Jesús Emilio de Leo
Al inicio de cualquier periodo de gobierno siempre entra en juego el factor de la curva de aprendizaje, el cual no es más que el tiempo que debe de transcurrir hasta que el equipo entrante tenga claro el panorama de los asuntos que tiene que atender. Una campaña política resulta ganadora cuando el nivel de expectativa encuentra que las propuestas son atractivas, pero a veces se abusa de ellas con el único propósito de hacerse del poder. En muchos casos se promete construir infraestructura de servicios sin reflexionar en los elementos que se requieren para su operación, es más, aún a costa de la infraestructura existente.
Cada obra nueva requiere dotación de personal para su atención, pagar, servicios básicos como luz, agua, teléfono, servicios digitales, mobiliario, limpieza, seguridad, etc. Construir es fácil, operar y administrar son el problema. En tanto eso ocurre, pasa el tiempo y la infraestructura presenta necesidades de mantenimiento que deben ser atendidas tan pronto sea posible, ya que se aproxima la temporada de lluvias o los temblores generan algunos riesgos.
Hay una gran diversidad de trámites que cubrir con otras instancias, las cuales también avanzan a sus tiempos y de acuerdo a su propio nivel de experiencia.
Y mientras todo esto transcurre, la infraestructura anterior no cuenta con planes de mantenimiento preventivo y generalmente las intervenciones se justifican en la urgencia de su atención o cuando se filtran a la prensa los riesgos a los que se expone a la ciudadanía que acude a ella.
Pero, ¿de quién es la responsabilidad?, la respuesta a esta pregunta generalmente es la acostumbrada, señalar a alguien en particular de no prever los daños que se ocasionaron. La sociedad queda satisfecha con la separación del cargo o la destitución de alguien o simplemente con el linchamiento mediático, pero esto en muchas ocasiones no resuelve todos los problemas porque es son errores estructurales. En política generalmente se piensa en lo nuevo y no en mejorar con lo que ya se cuenta, tal vez la infraestructura nueva no era necesaria, pero es el testimonio de una administración gubernamental. También debemos de entender que el “buen trabajo” queda registrado en la actualización, equipamiento, mantenimiento y uso que se le otorgue a la infraestructura existente.
No todo lo nuevo es oro, ni todo lo anterior son espejitos.