Jesús Emilio de Leo
La disputa entre China y Estados Unidos por controlar los principales ámbitos económicos está derivando en una nueva forma de conceptualización del mundo. Hace unas semanas, John Bolton, quien se desempeñó como asesor de Seguridad Nacional en la administración de Donald Trump, confirmó lo que todos sabían, pero que no podían probar, que Estados Unidos planificaba golpes de Estado en el extranjero y puso como ejemplo a Venezuela.
Esta declaración provino del gobierno más ultraderechista que ha tenido Estados Unidos, después del de Ronald Reagan, quien en conjunto con Gran Bretaña y el Vaticano lograron vencer al bloque soviético a finales de la década de los ochenta del siglo pasado. También le dio sentido a la historia latinoamericana de las décadas de los 60, 70 y 80 del siglo XX, las cuales se suscitaron varios golpes de estado que tuvieron como propósito instaurar dictaduras militares.
La aspiración de las naciones latinoamericanas a tener regímenes que promueven una ampliación de las libertadas civiles siempre ha sido temida por Estados Unidos, país que ha desarrollado grandes industrias culturales productoras de contenidos para mostrar una visión de una nación que promueve el desarrollo y que se considera a sí misma como la tierra de las oportunidades.
El fracaso de la guerra de Vietnam, el asesinato del católico Kennedy, la destitución de Nixon, el bloqueo a Cuba, los escándalos sexuales de Clinton, la llegada de Obama como primer presidente de origen afroamericano y el gobierno de Trump, son episodios que le han significado a Estados Unidos, el cuestionamiento internacional a su idea como modelo global de desarrollo económico.
Después de la victoria sobre el bloque de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y aceptando que el capitalismo como modelo tiende a generar crisis económicas recurrentes, además de que no elimina la pobreza, Europa le dio entrada a un modelo que buscaba darle sentido al desarrollo social, y así surgió la socialdemocracia, gobiernos electos por vía democrática que respetaban las reglas del mercado pero que impulsaron la incorporación de una agenda social para la definición de políticas públicas. Tuvo su auge en los noventa y llegó a América Latina con aquella generación que promovía el liberalismo social, que en México tuvo a su principal exponente en Carlos Salinas de Gortari. El ánimo contagió a varios países latinoamericanos que después fueron calificados como los peores gobiernos que encarnaron el capitalismo.
Un hecho significativo de la época tuvo lugar el 1 de julio de 1997, fecha en la cual el Reino Unido le devuelve la isla de Hong Kong a China, considerada la isla financiera más importante reintegrada a un gobierno socialista.
Este hecho permitió que el antiguo modelo socialista chino incorporara elementos de una economía de mercado a nivel internacional, lo cual fue visto por especialistas como una evolución del modelo económico social chino.
En América Latina, la desacreditación de quienes se desempeñan como políticos y su corrupción, ha derivado en la idea de construir un modelo de desarrollo que reconozca a los grupos que habitualmente han sido marginados, el cual ha empezado a tener sus primeras conquistas en Chile y en Colombia, naciones que tienen marcadas diferencias con Venezuela, Bolivia Nicaragua y Cuba, pero que se reconocen mutuamente y son respetuosos de sus procesos históricos. La llegada de Biden después de Trump al gobierno norteamericano ha implicado cambiar las formas de relación con quien se asumía el tutor de América.
Paulatinamente, Estados Unidos ha ido cambiando la producción de su consumo cultural, en una franca aceptación de los cambios que se han detonado en el mundo. El cómic o las historietas animadas como principal fuente ideológica se ha ido transformado en los últimos años, Peter Parker personaje que encarna a Spider Man murió y su papel ahora es desempeñado por Miles Morales, joven casi niño afroamericano de Brooklyn y las mujeres desempeñan papeles cada vez más destacados en estas series.
Indudablemente la cosmovisión generacional del mundo está cambiando, el mundo está dando un giro a la izquierda y a Morena le quedan varios años en el gobierno, llegando a convertirse prácticamente una fuerza homogénea, al igual que como lo fue el PRI, pero la gente espera que haya marcadas diferencias en la forma en la que ejercerán el poder.