su afición a los conciertos de música clásica, desde luego óperas, viajaron asidos de la mano, disfrutando del arte, paisajes, museos, afines a la cultura, y del buen comer; cuidándose uno al otro, amado por sus hijos, querido por sus hermanos e íntimos amigos que mantuvo su estrecha relación desde su niñez con los cuales recientemente convivieron en una comida que organizó Gabriel Sainz.
Son “rara avis” encontrar y tratar en el servicio público a funcionarios íntegros, nada fatuos, tal cual como Carlos Manuel Sada quien dejó un legado de decencia y destreza.
Twitter: @ldojuanmanuel